Allende
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Para vencer al hombre de la paz
Tuvieron que congregar todos los odios
Y además los aviones y los tanques,
Para batir al hombre de la paz
Tuvieron que bombardearlo
Hacerlo llama
Porque el hombre de la paz era una fortaleza…
Mario Benedetti
El 11 de setiembre de 1973 era el día fijado por el presidente Salvador Allende para anunciar su intención de convocar a un referéndum constitucional como forma de superar la crisis política. Chile vivía una profunda crisis generado por la presión y bloqueo del imperialismo y los constantes ataques de la oposición de derecha, y algunos sectores de la izquierda, para derrocar al gobierno de la Unidad Popular (UP). En ese contexto Allende presentó su idea de reforma. Si perdía convocaría a nuevas elecciones.
Todos los testimonios, y documentos desclasificados, afirman que esa anuncio decidió a los golpistas a adelantar el golpe para el 11 de setiembre.
Informado del levantamiento de la Marina en Valparaiso, Allende se dirigió de inmediato a su despacho en el palacio presidencial de La Moneda. Para él era indispensable estar en su puesto.
El levantamiento militar fue brutal y salvaje. Se bombardearon sin piedad fábricas y facultades ocupadas, el mismo Palacio de la Moneda, en una acción que recibió la repulsa mundial. Se dice que cuando la aviación chilena llevó a sus aviones, que eran de origen británico, para hacerles mantenimiento en el Reino Unido, los trabajadores de la fábrica se negaron a hacerlo en solidaridad con sus compañeros chilenos y en repudio al bombardeo.
Fue tan brutal la represión que logró, en pocas horas, desarticular cualquier posibilidad de resistencia. Los trabajadores carecían de armas para enfrentar a los golpistas y quedaron inermes frente a los tanques y las ametralladoras.
Se sabe que los militares manejaron la posibilidad de permitir la salida de Allende para que viajara al exterior, cosa que el presidente rechazó. La idea era derribar el avión para matar al mandatario y sus colaboradores y familiares.
Aunque algunas versiones, compartidas por su familia, indican que Allende se suicidó, testimonios de algunos allegados indican que el presidente luchó hasta que fue abatido por un oficial golpista. Su cuerpo fue acomodado para dar a entender el suicidio, lo que nunca pudo ser probado.
Tras la caída del gobierno se desató una represión salvaje con un elevado costo en muertos preso, desaparecidos y exiliados.
Las heridas del golpe de 1973 siguen abiertas en el país. Ninguno de los gobiernos ha querido, o ha podido, restañarlas.
Hoy una parte de Chile recuerda la caída de la democracia, de un proceso de cambios radicales, pero otra parte, no pequeña prefiere callar para no dar rienda suelta a su satisfacción por el comienzo de un proceso político que instauró un sistema económico y social aun vigente.