Por medio de su cuenta en Twitter, el exgobernante de Colombia (1994-1998) aludió al reciente estudio divulgado por el influyente diario estadounidense The New York Times sobre las elecciones del 20 de octubre último en Bolivia y que desmiente a la OEA sobre un supuesto fraude.
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Las revelaciones de este rotativo coinciden con otras de especialistas del Laboratorio de Ciencia y Datos Electorales del Instituto de Tecnología de Massachusetts, que descartan el fraude denunciado por la OEA en las pasadas elecciones presidenciales de Bolivia, recalcó.
En opinión del también exsecretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, estas revelaciones deben ser motivo de vergüenza para la organización regional.
El proceso electoral de Bolivia fue cuestionado por la OEA en un informe, a partir de supuestas irregularidades relacionadas con una detención preliminar del conteo de votos, el sistema informatizado, falsificación de firmas, alteración de datos y una cadena de custodia deficiente.
Bajo el título ‘Una elección amarga. Acusaciones de fraude. Y, ahora, una reconsideración’, The New York Times señala que un minucioso examen de los datos de las elecciones bolivianas sugiere que el análisis inicial de la OEA, que planteó dudas sobre fraude electoral y ayudó a derrocar al presidente Evo Morales, fue defectuoso.
El diario estadounidense recuerda que ‘la caída de Morales allanó el camino a un gobierno provisional de extrema derecha, liderado por Jeanine Áñez Chávez, que aún no ha cumplido el mandato de supervisar nuevas elecciones’.
‘El nuevo gobierno ha perseguido a los partidarios del expresidente, silenciando a la disidencia y trabajado para consolidar su control del poder’, enfatiza.
Asimismo, en el artículo ¿Ganó Evo?, publicado en febrero último por el diario estadounidense The Washington Post, los investigadores del Laboratorio de Ciencia y Datos Electorales del Instituto de Tecnología de Massachusetts, John Curiel y Jack R. Williams recuerdan que tras el informe de la OEA, la maquinaria golpista echó a andar hasta consumar la renuncia de Morales a instancias de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Sin embargo, en su investigación no encontraron evidencia para respaldar el reclamo de fraude electoral que sirvió de justificación a la derecha boliviana para dar el golpe de Estado y apoyar la instauración de un gobierno de facto.