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Lacalle: entre la incoherencia y el marketing

Alternancia y brecha

Por Enrique Ortega Salinas.

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La derecha está repitiendo hasta el hartazgo (buscando que la reiteración convierta una falsa premisa en verdadera) que la alternancia en el poder es buena. Es una falacia. Si un partido de gobierno está haciendo las cosas bien, ¿por qué cambiarlo por otro que cuando tuvo la oportunidad hizo un verdadero desastre? Si tienes buenos empleados, ¿por qué cambiarlos por otros con pésimos antecedentes?

Ahora, si están tan convencidos de tal premisa, ¿por qué no la repiten en aquellos departamentos donde llevan décadas gobernando? Y si alcanzan la Presidencia en esta ocasión, ¿se presentarán a elecciones dentro de cinco años, o dirán que no para ceder el paso a otro partido ya que la alternancia es buena per se?

Hablan de la brecha, copiando al dedillo la campaña que llevó al poder a Mauricio Macri, y se refieren con tal término al odio que separa a la sociedad políticamente. Sin embargo, ellos practican la lucha de clases como nadie y el odio les chorrea por las mangas cada vez que hablan o escriben. Cuando la izquierda advierte lo que pasará si gana la coalición conservadora, se enojan diciendo que es una falta de respeto insinuar que adoptarán medidas impopulares; pero no se trata de conjeturas malintencionadas, sino basadas en la experiencia: ya lo hicieron cuando fueron gobierno. Por si fuera poco, están atrapadas en video las expresiones del propio candidato neoliberal expresándose contra la ley de ocho horas de los trabajadores rurales, en contra del incremento del salario real y a favor de endeudarnos nuevamente con el Fondo Monetario Internacional.

Los periodistas afines al proyecto restaurador recuerdan con horror la frase de Graciela Villar, como si hubiera dicho una mentira; pero no tienen cómo negar la realidad: esto es entre los defensores del pueblo y los defensores de los intereses de la oligarquía, aunque ellos, al mejor estilo de Mirtha Legrand, se escandalicen del término.

 

Mayoría parlamentaria

Otra falacia que usan como caballito de batalla es que no se puede gobernar sin mayoría parlamentaria, por lo que Daniel Martínez estaría descalificado como candidato y Lacalle sería la mejor opción porque ya la coalición derechista se la asegura. Sin embargo, en el mismo discurso, critican al Frente Amplio por haber gobernado con mayoría parlamentaria y afirman que eso no es bueno.

A veces cuesta seguir el hilo de sus razonamientos.

 

Marketing

Todo en Lacalle Jr. es marketing. La estrategia de campaña es llamarle solamente Luis, para que no lo asociemos con el gobierno nefasto de su padre. Cada gesto, cada asomo de lágrima, cada quiebre de voz, cada fotografía y cada palabra… todo está debidamente estudiado y ensayado. En eso le lleva una gran ventaja a Daniel Martínez, que tiende a improvisar y, a decir verdad, no siempre le sale bien.

Como suelo decir, un candidato es como un dentífrico: se vende con una sonrisa y mucho dinero invertido en publicidad. Lacalle es eso: un producto que la derecha está imponiendo con éxito. Hubo que pulirlo y ha mejorado mucho, aunque cada dos por tres mete la pata y demuestra su enorme ignorancia en temas fundamentales para el país. Ya no asombra oírlo proponer cosas como si fueran ideas geniales, cuando ya están hechas o están haciéndose. Entre muchos ejemplos recientes, está su espectacular idea de construir un puente entre Bella Unión y Monte Caseros, proyecto que ya está estudiado por este gobierno y se busca el financiamiento.

Tiene a favor su juventud y una cuidada y buena presencia personal, a lo que debemos sumar su familia, que realmente le suma puntos cuando sube al escenario, dicho esto con toda sinceridad y respeto. El problema es que Lacalle es solo eso: imagen.

Debo decir también, a su favor, que ha hecho las cosas muy bien para lograr que todo el arco opositor le apoyara desde antes de las internas, aunque ahora el Partido Nacional y El País tendrán que dejar de usar la etiqueta de “colcha de retazos” al referirse al Frente Amplio. Siempre cuestionaron a esta fuerza política por haber unido en un solo partido a democristianos, socialistas, socialdemócratas y comunistas (yo agregaría a wilsonistas y batllistas) y ahora son ellos quienes muestran orgullosamente una alianza que va desde el centro hasta la ultraderecha. Ya no es malo lo que antes lo era. Eso sí, los unen el dogma neoliberal y el odio hacia el Frente Amplio.

 

Corrupción

Hablan de auditorías para combatir la corrupción; sin embargo, por séptima vez han impedido un juicio político al Intendente de Colonia Carlos Moreira. O sea, lo echaron, pero lo mantienen. Bascou sigue en su lugar. Peña sigue en su lugar. La mayoría de las intendencias blancas están llenas de casos de corrupción, nepotismo y escándalos varios, pero los capos siguen allí. También sigue allí el senador que habría acosado a un policía para mantener relaciones sexuales, siendo tanta la insistencia que el funcionario se vio obligado a llamar a la seccional. No le critico su orientación sexual, le critico el acoso y la hipocresía, porque el mismo legislador se opuso a la ley de matrimonio igualitario, como muchos de su partido.

 

Teatro para la gilada

Mieres hizo teatro simulando que le ponía condiciones a Lacalle para aceptar integrarse a la coalición conservadora y mostró una gran preocupación por los derechos humanos, pero no le hizo asco a una alianza que incluye a tipos como Radaelli (secuestrador y asesino del chileno Berríos), García Pintos -ultraderechista defensor de cuanto violador, torturador y asesino uniformado ande en la vuelta- y a los mismísimos autores de la Ley de Caducidad.

Novick se queja (y coincido con él) de los políticos que cobran por hacer nada, pero no le hace el mínimo reproche a Lacalle, cuyo segundo nombre debería ser “ausente”, a juzgar por los siguientes datos:

Cuando se votó contra Venezuela, no estaba en sala.

Cuando se votó la ley contra la violencia de género, estaba de licencia.

Cuando se votó la ley de Inclusión Financiera, no se presentó.

Cuando se votó la creación del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), estaba de licencia.

Cuando se votó el formato actual de los Consejos de Salarios, estaba de licencia.

Cuando se votó el Fondo de garantías de créditos laborales, estaba de licencia.

Cuando se votó la ley de inmuebles urbanos vacíos y degradados, estaba de licencia.

Cuando se votó la ley de insolvencia patronal, estaba de licencia.

Cuando se votó la adopción para parejas homosexuales, no estaba en sala.

Cuando se votó la ley de inmuebles urbanos vacíos y degradados, estaba de licencia.

Cuando se votó el derecho a la identidad de género, estaba de licencia.

Cuando se votó la reforma de la Caja Militar, estaba de licencia.

Cuando sí estuvo fue para oponerse a las leyes de concubinato, interrupción voluntaria del embarazo, matrimonio igualitario y también para votar en contra de la creación del Fondes.

 

Así son

Muy poco de nacionalistas tienen estos blancos y sus aliados. Siempre están tratando de enlodar al Uruguay frente al mundo. Han dicho que intercedieron ante las calificadoras de riesgo para que no le bajaran el grado inversor al país (mentira brutal y ridícula, por cierto), pero a la vez tratan de espantar a los inversores mostrando al Uruguay como lo peor.

Tal como ha señalado Leandro Grille: el spot “hechos, no palabras”, del Partido Nacional, incluye entre los “fracasos” de la gestión del Frente Amplio el proyecto de megaminería a cielo abierto de Aratirí. Al acusar al Estado uruguayo, el Partido Nacional le da la razón a la multinacional que está litigando contra Uruguay por 3.500 millones de dólares, el 6% del PIB. El informe experto a favor de la multinacional lo hizo un dirigente del Partido Nacional, que fue ministro de Lacalle y senador del Partido.

Critican a UPM, pero, si ganan, bien que se van a jactar de la baja del desempleo que vendrá en pocos meses gracias a ese y otros emprendimientos.

Dicen que todo está mal, pero organizaciones internacionales no dejan de elogiarnos. En los primeros días de noviembre, durante una actividad el Centro de Formación Internacional de la OIT, que contó con la participación de sindicalistas de toda América, el representante de los trabajadores del BPS, Carlos Clavijo, habló de las notorias diferencias existentes entre la realidad de Uruguay y el resto del continente en materia de derechos y Seguridad Social, señalando que: “A veces en Uruguay no valoramos lo que hemos conseguido; tal vez haya gente que no vea en nuestro propio país todo lo que hemos avanzado en materia de protección social y tienen que venir de afuera a elogiarnos para que nos demos cuenta”. “Nos elogian el sistema de seguro de desempleo, la licencia por paternidad, por maternidad, el Sistema de Cuidados, el Sistema Nacional Integrado de Salud y que el 97% de la población esté bajo protección de la Seguridad Social”. “En el continente nos destacan como ejemplo de Seguridad Social. Uruguay es mirado como un caso modelo en relación a la protección de derechos”.

Hablan de dialogar, pero no quieren representantes de los docentes en la ANEP y consideran adversarios a los sindicatos.

Hablan contra la inseguridad, pero Lacalle propone eliminar la tolerancia cero con el alcohol en un país cuya principal causa de muerte son los accidentes de tránsito, según la Organización Panamericana de la Salud.

Cuando Daniel propone hacer determinada cosa en su gobierno, cualquiera sea la propuesta, los derechistas siempre preguntan por qué no lo hicieron cuando fueron gobierno, pero cuando ellos proponen algo, parecen olvidar que también fueron gobierno y no lo hicieron.

Critican la “dictadura” venezolana, pero miran para otro lado cuando regímenes de derecha como Arabia Saudita, Israel, Colombia, Perú, Chile y Brasil violan los derechos humanos. Que en Colombia se asesine a un dirigente social cada cuatro días, no les merece el menor comentario.

Se quejan de una campaña sucia y se muestran como las víctimas. ¿Se referirán a cuando Lacalle se quejó del aumento de la mortalidad infantil, cuando estaba en una baja histórica? ¿A cuando dijeron que el hijo de Astori era gerente del Antel Arena y su hija gerente de un museo adquirido por el MEC? ¿A cuando dijeron que Astori estaba de vacaciones en vehículo oficial? ¿A cuando la esposa de Manini (socio de los blancos) dijo que si gana el FA no habrá más elecciones democráticas? Hace poco denunciaron a Sartori por pagar una campaña sucia contra Lacalle, pero luego de las internas, como precisan su dinero y votos, la retiraron.

Quizá algunos de estos detalles expliquen el resultado de la encuesta de Equipos, que da al favorito Lacalle perdiendo 7 puntos en tiempo récord y a Martínez ganando 3. El Frente comienza a respirarle en la nuca a la coalición conservadora y los pocos días que faltan para la elección parecen una eternidad para la derecha.

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