Por Pablo Silva Galván
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Angela Davis está en Montevideo. Y esto por si solo es un acontecimiento histórico. Es que la activista y militante estadounidense es una referente mundial de la lucha feminista, antirracista y por los derechos humanos. Formada en la brega contra la discriminación racial y con activa militancia en el Partido Comunista -llegó a ser candidata a la vicepresidencia por esa organización-, Davis ha devenido en símbolo de un mundo mejor. Su presencia es “una imagen de futuro”, dijo a Caras y Caretas Federico Graña, director de Promoción Socio Cultural del Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
“Es una personalidad de muchísima importancia a nivel mundial, significa una historia de mucha dignidad, de mucha resistencia. Para mí, es mucho más futuro que pasado”, precisó Graña.
Para el funcionario, los análisis contenidos en la obra de Davis, “vinculados a la interseccionalidad de las desigualdades”, son “una forma de analizar la realidad de manera muy grande y potente. Nos permiten generar sujetos políticos mucho más complejos”.
Davis es marxista y ha tenido una dilatada trayectoria en el Partido Comunista de su país, al que se afilió en 1969 y le valió la persecución del establishment. Ronald Reagan, por entonces gobernador del estado de California, presionó para que la profesora Davis fuera expulsada de la universidad, donde enseñaba filosofía.
Este aspecto fue resaltado por Graña. Partir del análisis marxista de las sociedades contemporáneas es lo que llevó a Davis primero a combatir el racismo y luego a una definición por la lucha feminista y antipatriarcal. “Ella entiende su realidad, primero desde el marxismo, después llega a la causa antirracista y después comienza a abrazare la causa feminista. En un proceso muy interesante”.
Utilizar el marxismo para el análisis de las sociedades y de las diferentes formas de discriminación es también una forma de lucha en estos tiempos en que, para el sistema y sus intelectuales y periodistas orgánicos, se trata de una ideología devaluada.
“Es como dice [Joan Manuel] Serrat: se llenó de pobres el recibidor y pregunta si no se enteraron de que Marx está muerto y enterrado (“Disculpe el señor”). Hay muchos análisis que hizo Marx que son tan vigentes hoy como en su tiempo. Esas cuestiones están vigentes, que los aparatos de dominación, que ciertos sectores digan otra cosa es otro problema. Supuestamente con la caída del socialismo real íbamos a vivir en un mundo con plena libertad, y el liberalismo y la democracia y la mejora permanente y el fin de la historia. Y acá está el fin de la historia: con más concentración de riqueza, con gobiernos casi fascistas”.
Cargada agenda
Angela Davis llegó a Montevideo el miércoles y permanecerá en el país hasta el fin de semana. En el primer día de su visita compartió una actividad con autoridades y funcionarios del Mides en el Museo del Carnaval. En la ocasión, las autoridades de la cartera, encabezadas por la ministra, Marina Arismendi, y la subsecretaria, Ana Olivera, explicaron el alcance del trabajo del ministerio en materia de inclusión social y racial, igualdad de género y diversidad sexual.
El jueves estuvo presente en la presentación de la Rendición de Cuentas del Plan de Equidad Racial y Afrodescendencia, que se realizó en la Torre Ejecutiva. Esta actividad, desarrollada en el Día de la Eliminación de la Discriminación Racial, dio marco para la constitución del Consejo Nacional de Equidad de Género y Afrodescendencia.
Una de las actividades culminantes de su presencia en Montevideo se verificará esta noche cuando brinde una conferencia en el Teatro Solís. Será a partir de las 18 horas. En la ocasión será galardonada con la distinción de Visitante Ilustre por la Intendencia de Montevideo. La conferencia será transmitida en vivo por TV Ciudad, Radio Uruguay y la página de Facebook del proyecto Horizonte de Libertades, uno de los promotores de la visita de Davis a Uruguay.
Posteriormente, el sábado, recibirá el título de Doctora Honoris Causa de la Universidad de la República. Será en un acto a realizarse en la vía pública. “Creo que la Universidad de la República haga un acto callejero para hacerle un reconocimiento a la trayectoria de Angela Davis es algo muy importante, que habla muy bien de la Universidad”, subrayó Graña.
Una vida de lucha
Angela Davis nació en el profundo sur de Estados Unidos, en la ciudad de Birmingham, estado de Alabama, uno de los centros de actividad de la ultraderecha racista del Ku Klux Klan. “Entre los más vivos recuerdos de mi infancia está el de la casa que fue dinamitada frente a la nuestra”, recuerda. Un claro ejemplo de la violencia que se vivía en esa ciudad.
Su padre era propietario de una estación de servicios y su madre, maestra.
Desde pequeña acompaña a su madre a las marchas en reclamo de derechos y comienza a vivir el clima de la época, signada por la lucha de la población negra y contra la guerra.
En octubre de 1963, tras culminar sus estudios secundarios, se inscribe en la Sorbona de París. Estudia filosofía. Es alumna de Herbert Marcuse. Posteriormente se traslada a Fráncfort para estudiar en la Universidad Goethe.
Seis años después ingresa como profesora a la universidad de Los Ángeles. No obstante la hostilidad del FBI y las autoridades locales, por su condición de mujer negra y comunista, logran su expulsión; y el comienzo de uno de los capítulos clave para entender su lucha.
En esos años participó en una campaña para mejorar las condiciones en las cárceles, interesándose por el caso de George Jackson y W. L. Nolen, dos afroamericanos que establecieron un centro del partido de las Panteras Negras mientras estaban en la prisión Soledad, en California. El 13 de enero de 1970, Nolen y otros dos prisioneros negros fueron asesinados por uno de los carceleros.
El 7 de agosto de ese año, el hermano de George Jackson, Jonathan, de 17 años, irrumpió en la corte del condado Marin con una ametralladora y, tras tomar como rehén al juez Harold Haley, demandó que George Jackson, John Cluchette y Fleeta Drumgo fueran liberados. Jonathan Jackson fue herido de bala y asesinado cuando se alejaba de la corte en automóvil.
En los meses siguientes, Jackson publicó dos libros, Cartas desde la prisión (Letters from Prison) y Soledad Brother. El 21 de agosto de 1971, George Jackson fue ametrallado en el patio de la prisión de San Quintín. Llevaba una pistola automática de 9 mm y se afirmó que el arma había sido introducida en la prisión por Davis.
Angela se fugó, pero fue arrestada dos meses después en un motel neoyorquino. En el juicio fue absuelta de todos los cargos. Sin embargo, el gobernador de California y futuro presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, pidió que a Angela Davis no se le permitiera dar clases en ninguna de las universidades estatales.
Tras su liberación, trabajó con organizaciones dedicadas a denunciar las arbitrariedades dentro del sistema penitenciario y a defender a sus víctimas. En sus trabajos señaló que la cárcel “funciona ideológicamente como un emplazamiento abstracto en el que se deposita a los indeseables, descargándonos de la responsabilidad de pensar sobre los problemas reales que afligen a aquellas comunidades de las que los reclusos son separados en un número tan desproporcionado. Este es el papel ideológico que juega la prisión; nos exime de la responsabilidad de enfrentarnos seriamente con aquellos problemas producidos por el racismo y, de manera creciente, por el capitalismo global”.
Posteriormente trabajó como conferenciante de estudios afroamericanos en el Colegio de Claremont, de 1975 a 1977. Fue catedrática en Estudios de Etnia y de la Mujer en la Universidad Estatal de San Francisco.
En las últimas décadas se dedicó a analizar la interacción entre machismo, racismo y clasismo. En este sentido señala: “El feminismo debe incorporar una conciencia del capitalismo, al menos el feminismo con el que me identifico yo, pues hay muchos feminismos, ¿no? Tiene que incorporar una conciencia del racismo, del colonialismo, de las poscolonialidades, de la capacidad y de más géneros de los que nos podemos llegar a imaginar, y más sexualidades de las que jamás pensamos que podríamos nombrar. El feminismo no sólo nos ha ayudado a reconocer una gama de conexiones entre discursos e instituciones e identidades e ideologías que con frecuencia tendemos a considerar por separado. También nos ha ayudado a desarrollar estrategias epistemológicas y organizativas que nos llevan más allá de las categorías ‘mujer’ y ‘género’. Y las metodologías feministas nos incitan a explorar conexiones que no siempre son aparentes. Y a habitar contradicciones y a descubrir lo que esas contradicciones tienen de productivo. El feminismo insiste en métodos de pensamiento y acción que nos incitan a pensar en conjunto sobre cosas que parecen estar separadas y a separar cosas que naturalmente parecen ir juntas”.
Reconocimiento
En 1979, Angela Davis visitó la Unión Soviética, donde recibió el Premio Lenin de la Paz e hizo un profesorado honorario en la Universidad de Moscú. A inicios de los años 1990, regresó a la Universidad de California. En 1980 y 1984, Davis se presentó a las elecciones presidenciales integrando la fórmula del Partido Comunista junto al histórico dirigente de esa organización Gus Hall.
En 2006 fue galardonada con el premio Thomas Merton, en reconocimiento de su lucha por la justicia en Estados Unidos y en el mundo.
Angela Davis fue objeto de atención de artistas a lo largo del mundo, entre ellos el cubano Pablo Milanés, quién en 1971 compuso su “ Canción para Angela Davis”. En 1972 los Rolling Stones, en su disco doble Exile on Main St., le dedicaron la canción “Sweet Black Angel”. Y como no podía ser para menos, ese año John Lennon y Yoko Ono la apoyaron con la canción “Angela” de su álbum Some Time in New York City.
Ya en 2010 Yannick Noah también le dedicó una canción, “Angela”. El grupo de rap Los Chikos del Maíz mencionaron su incidente con Nixon en la canción “La estanquera de Saigón”, un homenaje a la clase.