Este impuesto (llamado «aporte solidario») aportaría a las arcas del Estado 307 mil millones de pesos y es promovido por el Frente de Todos. El proyecto, para el que se cuentan los votos en la cámara baja, es promovido por los diputados Carlos Heller y Máximo Kirchner y desde ya cuenta con la oposición de Juntos por el Cambio (radicales).También se oponen grupos con representación menor en el Congreso, como el interbloque Federal; la Unidad Federal para el Desarrollo y Acción Federal.
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El texto del proyecto dice que aquella personas físicas que cuenten con fortunas superiores a los 200 millones de pesos deberán realizar un aporte solidario extraordinario (de una tasa del 2%) para afrontar las consecuencias de la pandemia y apoyar el camino de la recuperación económica.
Los dos diputados del Frente de Izquierda (FIT), Romina del Plá y Nicolás del Caño, anunciaron que se abstendrán, poniendo objeciones a que el impuesto sea «por única vez» y anunciando que en la sesión plantearán un proyecto propio que plantea reformas estructurales y «una salida integral a la crisis».
Del Caño argumenta la abstención del FIT expresando que «un impuesto a las grandes fortunas no puede ser utilizado para cubrir el ajuste del Fondo Monetario Internacional». Refiriéndose al proyecto presentado por la izquierda expresó que el mismo «es parte de un programa integral que plantea el desconocimiento de la deuda externa fraudulenta, ningún pacto con el FMI, la nacionalización del sistema bancario para poner en resguardo los ahorros y tener crédito barato para la construcción de viviendas, el monopolio del comercio exterior para cuidar las divisas y evitar las maniobras fraudulentas de los importadores y exportadores». Asimismo, exhortó a la CGT y la CTA a que «rompan su seguidismo al Gobierno» y «pongan a la cabeza un plan de lucha para enfrentar el ajuste en curso».
Del Plá, por su parte, señaló que el proyecto del Frente de Todos «encubre el hecho de que en este momento se toman todas las medidas del FMI», como el « robo de la movilidad jubilatoria y una fórmula divorciada de la inflación que recrudece, se anula el IFE» (bono que favorece a las familias más vulnerables) y «se suben las tasas de interés y se le ofrece al FMI un presupuesto de ajuste».
Acuciada por el confinamiento y los efectos de la pandemia de coronavirus (que ya cuenta con más de 1.250.000 afectados, superando los 35 mil fallecimientos por esa causa) y con índices de pobreza e indigencia que superan el 40%, el impuesto extraordinario propuesto puede ser un alivio para un país que padece la recesión más profunda de su historia.