Por Víctor Carrato
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Ambos fueron detenidos en el marco de una causa que investiga el lavado de dinero vinculado al Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (Soeme) de Argentina. El allanamiento de su chacra en Playa Verde derivó en incautación de armas de fuego, vehículos de alta gama, joyas y varios animales exóticos, además de US$ 6 millones en efectivo en dos cajas fuertes.
Paola Fiege, la esposa de Marcelo Balcedo, dijo a Montevideo Portal que esta información no es cierta. Señaló que el apartamento chico está declarado, porque está en sociedad, y que el apartamento grande del que se habla es en el que vivían en Argentina. “Era de público conocimiento que era nuestra casa, y no está declarada porque no fue escriturada, no somos dueños: estábamos pagando y nos faltaban diez cuotas. No es novedad. Obviamente, el contador en ningún momento dice que no estaban declarados, sino que cuenta que tenemos dos departamentos”, dijo.
“Se supo siempre que vivíamos ahí. Es otro ardid más de las mentiras en nuestra causa, que se va a demostrar que lo que están haciendo se va a caer. Como dijo Marcelo (Balcedo), el juez va a terminar preso”, agregó. Explicó que “si existiera el periodismo de investigación serio, saldría a la luz cómo son las cosas en realidad. Pero no, vende más ver autos y decir cosas que no son”, manifestó.
Entre otras muchas declaraciones, Fiege dijo, con respecto al origen del dinero de la familia, que no es ilícito. “No hay un centavo de todo nuestro dinero que sea ilícito. A veces se confunde eso con el dinero que no se declaró por actividades comerciales, como hace todo el mundo, como todo el Uruguay, que no declara todo lo que tiene, porque si no, no podés vivir, pero sí podemos decir que el dinero no es ilícito”, concluyó.
Meyer Lansky
La Agencia Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos (EEUU) perseguía a Meyer Lansky, en los años 20, por sus operaciones en el juego ilegal. El célebre mafioso -parte del cuarteto temido que completaban sus amigos Charles Lucky Luciano, Benjamin Bugsy Siegel y Frank Costello, toda gente de la banda de Al Capone- trasladó parte de sus operaciones a Cuba, tras haber contado con el beneplácito (pago) de Fulgencio Batista. Y allí, en lugar de burlar las leyes del capitalismo, lo perdió todos a manos de la Revolución cubana.
Meyer Lansky nació el 4 de julio de 1902, en Miami Beach, Florida, EEUU, y falleció el 15 de enero de 1983. Fue un mafioso judío estadounidense. Junto a Charles Lucky Luciano fue uno de los principales referentes del crimen organizado judeoestadounidense durante el siglo XX, creador de la mayor parte del sistema financiero de lavado de dinero de la mafia.
Majer Suchowlanski tenía nueve años cuando su familia escapó de los pogroms en Grodno -entonces parte del Imperio ruso, hoy Bielorrusia- y le mostró la Estatua de la Libertad poco antes de desembarcar en Ellis Island en 1911. Allí, como a tantos inmigrantes, le simplificaron el nombre: Meyer Lansky. Así lo registró la policía por primera vez a los 16 años. Su historia de arrestos fue extensa y casi siempre terminó con su libertad inmediata. Una sola vez, de las muchas que lo detuvieron, lograron probar algo en su contra y pasó tres meses en la cárcel.
En la década de 1930, Meyer con su banda se dedicaban a enfrentar a miembros del partido nazi y sus simpatizantes en los Estados Unidos. Lansky recuerda una particular acción en Yorkville, Manhattan, un barrio alemán, donde él y doce de sus asociados atacaron:
“El sitio estaba decorado con una esvástica y una foto de Adolf Hitler. Los altavoces comenzaban a aullar. Había solo 15 de nosotros, pero entramos en acción. Los estrellamos contra las ventanas. A la mayor parte de los nazis les entró el pánico y huyeron. Los cazamos para golpearlos. Así les demostramos que los judíos no se sentaban para aceptar insultos”.
El hombre que inspiró el personaje de Hyman Roth, que Lee Strasberg interpretó en la película El Padrino II, de Francis Coppola, conoció en una escuela del Lower East Side de Manhattan a Luciano, quien se convirtió en su amigo como Siegel. En los años de la prohibición dominaron con fuerza una parte del mercado del alcohol clandestino. Lansky se asoció en el negocio con Joe Kennedy, el padre del futuro presidente John Fitzgerald Kennedy.
Cuando Siegel no pudo justificar ante la familia de la mafia las pérdidas de la inversión fastuosa en el hotel-casino Flamingo de Las Vegas, Lansky pidió una segunda oportunidad para él. No obstante, se supone que fue el último en dar el visto bueno al asesinato de su amigo en 1947, cuando el Flamingo no logró despegar. Rumbo que él corrigió pronto, y quedó a cargo de la administración del negocio y el lavado de dinero durante 20 años.
A Meyer Lansky lo llamaban “el contador de la mafia”. Era el hombre de negocios. Todo el mundo le daba el dinero para que invirtiera en proyectos, que siempre terminaban con éxito, que es lo que sucedió en Cuba.
Junto a Bugsy Siegel, Lansky formó uno de los más violentos clanes durante la época de la “prohibición”. Lansky era hermano de Jacob Jake Lansky, quien en 1959 era el administrador del Nacional Hotel en La Habana, Cuba.
El dinero que se puso en el hotel casino Flamingo de Las Vegas no era todo de Meyer Lansky. Aunque una buena parte sí. Había un montón de casinos en los EEUU, y el contador de la mafia iba y los preparaba, los ponía en marcha y se hacía cargo de la gente. Todo el mundo quedaba contento. El sheriff quedaba contento, porque se quedaba con un pedacito del negocio, los dueños quedaban contentos porque no tenían que ir a Las Vegas para ocuparse. El establishment quedaba contento porque se generaban negocios. Era casi como Donald Trump, y pudo haber sido un candidato a la presidencia.
En Cuba, Lansky consolidó durante la década de los cincuenta un imperio de casinos que duró hasta el triunfo de los “barbudos”, a los que financió para que derrocaran a Fulgencio Batista.
Cuando no llegó a un acuerdo con Fidel Castro y sus hombres, Lansky prefirió cerrar sus casinos y mudarse a Puerto Rico y a República Dominicana. En la segunda isla tenía un dictador más dispuesto a ayudarlo: Rafael Trujillo.
Las lavanderías
Es sabido que Al Capone, el más importante mafioso de los EEUU, no fue a la cárcel por chantaje o soborno ni por los asesinatos que cometió y ordenó, sino por defraudación fiscal, demostrando que, como hasta hoy, el Tesoro es más fuerte que el propio FBI. Esta situación generó en la mafia una nueva preocupación: había que limpiar el dinero que se obtenía de actividades ilícitas para defenderse de la nueva amenaza que constituía la hacienda pública.
La solución vino de la mano de un mafioso judío llamado Meyer Lansky, quien junto a Charles Lucky Luciano fue uno de los principales referentes del la mafia durante el siglo XX y el creador de la mayor parte del sistema financiero de lavado de dinero.
El inicio fue una cadena de lavanderías a través de la cual se hacían pasar ganancias de origen ilícito y se las convertía en utilidades legales de un comercio blanco.
De esas operaciones de “lavado” de hace casi un siglo llegamos hasta nuestros días, en los que se siguen, con mayor grado de complicación y tecnología, las mismas fases operativas.
La fase de colocación es aquella en la que se introducen los fondos ilegales en la economía, poniéndolos a circular a través de instituciones financieras, casinos, casas de cambio, cooperativas, mutuales, y otras actividades lícitas; es expuesta también en El Padrino III, donde hasta el propio Vaticano participó en la cadena. Lejos de ser ficción, Coppola dramatiza un escándalo verdadero, el de la logia P2, de Licio Gelli.
La segunda fase es la del ocultamiento. Aquí, la estructura criminal crea una secuencia de operaciones financieras, industriales y comerciales para dificultar el rastreo de los fondos y de su propietario. Este tipo de actividades son realizadas muchas veces en países con muy pocos o nulos controles en lavado de activos.
La última de las etapas es la de la integración e implica la colocación de los fondos de lavado de regreso en la economía en negocios lícitos para crear apariencia de legitimidad, y así facilitar sucesivas operaciones de lavado.
El costo social del lavado de activos es considerable, ya que el manejo de grandes cantidades de dinero permite a las estructuras criminales ampliar sus operaciones, eleva los índices de criminalidad y, por consiguiente, los fondos que el Estado debe invertir en seguridad.
Epílogo
Los herederos actuales de Meyer Lansky reclaman 70 millones dólares a Cuba, en razón de la expropiación del hotel Riviera de La Habana. Ubicado en el coqueto barrio El Vedado, frente al Malecón habanero, el hotel actualmente está gestionado por la cadena hotelera española Iberostar, desde hace dos años. Con él, los españoles obtuvieron el 12° hotel que manejan en Cuba.
Según los abogados de los herederos, Fidel Castro reclamaba tanto en impuestos que no quedaría nada. Así que les dijeron que tenían que esperar a que Castro muriera. Eso fue lo que sucedió el 25 de noviembre de 2016.