El senador Eduardo Bonomi dijo a Caras y Caretas que tanto el ministro del Interior, Jorge Larrañaga, el presidente Luis Lacalle Pou, como el director Nacional de la Policía, Diego Fernández, deberían admitir que se equivocaron cuando lo criticaban antes, durante su gestión al frente de la cartera. Sostuvo que mientras las actuales autoridades estuvieron en la oposición decían que sus argumentos eran “excusas”; ahora utilizan las mismas ideas para justificar la falta de resultados en el combate contra la delincuencia.
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“Cuando nosotros estábamos en el gobierno, decíamos que era difícil encarar la situación porque la influencia regional era muy fuerte […] Cuando yo decía eso, el actual ministro afirmaba que al uruguayo le importaba lo que pasaba en su país y que lo que sucedía en el exterior no era de su incumbencia. Hace poco dijo que es muy difícil combatir el delito en Uruguay cuando existe una situación regional tan negativa. Por tanto, dice lo mismo que afirmábamos nosotros. Yo esperaría que por lo menos dijera que estaba equivocado cuando opinaba antes […] lo mismo pasa con el presidente y el director de la Policía […] espero que digan ‘bueno, nos equivocamos cuando criticamos antes’. No lo van a hacer, pero creo que sería bueno que lo hicieran”, dijo a esta revista Bonomi.
Recordó que cuando él decía que los conflictos entre delincuentes estaban en la base del aumento del delito, Lacalle Pou afirmaba que eran excusas. “Pero ahora sostiene que los ajustes de cuentas aumentan los homicidios. Eso es una excusa porque no se plantean explicarse por qué suceden las cosas. Nosotros cuando decíamos conflictos entre delincuentes, no era porque sí, si uno no plantea bien lo que hay que resolver, no lo puedes solucionar. No se están planteando bien las cosas, lo están tratando de resolver con los criterios de hace 20 años”, agregó.
“El presidente, igual que su padre, quería volver a las comisarías, están volviendo a ellas con sus vicios, generando que la Policía esté dentro de las comisarías, esperando las denuncias, en lugar de tener a los oficiales en la calle, llevando adelante una política de prevención y disuasión”, expresó.
Denunció que con las comisiones de apoyo policial se está incentivando la corrupción. “Nosotros nos planteamos combatir la corrupción, identificando a los corruptos. Hicimos investigaciones, con 500 personas. Había 300 bajas por año y tratamos de eliminar los focos de corrupción. Ahora están volviendo a eso”, agregó.
¿Cómo evalúa la política del gobierno en materia de seguridad?
La política del gobierno la discutimos antes de las elecciones en la campaña electoral; ellos plantearon su estrategia que era bien diferente a lo que estábamos haciendo nosotros. Dimos un debate importante, que lo veníamos dando durante varios años. Ellos ganaron las elecciones, tienen derecho a experimentar su estrategia, que yo considero equivocada.
La evaluación con base en números todavía no quiero hacerla, van siete meses, ellos planteaban que necesitaban la Ley de Urgente Consideración (LUC) y el Presupuesto. La LUC ya la aprobaron, el Presupuesto no, recién empieza a regir el año que viene. Entonces, sería reeditar la misma discusión. Ahora bien, creo que es una estrategia equivocada y que no van a obtener los resultados que prometieron.
El que fue más lejos fue el presidente, que se dio un año para tener resultados. Dijo que en un año lo arreglaba. Yo creo que el ministro era mucho más optimista, esperaba resultados más cercanos y no los está teniendo. Yo no quiero dar la discusión en los mismos términos que la dimos en 2019. Pero sí lo que ha pasado es que han hecho declaraciones el ministro, el director de la Policía y el presidente que son indicativas de algunas cosas.
Cuando nosotros estábamos en el gobierno, decíamos que era difícil encarar la situación porque la influencia regional era muy fuerte, que incluso podíamos observar que en toda la región los delitos, los robos y los homicidios tenían un aumento muy grande. Decíamos que el aumento, si es que lo había, en los robos y homicidios en Uruguay era muy poquito con respecto a lo que pasaba en el entorno. Afirmábamos que había un contagio de una cultura marginado-delincuente que empujaba a la gente a cometer delitos. Cuando yo decía eso, el actual ministro decía que al uruguayo le importaba lo que pasaba en su país y que lo que sucedía en el exterior no era de su incumbencia. Recientemente dijo que es muy difícil combatir el delito en Uruguay cuando existe una situación regional tan negativa. Por tanto, dice lo mismo que afirmábamos nosotros. Yo esperaría que por lo menos dijera que estaba equivocado cuando opinaba antes.
El director de la Policía dijo que el problema no era la Policía, que el problema es que la sociedad estaba poniendo muchos delincuentes en la calle; yo decía lo mismo. Yo afirmaba que la solución iba con políticas de otro tipo, que no correspondían al Ministerio del Interior, que tenían que ver con acciones sociales, educativas, de trabajo, salud, vivienda y culturales. Ahora lo dice el director de la Policía; yo también espero que digan ‘bueno, nos equivocamos cuando criticamos antes’. No lo van a hacer, pero creo que sería bueno que lo hicieran.
El presidente, que es la frutilla de la torta, dijo durante la campaña electoral que había que volver a las comisarías, sin tener en cuenta que se desplegaron cuando la ciudad era mucho más chica y la población mucho menor. Mientras tanto, la estrategia nuestra fue de mayor movilidad y tecnología; demarcamos cuatro zonas para que se hiciera el patrullaje. El presidente, igual que su padre, quería volver a las comisarías, están volviendo a ellas con sus vicios, por lo que la Policía está dentro de las seccionales, esperando las denuncias, en lugar de tener a los oficiales en la calle, llevando adelante una política de prevención y disuasión.
Cuando hablábamos de que los conflictos entre delincuentes estaban en la base del aumento del delito, el actual presidente decía que eran excusas. Ahora afirma que no quiere decir lo que tanto criticó antes, pero sostiene que los ajustes de cuentas aumentan los homicidios. Eso es una excusa porque no se plantean explicarse por qué suceden las cosas. Nosotros cuando decíamos conflictos entre delincuentes, no era porque sí, si uno no plantea bien lo que hay que resolver, no lo puedes solucionar. No se están planteando bien las cosas, lo están tratando de resolver con los criterios de hace 20 años. La frutilla de la torta es que dijo que eso se ve agravado con el cierre de fronteras porque no ingresa la droga. Eso es un disparate porque la droga nunca entró por la frontera legal, sino que entró de forma clandestina, evadiendo los controles. Si cierra la frontera, no corta el pasaje de droga. Toda esa explicación que están dando es una justificación. Si lo explican mal, lo combaten mal.
Retiraron a la Policía de la calle, estando de forma permanente, ahora están de forma circunstancial, cambiaron los programas, el PADO lo modificaron. Le siguen llamando por ese nombre, pero ya no es el mismo. Estaba dirigido con un criterio científico, ahora vuelve a depender de la intención del comisario, volvieron a las comisiones de apoyo policial, que son una vía de corrupción. Lo que hay que esperar es un poquito más. Los resultados están siendo negativos. A esta altura, van 21 homicidios en lo que va del mes. Se plantearon bajarlos y no han podido. Pero todavía hay que esperar.
¿Cree que con estos cambios se vuelve a las viejas prácticas de la Policía, incentivando una mayor corrupción?
Nosotros nos planteamos combatir la corrupción, identificando a los corruptos. Hicimos investigaciones, con 500 personas. Había 300 bajas por año y tratamos de eliminar los focos de corrupción. Ahora están volviendo a eso, uno de los focos eran las comisiones policiales y volvieron a ello. Por otra parte, se hace un discurso, que se concretó con la LUC, con la defensa legítima presunta, no es una discusión que favorezca a la Policía. Los policías se guían por el cumplimiento del deber en el marco de la ley orgánica policial, pero el discurso que han hecho impulsa a actuar de una forma que después es sancionada por los jueces.
¿Cómo evalúa la crónica policial que hacen los noticieros y los medios de comunicación?
La información policial antes era bien distinta. Un homicidio o una muerte era casi siempre un homicidio. Lo pasaban muchas veces por día, todos los canales lo hacían. Lo pasaban no solo en la noticia, sino en una bandita debajo de la imagen. La noticia de los homicidios era reiterada. Hoy no es así. Uno se entera de que hay un homicidio porque están hablando de una rapiña y en el medio pasan que hubo un homicidio. No tiene titular. Está clarísimo que hay una política de medios completamente diferente.
Se hizo campaña durante diez años por la seguridad, se convirtió en una fórmula de acumulación política. Ahora están tratando de mostrar que hay una situación diferente.
Además, hay un hecho, hoy la seguridad está en tercer lugar de preocupación. Porque en primer lugar está el empleo, el trabajo, el salario, las jubilaciones y la salud, que son la mayor preocupación de la gente. Cuando la primera preocupación era la seguridad, lo manejaban como un hecho negativo. En realidad, que en los gobiernos del FA la seguridad fuese la mayor preocupación indicaba que la gente se sentía satisfecha con la política de empleo, salarial, con las jubilaciones. La gente se preocupaba por la seguridad porque lo demás estaba resuelto. No quiere decir que la seguridad se haya mejorado porque esté en el tercer lugar, sino que han empeorado otros problemas. Eso lo quieren tapar con otras noticias.
¿Qué piensa sobre el combate al narcotráfico que está haciendo el gobierno?
Generalmente nos están planteando que la mejor forma de combate al narcotráfico es el cierre de bocas y lo están planteando como el mayor momento de cierre de bocas en el país. Se olvidan que en la gestión anterior se cerró una cantidad enorme de bocas. Pero lo que quiero dejar planteado es que el cierre no es la forma más fuerte de combate al narcotráfico, porque es el último eslabón de la cadena, cuando la droga ya entró, pasó a los distribuidores y la llevaron al lugar de salida, que son las casas en los barrios. Generalmente lo que pasa es que, cuando cierran una boca, inmediatamente abre otra. Incluso se abre por la misma gente de la familia. Eso se ha visto reiteradas veces. El combate tiene que ser arriba, no en la boca. Plantear, como se hace normalmente ahora, como un gran éxito el cierre de bocas no es un éxito si no va acompañado con lo otro. Públicamente no se han visto grandes logros. Incluso han agarrado tres intentos de ingreso al país, todos ellos por accidentes. El gran éxito constituye cortar el ingreso y desbaratar grupos.
Bonomi denuncia falta de transparencia en la cuantificación de los delitos
El senador denunció que hay una “falta de transparencia” en el sistema de cuantificación de los delitos, ya que el gobierno desestimula a la gente a que denuncie. “Ahora hay que pasar por la comisaría […] eso incide en las cifras después”, agregó.
Otro tema que ha estado en discusión es la cuantificación de los delitos. ¿Cree que hay una falta de transparencia por parte del ministerio?
Cuando asumimos en el ministerio, tomamos varias medidas. Una de ellas fue informatizar todo el sistema de denuncias. Cuando nosotros entramos, las denuncias se tomaban en una libretita. Nosotros pusimos en red todas las comisarías del país. Entonces, cuando se tomaba una denuncia, se enteraban al mismo tiempo todas las seccionales y se introducían las denuncias digitalmente. Después tomamos becarios para que sustituyeran a nuestros policías ejecutivos, eso mejoraba la relación con los vecinos, y a nosotros nos daba una garantía mayor. Les dimos tablets a los policías que recogían denuncias en la calle. Existió una forma de denuncia en línea. Se abrieron todas las posibilidades de denuncia. Llegamos a registrar como rapiña a una señora que estaba corriendo en la rambla y le robaron una botellita de agua. Hoy sucede que ha habido robos que cuando avisan por teléfono, dicen ‘ah, pero eso es muy poco, no lo va a denunciar’. Sacaron las tablets, la denuncia en línea, hay que pasar por la comisaría, eso es una forma de desestimular la denuncia. Eso incide en las cifras después.
Nosotros mandamos a hacer una auditoría que consultamos a la ONU y nos dieron la máxima calificación en el mundo sobre la calidad de los datos que manejábamos. Si hacen eso ahora, no nos van a dar esa calificación porque el sistema se está volviendo menos transparente.
¿Cree que el Ministerio del Interior está tratando de manipular las cifras?
Yo digo lo que está pasando. Si eso lo hacen por gusto o no, no lo sé. Esa conclusión tiene que tomarla cada uno. Pero sí se puede hablar de falta de transparencia en las cifras.
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