Estamos viviendo un momento de barbarie ambiental en Brasil, promovido por el gobierno de Bolsonaro. No importa cuánto se advierta, no importa cuánta evidencia se muestre, no importa cuánto llame al caos ambiental, económico, político y social, el gobierno no muestra preocupación, solo su complicidad con la destrucción, dijo Marina Silva, en un artículo publicado en su sitio web.
Es necesario enfrentar la emergencia ambiental en Brasil, con el coraje y el sentido de urgencia que la situación nos impone, para evitar que lleguemos a un desastre, que ni siquiera deberíamos alcanzar, el de la inviabilidad sistémica del bosque, y que acciones depredadoras desequilibren las condiciones de su existencia. Es necesaria la movilización de todos los que no quieren tener, en sus genealogías, el ADN de la barbarie: academia, movimiento social y ambiental, negocios, gobiernos estatales y municipales, jóvenes, líderes políticos. De manera pluralista y no partidista, sin ningún tipo de política, necesitamos decirlo y detenerlo. Minería depredadora y criminal, acaparamiento público de tierras, robo de madera, tala y quema, violencia contra indios y poblaciones locales, daños económicos, políticos y sociales que ya estamos sufriendo dentro y fuera de Brasil.
Las respuestas de Jair Bolsonaro
El presidente Jair Bolsonaro volvio a ser objeto de fuertes críticas. Tras atacar a Noruega y su caza de ballenas, pero usando imágenes equivocadas, el mandatario de Brasil volvió a salir en falso al insinuar que las ONG podrían haber provocado incendios que afectan a la Amazonia.
“Puede estar habiendo, sí, puede, no lo estoy afirmando, una acción criminal de esos ‘oenegeros‘ para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil. Esa es la guerra que estamos enfrentando”, afirmó Bolsonaro a periodistas a la salida de su residencia oficial en Brasilia.
El mandatario no explicó en qué basaba sus sospechas, pero aseguró que esas organizaciones, que según él representan intereses extranjeros, “están sintiendo la falta de dinero”, después de que el gobierno suspendiera recursos que les eran asignados.
También apuntó contra gobernadores “que tienen connivencia con lo que está sucediendo y le echan la culpa al gobierno federal”.
Bolsonaro, duro crítico de las políticas ambientalistas y promotor de la explotación de recursos naturales en áreas protegidas, lleva semanas en el centro de la polémica por su cuestionamiento de las cifras oficiales del avance de la deforestación en la Amazonía, el llamado “pulmón del planeta”.