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Buenas noticias, covid

Por Rafael Bayce.

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Caras y Caretas Diario

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Las fake news, noticias falsas o simuladas, no son el peor ni más frecuente modo de desinformar, ni de manipular corazones y mentes. Quizás más graves y frecuentes son las malas interpretaciones de datos, verdaderos en sí mismos, pero mal comprendidos en su sentido, efectos y consecuencias.

La humanidad sufre más aún de las malas interpretaciones que de las noticias falsas, en parte porque son más difíciles de deshacer. Con las falsas puede bastar con mostrar su falsedad (aunque no siempre baste con eso, paradojalmente). En el mundo y en Uruguay circulan exitosamente malas noticias a partir de una lectura de un conjunto de datos nuevos: estaría apareciendo una segunda ola de covid-19; las medidas sanitarias deberían reimponerse o endurecerse. La buena noticia es que esas malas noticias son producto de una mala interpretación de esos datos; bien interpretados, configurarían muy buenas noticias sobre el presente y futuro de la pandemia. Veamos.

 

No hay segunda ola viral

No se deje engañar y piense por usted mismo. ¿Cómo no van a aumentar los casos si aumentan los testados? Si no fuera así, sería hasta para tirar cañitas al aire: más testados, menos casos; el virus se retira.

Pero igual se puede festejar que al principio había unos 100 tests diarios, luego subieron a 300, ahora están en unos 3.000. Tienen que aumentar los casos positivos. Pero la buena noticia, para nosotros, en Uruguay, es que los porcentajes de casos positivos por test no han aumentado, quizás hasta han bajado algo desde los primeros tests, desde algo más de 1% hasta alrededor de 0,85% actualmente.

Buenas noticias, bien analizadas, y no malas, desde esos datos que le muestran: no hay segunda ola de contagios, solo hay más testados, pero la cantidad de positivos por test no aumentó, y hasta disminuyó. Si en 7 meses no aumentaron los contagios, con cierta inmunización cumplida, el virus atacaría menos, y no más que antes, mal que le pese a la OMS, los billonarios y la prensa voraz. Pero hay más buenas noticias. Y ojo que esto sucede también en Europa, desde donde no quieren pasar el gato falaz de la segunda ola desde la liebre del aumento de los tests, y no de los contagiados por test.

 

El virus cada vez mata menos

Esa misma evolución de los testados y los contagiados nos muestra también que se ha desacelerado la cantidad de muertos por día y por mes. El virus no solo ataca igual o menos, también mata menos que al principio, como sucede en todo el mundo. Aquí lo que importa es el porcentaje de fallecidos por contagio, que, entre nosotros y en el mundo, disminuye. Quizás el virus ya mató a los peor defendidos contra su invasión: los enfermos con otras morbilidades reductoras de las defensas inmunológicas; ahora van quedando los más resistentes al virus, y eso resulta en una menor tasa de letalidad del virus. Otra buena noticia: mata a menos que antes.

 

El contagio cada vez es menos grave

Pero no solo, bien leídos los datos, no hay segunda ola, quizás hasta haya menos contagiados entre los testados, y el virus mata a menos de los menos que contagia. Como debería esperarse si hay menos positivos por test y menos fallecidos por contagio, hay menos infectados graves por cada contagio.

Vean los datos: hay menos gente en los CTI pese a que hay más contagiados porque hay más testados. Hay menos contagios por test, menos muertos por contagio, y menos infectados graves por contagio. No se deje pasar tests por contagios, ni contagios por infectados graves ni por muertes. Más bien pregúntese a quiénes les convienen estos gatos por liebres. Use la tradicional viveza criolla, que parece batirse en retirada cuando se ve lo que nos creemos cuando los beneficiarios de la pandemia nos inoculan esas tóxicas interpretaciones que, bien leídas, nos sugieren buenas noticias sobre la pandemia, y no malas.

Tampoco se le dice que si aumentan los contagios porque aumentan los tests, y no más que por eso, eso quiere decir que hay menos muertos por contagio, menos graves por contagio, y que aumentan los que se recuperan o los asintomáticos de entre los infectados que cada vez se recuperan más de los que se contagian en comparación con los que empeoran.

Usted debería tener cada vez menos miedo a la pandemia y no más. Yo nunca tuve, usted lo sabe. Y voy teniendo razón.

 

Los peores pronósticos globales fallaron

La pronosticada segunda ola es un pronóstico más que falla, en el mundo y hasta entre nosotros. Y no para mal, sino para bien: siempre hubo menos, muchos menos, contagiados, internados, graves, muertos y hospitales colapsados que los pronosticados; desde los equivocados modelos terroristas inicialmente calculados por un científico inglés que ya le había errado brutalmente en tres epidemias anteriores, y al que increíblemente le creyeron.

La finalidad es asustarlo a usted, para que consienta controles, prohibiciones e imposiciones a futuro, y que ganen la prensa que lucra más con malas noticias y encierros; los laboratorios de investigación y fabricación de vacunas y medicamentos (billones). Los más ricos que compran lo que la mayoría tiene que vender por las crisis; el sistema financiero que da más créditos, revalúa activos y aumenta tasas; los que tienen empresas para explotar encierros (delivery, negocios online, empresas comunicacionales de vanguardia).

Otra buena noticia: siguen fallando los pronósticos con los que lo asustan: bien leídos los datos de tests, contagios, graves, recuperados y fallecidos, no hay segunda ola ni mayores riesgos de contagio o empeoramiento de la condición sanitaria si hay contagio, que también es menos probable.

 

En Uruguay también fallaron

En Uruguay, en los últimos dos meses, hubo 5 reuniones públicas en que hubo un masivo incumplimiento de protocolos y medidas sanitarias, todos y cada uno calificados por ‘expertos especialistas’ como inminentes riesgos sanitarios: a) festejos públicos de médicos recién recibidos (quizás en lo íntimo sabían de la farsa); b) sábados vespertinos peatonales en la principal avenida capitalina; c) una semana de exhibición de producción rural del país; d) elecciones de autoridades departamentales en todo el país; e) una exultante transgresión de todas las medidas en la multitudinaria Marcha de la Diversidad Sexual (decenas de miles).

Los cacareantes especialistas auguraban grandes aumentos de los contagios, infecciones graves, muertos y hospitales colapsados. En realidad lo que temían era que nada de eso pasara luego de transgredidas las medidas y los cacareos mediáticos; y que entonces todas las medidas, protocolos, diagnósticos y pronósticos fracasaran, con el consiguiente desprestigio de todo el coro y lobby del modelo global impuesto.

Ya estamos cerca de que se cumplan los plazos para que pueda decirse que ninguna de las transgresiones provocó el menor crecimiento en contagios, infecciones graves, muertes y colapsos hospitalarios. Es la más masiva y deslumbrante prueba de la falsedad de los especialistas, de sus miedos y de sus medidas sanitarias y protocolos; sin ellos no pasó nada, nada, en 6 reuniones públicas y masivas, 2 de ellas casi sin ningún cuidado paranoico ni hipocondríaco (festejos médicos, Marcha de la Diversidad Sexual), las otras con cuidados preventivos disminuidos.

No hubo aumentos de contagios, internaciones en CTI, muertos ni colapsos hospitalarios, salvo algunos pequeños focos locales que nada tienen que ver con las masivas transgresiones ocurridas. Después de estos glamorosos fracasos de las predicciones y del valor de las medidas, protocolos y terrores, ¿podrá haber alguien con 2 dedos de frente que crea en la verdad y realidad plenas de esta farsa de la desmesura? Sí, desgraciadamente los habrá; porque muchos no llegan a esos dos dedos, y porque el miedo es irracional, y los que lo inoculan lo saben. Pero haga una fuercita para no se lo lleve la chingada, como diría un mexicano; no se deje correr con el poncho científico-mediático-político; usted puede.

 

Un test positivo no es contagio seguro

De todos modos, otra buena noticia es que los tests PCR están cada vez más criticados y relativizados en su valor para la predicción de un contagio específico por covid-19. En primer lugar, porque magnifican los contagiados, al acusar positividad por muchas más causas que el covid-19.

En buen romance, si usted testa positivo, eso no quiere decir que contrajo el virus, puede haber dado positivo por otras causas; aunque lo vayan a contabilizar igual como contagiado, con sistemático exceso científico, por lo menos quédese tranquilo, que no es tan seguro que su positivo se deba al virus mismo, específicamente a él.

En segundo lugar, porque tampoco debe asustarse mucho con el aumento de los contagios consiguiente al de los tests. La buena noticia es que dar positivo no significa automáticamente estar infectado del virus; tendría que haber otros tests y análisis clínicos complementarios para afirmarlo. Sin otros tests y análisis clínicos, es antojadizo y voluntarista afirmar presencia de covid-19 en positivos de PCR.

 

La mayoría de muertes no son por covid

Hace unos días murió en Buenos Aires el conocido actor Hugo Arana; se cayó de una escalera en su casa y se golpeó mal en la cabeza al caer; llegado al hospital, sin casi nada ya para hacer, le hacen una cantidad de análisis, entre otras cosas previendo cirugías; le descubren un positivo que atribuyen a la covid-19. Fallece y, como ha pasado en casi todo el mundo, en las noticias de defunción, la causa es la covid-19, que no tuvo nada que ver con el fallecimiento.

Pero queda bien alimentar el miedo y, además, en muchos lugares del mundo, poner esa causa de defunción como desenlace de una crisis respiratoria está monetariamente recompensado, así como lo está el aplicar letales respiradores durante la atención médica.

Buena noticia: los muertos por covid-19 en realidad no son más que muertos con covid-19, con morbilidades con-causales muchas veces mucho más importantes que el virus. Ojo, hay muertos por covid-19, pero son muy pocos, y muchos menos que los gatos que le pasan como liebres.

 

Mascarillas y encierros pueden ser malísimos

Brevemente: no se ha probado que lugares y países que imponen mascarillas y encierros tengan menos contagios, contagiados graves ni fallecidos que los que los han impuesto con menor rigor. Mascarillas y encierros están cada vez más cuestionados: porque no se ha probado que hagan bien para prevenir contagios y porque se ha mostrado que tienen consecuencias sanitarias hasta peores que la contracción del virus. Hay países que han prohibido ya las mascarillas (i.e. Tajakistán, Filipinas).

 

Las vacunas: innecesarias o riesgosas

No me queda espacio, pero, con la imprudente urgencia con que el lobby de la covid-19 está eliminando pasos necesarios para la inoculación segura, y a la vez sancionando legislación que proteja a los laboratorios y ministerios de responsabilidad en el caso de consecuencias secundarias a la vacuna, estamos en riesgo de todo eso. Pero la buena noticia es que están ganando adeptos las ideas sobre una evolución del virus que haga innecesaria o desaconsejable la vacuna; o que la lista de riesgos en una vacunación sin aislamiento del virus y con interacciones posibles peligrosas nos libre de esta nueva amenaza sanitaria, una de las más deseadas por los mercaderes del miedo.

La humanidad ha tomado las más catastróficas medidas sanitarias de su historia, con las más graves consecuencias económicas, laborales, familiares, educacionales, crueles para la salud psíquica de niños y ancianos, y hasta propiamente sanitarias, que serán peores para los menos favorecidos; mientras un puñado de empresas y billonarios industriales, comerciales, financieros y comunicacionales multiplican casi instantáneamente sus fortunas; y, mientras también, los políticos aceitan y experimentan modos más eficientes de manipular conciencias y controlar mentes y cuerpos; de descalificar y censurar disidencias, y de restringir libertades y derechos.

Todo a cambio de una infección casi siempre insignificante, demostradamente magnificada, dramatizada, reiterada hasta la náusea, y con datos, o erróneos o mal interpretados en su significado, efectos y consecuencias. Una trágica sobrerreacción que atrasará a la humanidad en su evolución y acelerará muchas tendencias negativas y contraproducentes que despuntan hoy.

No se deje arrear como oveja de majada; al menos desde mis columnas de Caras y Caretas le he facilitado el acceso a la otra cara de la pandemia para que se oponga a este fin de la humanidad como autónoma y dueña de su futuro; desastre que se ensaya con éxito con esta desmesurada y letal farsa.

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