Miembros de sindicatos, estudiantes, jubilados y trabajadores marcharon este miércoles en un nuevo paro nacional convocado contra el Gobierno en Colombia, mientras el presidente Iván Duque instaba a los ciudadanos a rechazar la violencia y los estereotipos sobre los manifestantes y la policía por igual.
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El decimoquinto día de las marchas fue una mezcla de reclamos al Gobierno, al que le exigen acciones efectivas contra la brutalidad policial y que cesen algunas de sus políticas y proyectos de ley, como la reforma de salud y otras políticas neoliberales.
Las marchas más concurridas fueron las de Bogotá, en donde hubo diferentes puntos de encuentro y algunos choques con las fuerzas antidisturbios, aunque no todos confluyeron en la céntrica Plaza de Bolívar.
En tono similar, las manifestaciones se desarrollaron en Barranquilla, Cartagena y Montería, las principales ciudades del Caribe. En Bucaramanga y Cúcuta, esta última capital del departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, la gente también salió a expresar su descontento.
«Estoy en el paro porque creo que ninguna de las reformas que se han hecho ni las que se piensan hacer en cuanto a lo laboral, lo pensional, la reforma a la salud, favorecen al pueblo», argumentó Marcela, profesora de una escuela del barrio San Cristóbal, en el sur de Bogotá. La maestra, que izaba una pancarta escrita con letras rojas en la que se leía «no a la reforma laboral», uno de los lemas del primer paro del 28 de abril, enfatizó que el país está viviendo «una serie de masacres, de asesinatos, simplemente por no tener un derecho a la protesta cuando en realidad lo que estamos pidiendo es garantía para todo».
En Cali, la tercera ciudad más importante de Colombia y la principal del Pacífico, la Minga (movilización) indígena acompañó en las marchas a «los jóvenes y la ciudadanía movilizada porque nos estaban masacrando», exclamó Aida Quilcué, una fuerte opositora del Gobierno Duque. La líder indígena destacó que, pese a que el Gobierno del Valle del Cauca, del que es capital Cali, cerró sus fronteras desde el pasado domingo para garantizar el orden público, la Minga logró llegar para participar en las protestas y hoy mismo comenzaron a salir de la ciudad hacia sus territorios, mayoritariamente ubicados en el vecino Cauca por los ataques que han recibido los últimos días.
Comité exige negociación
Si bien es cierto que el Gobierno ya retiró la reforma fiscal, las protestas encajan una serie de exigencias que el Comité de Paro resume así: retiro del proyecto de la reforma a la salud, que contempla privatizaciones, y fortalecimiento de una masiva vacunación, renta básica de por lo menos un salario mínimo legal mensual y defensa de la producción nacional.
Por su lado, el Gobierno plantea para la mesa de negociación asuntos como vacunación masiva, reactivación segura, no violencia, protección a los más vulnerables, estabilización de las finanzas públicas y matrícula cero. Las temáticas parecen coincidir y ahora se espera que las partes logren sentarse y llegar a acuerdos para sacar al país de esta crisis, la peor en el Gobierno de Duque y una de las más difíciles de Colombia en tiempos recientes.
Además, el Gobierno anunció que está dispuesto a «negociar» con el Comité de Paro, que exige una «negociación» y no un «diálogo». Sin embargo, hay manifestantes en las calles que aseguran que tampoco se sienten recogidos en las demandas del Comité de Paro, que solo agrupa las organizaciones más tradicionales de la protesta, y que podrían mantener con las movilizaciones independientemente a las negociaciones con Duque.
Con miles de manifestantes en las calles, el Gobierno no solo enfrenta una presión popular inédita, sino además el riesgo de un colapso del sistema sanitario por cuenta de una multiplicación de los contagios en medio de una vacunación que solo ha cubierto al 6,6 % de la población.