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Adiós Carnaval

Cuando todavía resuene en nuestros oídos el "adiós carnaval" de las despedidas de las murgas, tras la santa semana de turismo, entrará al velódromo la última rueda de la Vuelta Ciclista y empezará el año.

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El gobierno no sabe bien el rumbo que deberá decir que eligió. Las vueltas de tuerca que ha tenido que dar para un lado y para otro según el último chat que se conociera de Astesiano lo tienen confundido. Lo único seguro es que debe ser fiel en el entendido de que ante cualquier pregunta, la respuesta debe ser “la culpa la tiene el Frente”. Antes era solamente para lo que había sucedido. Ahora resulta que deber ser también para lo que va a suceder.

Se plantean verdades fundamentales, no discutibles, sobre las que se construye luego su relato. Ese es el desafío permanente del gobierno. Jamás tomar decisiones políticas. Así ha sido el que han dado en llamar el “gran diálogo nacional sobre reforma de la seguridad social”.

Ahora, por ejemplo, en plena discusión parlamentaria (con suspensión del receso), todo el planteo gira en el supuesto, que no se puede cuestionar, de que si las jubilaciones (para los pasivos) no se financian con los aportes (de los activos), hay que cambiar la edad de jubilarse hasta que los números cierren.

¿Nadie se preguntó por qué, si el mismo gobierno dice que hay que esperar unos 20 o 30 años para que se vean los resultados, suena raro que levanten el receso porque hay que votar ya?

Yo me atrevo a hacer al respecto una pregunta que suena ingenua. La tenía en la punta de la lengua. Hasta que la oí en boca del presidente Gustavo Petro y pensé que tan tonta no habría de ser mi duda. El presidente colombiano señaló: “¿Quién dijo que este es un tema que debe autofinanciarse? ¿Para qué está el Estado?”. Y remató: “Salud, educación y retiro son responsabilidad del Estado y no del mercado”.

No solo derrumbó ese supuesto del neoliberalismo de una verdad incuestionable para construirle encima la verdad única. Lo respondió mandando un proyecto que está en las antípodas del nuestro. Si hay que financiar la seguridad social -no solo las jubilaciones-, que pague el que más tiene y se beneficie el que tiene menos.

Sigamos viendo la verosimilitud de las verdades incuestionables para este gobierno, que conducen a que no pueda perder una discusión. Una que pierdan, ante su propio público, se les desmorona, además del discurso, la misma Torre Ejecutiva, cuarto piso incluido.

Por ejemplo: el presidente, sus ministros, los legisladores de su partido o los que dependen de la coalición para un cargo, los grandes medios de difusión… todos aseguran al unísono: “Este tema se está discutiendo en todo el mundo porque el déficit no da más porque ahora la vida es más larga”. Verdad absoluta. Todo se debe construir a partir de ahí.

Pero ¿es cierto? No hay que hacer una investigación académica, sino un poco de zapping. Ese approach al tema lo intenta Macron en Francia. Las escenas que vemos en la BBC, la CNN, Dnews, etc., muestran un París literalmente tomado, como la Lima de Dina Boluarte por la convocatoria de los sindicatos contra la reforma. ¿En el resto del mundo? ¿Dónde? Es más, vemos mucha paz y mayorías parlamentarias, como en Colombia, antes capital de la violencia, hoy, según El País de Madrid, ejemplo de solución de conflictos. Recorre el camino inverso.

¿En todo el mundo se discute esto? Es una de esas mentiras que se plantean en el marco de una estrategia de marketing, que el tema se ponga fuera de discusión. Hay que elaborar una torre de argumentos que tienen como base una mentira. Esta estrategia de asumir una propuesta sobre lo falaz fue la de Macri, que entregó el país como lo entregó, y Lenín Moreno, que pasó la posta al presidente Lasso, que sigue intentando ahora defenderse de graves denuncias en su contra.

Es curioso, pero empecé con metáfora sobre las murgas. Tras un accidente que me tuvo inmóvil tres meses, pude ir a ver al Flaco Castro a la Zitarrosa en Tintabrava y el bandón murguero y alguna que otra vez al Velódromo y al Museo del Carnaval. Parece que las murgas dieran cátedra de ciencias políticas cuando tocan el tema y el gobierno suena a murga de los sesenta, que había que comprar su repertorio para que se les entendiera lo que decían. Cambio de roles.

“Si con dos millones y medio de habitantes, no podemos asegurarles comida y retiro digno, seríamos criminales”. Me quedo con esa idea en la cabeza, en el alma, en mis sueños y compromisos.

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