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Columna destacada | Danilo | Frente | gobierno

Un grande

Danilo: un adiós que duele

Para el país, un exministro y exvicepresidente. Para el Frente uno de los últimos referentes fundacionales del mismo.

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Se fue Danilo. Integra ese pequeño puñado de gente que, aún estando enfermo, mucho tiempo y de avanzada edad, cuando se va… descubrimos que no estábamos preparados para pensarnos sin él. No lo estaba el Frente. No lo estaba el país… y no lo estaba yo.

Para el país, un exministro y exvicepresidente. Para el Frente uno de los últimos referentes fundacionales del mismo. Durante los 15 años de gobiernos progresistas condujo la política económica: como ministro, luego desde la vicepresidencia y, finalmente, una vez más como ministro.

Durante el Gobierno de Mujica, como vicepresidente le tocó hacer de nexo institucional con la Institución Nacional de Derechos Humanos. Durante el segundo año me tocó presidir la misma y, casi sin darme cuenta, reencontrarme con una parte importante de mi vida.

Pero ni a mí, ni al país -que es lo más importante- nos tocó esperar a que fuera gobernante para recibir su aporte. La historia había empezado muchos años antes.

Lo conocí siendo un niño. En el 63 el viejo, reelecto diputado por Colonia, había pasado a desempeñarse como ministro. Las presiones para nombrar a los cuadros de la cartera de Ganadería y Agricultura (como se llamaba en la época), venían de todos los sectores del Partido Nacional. Y siempre se resistió a ello con éxito. El primero fue el secretario general del propio Ministerio. Mantuvo a Oscar Schwet (colorado) por su profesionalismo intachable, el Ing. Bello en la Estanzuela…

La CIDE iba a cumplir un papel importante en su gestión: las cinco leyes de Promoción Agropecuaria, la Reforma Agraria… Quería reunir en torno a la misma a los mejores técnicos. Pero seguían llegando cartitas y llamados de consejeros de gobierno (tiempos de gobierno colegiado) recomendando a Fulano o Zutano por el solo mérito de haber militado en el partido en las elecciones anteriores.

Entonces pidió a la UdelaR que recomendara los mejores estudiantes graduados ese año. Danilo se había recibido el mismo año en que Wilson comenzó a ser ministro (1963). Así llegaron a ocupar cargos de asesores del ministro desde la CIDE, tanto él como Enrique Iglesias. Y en aquel momento nació una linda amistad. Hasta su muerte el viejo recordó aquellos años de la CIDE como los más lindos de su vida, y cargados de recuerdos…

Yo todavía usaba pantalón corto, cuando muchos fines de semana nuestra casa hospedaba sesiones de trabajo del equipo. Otras tantas (y muchas) veces asados y encuentros informales. Un grupo de chilenos entre los que estaban Jesús González, Manuel Rodríguez -padre del por eso conocido como el “chileno”, presidente del PDC de Uruguay-, Jorge Rodríguez, Abel Santa Cruz (Srio. Gral. adjunto de FAO)… Y siempre Danilo y Enrique.

Esa amistad no murió nunca. Ni las diferencias partidarias, que las tuvieron, la aguó. Todo lo contrario, en vida de Wilson, como después de ella.

El día que murió papá, recuerdo el abrazo eterno que se dieron con mamá… Ella lo recordó después en algunos apuntes de su vida, donde calificaba a Danilo como “alguien que quise como un hijo de la vida…”.

Cuando hicieron diez años de la muerte del viejo, la Asamblea General le recordó con una sesión solemne. Yo me desempeñaba como embajador en Argentina. Vine sólo para la sesión y regresé esa misma noche. El discurso de Danilo se despegó de todos los demás. No tocó el tema político y quizás eso fue lo más político de todo.

Recordó cómo le tomaba el pelo a mi viejo con la bandera tricolor y los colores del Frente. Habló mucho de esa pasión compartida por Nacional y los años de la CIDE. Yo estaba en el palco, mamá nos tenía a mi hermana y a mi a cada lado. Me apretó fuerte la mano. Por un instante temí que la venciera la emoción. La miré y en sus ojos noté que estaba viviendo otro tiempo. No el presente, sino aquel al que la remontaban los recuerdos.

Al otro día, ya en mi despacho en Buenos Aires, recibí temprano un llamado de Danilo. Me sorprendió. “Me llamó tu madre. Me dijo una sola frase y cortó”. Por un instante me corrió un chucho. “¿Qué te dijo?”, le pregunté… “Sólo me dijo ‘gracias, Danilo’, creí que se me habían secado las lágrimas”.

El país despidió a un grande. Quien es grande para el país, lo es también para la gente que lo rodea.

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