Ahora bien, esta dimensión cuantitativa y política, ¿define per se que el MPP va a “mandar”, como dijo la consultora Pomiés?
La fuerza y la responsabilidad
Año 2004. A última hora de un sábado de diciembre —luego del histórico triunfo del FA—, José Mujica fue internado de urgencia. Estuvo internado varias semanas. Los médicos intentaban ubicar las causas del cuadro alérgico y la fiebre. Mujica superó esa instancia y fue el ministro de Ganadería del gobierno de Tabaré Vázquez. Pero en aquellos días de incertidumbre sobre su salud, un poderoso empresario uruguayo le ofreció a Lucía Topolansky trasladar al líder izquierdista a Estados Unidos para su cura. ¿Cuál fue el motivo central del empresario? Garantizar que Mujica no se muriera en ese momento porque era la garantía de la estabilidad del primer gobierno del FA.
Iniciado ese gobierno, se conoció el primer acto de responsabilidad institucional de Mujica: hizo esfuerzos, junto a otros, para que Danilo Astori no renunciara a su cargo de ministro de Economía. Astori se quedó.
Este breve anecdotario —breve y por ello insuficiente— pretende ser una muestra de un talante, una forma y una dirección a la hora de la conducción de la cosa pública. Su lista había sido la más votada, lo fue en los sucesivos gobiernos de izquierda y la “topadora” que insinúa Pomiés no funcionó, ni siquiera cuando el tupa fue presidente, con poder limitado pero poder al fin, tanto de mandar como de negociar, tanto de promocionar como de equivocarse. ¿Eso quiere decir que no hubo tensiones sobre distintas miradas y soluciones? Las hubo, algunas de relevancia como con determinadas cuestiones ligadas al “campo”. Cuando falleció Astori, Mujica dijo: “Tuvimos muchas diferencias, pero menos mal que estaba”.
¿Este MPP es el mismo de 2004 o de 2010? No. Hay una enorme camada o “barra” formada en la gestión de la cosa pública, con una media de edad de 40 años. En términos de formación, surgen o se consolidan protagonistas con idoneidad en diversas áreas y —una cuestión no menor— no tienen los vicios o actitudes de la “barra” que va dejando sus lugares. La edad es una cuestión determinante; tienen otra actitud incluso para sus compañeros del FA. Basta decir, por ejemplo, que Astori y Reinaldo Gargano casi no se trataban, o el mismo Astori con Alberto Couriel. Eso desapareció a influjo de una camada joven, sazonada en el frenteamplismo a secas pero perteneciendo a la “tribu” MPP. ¿Qué heredan del viejo Mujica? A riesgo de quedarme corto, enumero: pasión por la política, austeridad en el andar y en la gestión, talante dialoguista hasta con el “diablo” y responsabilidad institucional tanto en el gobierno como en la oposición. El MPP deberá administrar las tensiones —internas y externas— y superar las tentaciones de todo tipo, desde el “vedetismo”, muy emparentado con las nuevas formas de la acción política, hasta incursionar por gastos de cuestionable eficiencia pública.
Que los “conmueva" el Artiguismo
En un interesante libro de Eugenio Petit Muñoz (1970, Junta Departamental de Montevideo) se describe al Artigas poco conocido, el vinculado a la “función pública”. Así aparece un Artigas austero, cuidadoso de los dineros públicos y del compromiso que tenía con sus ciudadanos, el pueblo de indios y mulatos, todos pobres, de pobreza suprema.
Petit Muñoz dice que Artigas, frente a la función pública, puede ser analizado en cuatro etapas. “La primera, siendo todavía ajeno a ella pero viéndola actuar, es decir, haciéndolo como simple particular. La segunda, actuando en ella como subalterno. La tercera, invistiéndola como gobernante. La cuarta, volviendo, perdido el poder, a limitarse a verla actuar pero ahora en el destierro”. Y Petit reproduce textos de Artigas que bien vale la pena leerlos en este momento. Fueron escritos en Paysandú el 12 de agosto de 1815.
“… Todo por ahora es provisorio; y por lo mismo reencargo a VS. No se multipliquen, ni las Autoridades, ni los Administradores, ni otros puestos que graven los fondos de esta indigente provincia (…) pocos, bien dotados, y conmovidos por la responsabilidad, serán suficientes para llenar sus deberes y ser útiles al País, que los alimenta”.