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Columna destacada | Massa | Argentina |

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Massa al frente: la tercera es la vencedora

Según los periodistas Roberto Navarro y Horacio Berbitsky, Cristina hace más de un año ya quería que Massa asumiera.

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Emiliano Villazón, en radio La Cigarra de Argentina, entrevistó al economista Juan Valerdi, magíster en finanzas públicas por la Universidad de La Plata, quien fuera asesor de Presidencia en distintos cargos entre 2008 y 2014.

“¿CFK acordó con EEUU para que Massa sea ‘superministro’ y luego candidato en 2023 o para que le estalle todo?”, fue la pregunta clave de la entrevista.

Valerdi: “Yo estoy diciendo desde hace tiempo que Massa es las ‘relaciones carnales’ con el Consenso de Washington versión 2. Las relaciones que tuvimos en los 90, de Menem con un EEUU fortachón y violador, ahora se convirtieron en relaciones carnales con un viejito impotente que lo único que quiere es que no tengamos relaciones con India, China y Rusia. Sobre todo con China. Pero ese viejito tiene un poder económico y judicial fuerte. Ni hablar del militar que todavía es uno de los preponderantes. Patear este tablero costaría carísimo, igual que hubiese costado en los 90. Ahora, pensar que las otras opciones son baratas también es complicado. Muchos analistas dicen ‘hay que patear el tablero’, unirte a China, Rusia y que paguen la deuda. Evidentemente no la escucharon a la comandante del Comando Sur decir ‘nuestro litio, nuestro Atlántico sur, etcétera’. Estados Unidos no está superconcentrado en Argentina porque, de lo contrario, habría estado Kissinger en la asunción de Massa. Pero ni Brasil, ni México ni Argentina le son irrelevantes. Ahora, ¿Cristina quiere que Massa sea candidato en 2023 o quiere que le estalle la bomba a él y definitivamente quede sepultado?”.

Villazón: “Para quienes pensamos que la única que puede sacar a la Argentina de la crisis política, económica, social en que se encuentra es Cristina, tal vez esa opción de que todo explote antes de que Cristina llegue con la última Coca-Cola en el medio del desierto…

Valerdi: “[Pero] para la reconstrucción de un candidato del Frente de Todos, que podría ser Cristina, por ejemplo, lo tenés que quemar [a Massa] ahora, porque dentro de ocho meses ya no hay tiempo de reconstruir ni tiempo de armar nada. Entonces, dadas las condiciones que hay de movimientos sociales que ya están activándose en la calle, con empleados que están haciendo paros, desde pilotos de aerolíneas hasta empleados de la docencia, con este bolonqui del Banco Central que están rascando el fondo de la olla y que no parece que [los exportadores] vayan a liquidar mucho, más el desfinanciamiento en pesos que dejó Guzmán, más el Banco Central manejado por Pesce, que se hace el boludo cuando los dólares se van para las deudas truchas y las importaciones truchas, y no obliga a los exportadores a liquidar. Es una bombita que no yo no creo que Massa pueda aguantar seis meses para instalarse como candidato. Yo creo que lo más probable es que le reviente en uno o dos meses como máximo”.

Según los periodistas Roberto Navarro y Horacio Berbitsky, Cristina hace más de un año ya quería que Massa asumiera. La otra pregunta es: ¿por qué Massa finalmente aceptó transitar la pasarela detrás del ya desplazado Alberto Fernández?

Conociendo los antecedentes de Massa revelados por WikiLeaks, en tanto es hombre de la embajada de EEUU, conviene prestar especial atención a las palabras de la comandante del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, citadas por Valerdi: puede encerrarse allí el motivo.

La batalla cultural y algo más que cultural

Un esclarecedor tuit de La batalla cultural da cuenta de la situación argentina actual: “[…] El siglo XXI nos encuentra mucho más dominados que unidos. Bah, unidos ni de casualidad. Nuestra desunión es tal que mientras todo pasa, estamos entretenidos con la intriga judicial para gritarnos los unos a los otros que este o aquel.

[…] En la colonia no hay ciudadanos con derecho sobre lo que en la colonia se encuentra. Las riquezas existentes en una colonia son de la metrópoli, no las tenemos que consumir. Somos otra vez la vaca gorda que va a salvar a Occidente, pero aún no lo sabemos.

Las necesita el mundo occidental, por supuesto. Por eso anda el embajador yanqui, Mark Stanley paseándose por Vaca Muerta (hasta campera de YPF le pusieron al filibustero) y anda la milica Laura Richardson diciendo que las riquezas de Argentina no son para chinos ni para rusos. Ni para los argentinos.

[…] Súmese a eso los dichos de Gordon Brown, en los que afirma que los británicos van a pasar hambre y frío a partir de octubre a medida que vaya llegando el invierno. Los británicos ven la nuestra, por definición, una clásica colonia proveedora.

[…] hace unos días. Richardson dirige el brazo armado del imperialismo yanqui en estas latitudes y dijo algo parecido a Stanley, agregando que Rusia y China ni se peinen porque acá hay litio, hay gas, hay alimentos en abundancia, pero ninguno de los dos va a salir en la foto.

[…] Pregunta trascendental. ¿A este yanqui qué demonios le importa lo que podemos o no podemos hacer, si es yanqui y no argentino? ¿No debería estar viendo qué puede dar Estados Unidos al mundo? Esto empalma con las declaraciones de la jefa del Comando Sur.

[…] ¿Por qué tiene que venir el embajador de la potencia imperial occidental por antonomasia -o de cualquier país extranjero, en rigor- a recorrer predios estratégicos de nuestro país y a valorar nuestra capacidad de darle al mundo lo que el mundo necesita?

[…] Si el atento lector renuncia al pensamiento mágico y hace suya la definición de que la verdadera política es la política internacional, una genialidad del General Perón, está en condiciones de empezar a entender el juego preguntándose lo siguiente: ¿Por qué?”

Porque la cuestión sigue siendo Braden o Perón; solo que ahora se llama Stanley o Cristina. El odio de clase e imperial que se destila hacia Cristina, el veto a Silvina Batakis en Washington por no considerarla suficientemente alejada de Cristina. El fiscal y el juez de la armada “causa vialidad” que pretende proscribir a Cristina de las elecciones juegan al fútbol juntos en la cancha de la chacra de Macri, mientras Cristina Kirchner, en inmerecido insulto al pesto, dice que la Justicia argentina apesta.

Pero todo esto ella lo sabía desde el principio, desde que se fue con la Plaza de Mayo llena en diciembre de 2015. No pueden proscribirla con dos millones en la calle. Y menos después de que gane Lula. “Ahora puedo ganar sola, pero yo no puedo gobernar ahora”, dijo en agosto de 2019. Lo escribí y publiqué poco después en tres medios digitales La piedra en el charco, La onda digital y Resistencia: “Cristina leyó dos tácticas”.

“[…] uno de los motivos de [Cristina] para no poder gobernar -advertía- es que en el Frente sin exclusiones, que tenía que proponer contra Macri, carga un lastre gordo de clarinistas, más o menos sedicentes peronistas, empezando por los traidores que rompieron la unidad del gobierno ante el latifundio y ante el grupo Clarín (Goldman Sachs Financial) y trancaron la ley de medios”.

Entre ellos, Alberto es el más soberbio, un tipo que le dio a Macri una misa en Luján para sellarle la impunidad, que le permitió a Rocca [Techint] los despidos y le pagó la mitad de los sueldos... un tipo que para alcahuetear al PSOE ofendió a brasileños y mexicanos. Y para alcahuetear a Macron le agradeció los ataques a Maradona después de muerto. Él pensó, junto a todos los analistas, que la táctica de Cristina había sido una jugada maestra por lo genial, sorprendente y vencedora, pero de táctica uno. No saben que Batlle y Sanguinetti fueron dos veces presidentes de Uruguay en el siglo pasado, en gran parte por haber leído mejor a Lenin que los otros candidatos (para bien o para mal). Sin embargo, lo que está haciendo Cristina, genial, sorprendente y vencedora, no es nada fácil. A Mao le llevó cuatro años con Chiang Kaishek. Y Batlle no pudo, desde que lo detuvo Viera, ni con Sosa ni con Serrato y menos con Campisteguy, al perder la oportunidad de la Cerrillada. Recién logró Batlle imponer "dos tácticas", post mortem, con su sobrino Luis, pasado Baldomir, pero Cristina no tiene tanto tiempo. (“¿Dos meses?”, dijo Valerdi. Ponele un poco más. Hasta diciembre y Dios quiera que lleguen a agosto 2023).

“La oposición gorila sabe quién es quién. Viene por ella, por Cristina Kirchner. Le teme a su candidatura. La famosa “grieta” de la TV hegemónica argentina en mi barrio se llama lucha de clases y, en concreto, en toda nuestra revolución continental, se llama contradicción pueblo y patria/imperialismo y oligarquía, no hay manera de cerrarla, ni con el gobierno ni con el poder. Nunca estuvo cerrada ni lo va a estar, en ningún lugar del mundo, mientras haya imperio. Por eso Alberto, Massa, Solá, Beliz, Argüello y compañía tenían que estar del lado que están, al frente de la continuación del proyecto macrista, con Bachelet y Borrell, en el voto contra Venezuela. En Ginebra, en la complicidad del Poder Judicial en Argentina”.

“Hoy (2019) Argentina está rodeada, pero de inestabilidad. No es la situación del 76. Tiene otra ventaja: los cipayos están bien juntos, desde Macri hasta Gustavo Beliz”.

Eran un lastre los centroderechistas si Cristina no los mandaba al frente, porque trancando la cola del movimiento, lo hacían de manera invisible. A la cabeza es evidente que están trancando, ni ley de medios ni paliativas retenciones. Todo trancado pero a la vista”. Por eso Cristina se reservó el tercer mando aunque es la primera en votos del Frente de Todos por más de 80%.

Clarín no quería este corte

Magnetto humilló a Alberto. Lo obligó a fingir intento de expropiación de Vicentín, lo obligó a simular reforma judicial, pero lo sacó de las casillas cuando le dijo que aumentaba las tarifas y tampoco le aceptaba un congelamiento de tarifas. Ahora Massa las va a subir a las nubes. Y ya los tres (Massa, Alberto y Magnetto) habían logrado avalar y limpiar con Guzmán a Macri de toda su deuda.

Con la fuerza de la movilización -la energía del modo plebeyo, inconmensurable, tal demostró el chavismo-, y visto que los conciliadores no resuelven contra el imperialismo, con las líneas estratégicas históricas hacia el poder, y con unidad (que es del lado que no queda en los hechos con las manos atadas) el pueblo va a obligar a cumplir el contrato electoral, a intervenir los agentes del lawfare, medios y “Justicia”. No hay otra que Cristina al mando. La tercera en asumir es la vencedora. Ya sin quintas columnas en la retaguardia. Expuestos Alberto y Massa con sus respectivos equipos.

Perón tuvo el gobierno en dos épocas distintas y pudo aplicar la política económica de Gelbard, la Junta Nacional de Granos y el control de precios con Revestido -su ministro de Hacienda en la primera época-, pudo transformar necesidades en derechos, lema común del Manifiesto y de Eva, la Constitución del 49… Néstor tuvo el gobierno y pudo recuperar el país, liderar lo mejor del continente y dejar planteados los ejes de avance… Cristina tuvo el gobierno y pudo consolidar derechos que faltaban, enfrentar y derrotar la prepotencia oligárquica del macrismo, pero el poder no es solo poder.

El poder también es que cuando tenés que medir destacamentos organizados y armados y cárceles, porque se viene Richardson, tenés más que el enemigo. Y tenés que medirlo día tras día; pero en ciertos días, minuto a minuto.

En el 55 Perón no perdió la correlación de fuerzas por no haber entregado a los obreros las armas que consiguió Eva. La correlación que midió para entregarlas a Lucero a que las repartiera entre los “leales” en la fuerza armada fue la de ese día, bastante anterior, porque ese mismo día se definía el golpe. No iban a esperar a que los obreros se entrenaran e instruyeran con las armas. Seguramente desde entonces existió la amenaza, luego concretada, de bombardear Plaza de Mayo si Perón movilizaba a los obreros, con el retrovisor puesto en 1945. Sin la aviación, aun con el Ministerio de Marina pidiéndoselo, Ábalos no movilizó Campo de Mayo, tuvo que medir un cuerpo a cuerpo que perdía.

Hugo Chávez Frías fue más previsor. En 2002, el golpe de Polanco (PSOE), Cisneros y Carmona, lo resistió y derrotó con la movilización callejera del pueblo ya entrenado.

Hoy las calles de Argentina las empezó a ganar cronológicamente el Frente de Izquierda, las madres de Plaza de Mayo y Patria Grande de Juan Grabois y va sumándose el peronismo revolucionario, La Cámpora, la CTA, los sindicatos zurdos y, en su momento, Hugo Moyano.

Mañana, si falla la táctica, la estrategia no puede esperar por tacticismo. El pueblo movilizado tiene que evitar un vacío de poder que propicie otra dictadura gorila o, si no puede evitarla, restarle toda la base posible y preparar una contraofensiva exitosa de salida electoral sin documentos de Santa Fe. El continente hoy, y más desde octubre de 2022 con Lula, acompaña.

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