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Columna destacada | oriente | Occidente |

Des-oriente

Orientaciones sobre el mal llamado Oriente Medio

La palabra Oriente proviene del latín y alude al acto de nacer, de aparecer. Oriente designa el lugar por donde aparece el sol y su antípoda es occidente.

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En una reciente entrevista, Nawal El Saadawi, mujer egipcia, escritora y activista feminista, interrumpió a la periodista para cuestionar y esclarecer sobre la denominación colonialista con la que los medios de comunicación, aun los más serios, se refieren a países asiáticos. Esa forma de nombrar es profundamente colonialista, tanto como una burrada geográfica que repiten como papagayos, tecleando o leyendo teleprompters.

Nawal inquirió a la periodista en inglés: ¿Medio Oriente para quién? (Middle East to who?). Y agregó: "Tenemos que estudiar historia. Se nos denomina así porque fuimos una colonia británica y esta región era medio oriente en relación a Londres. Y para ellos todo lo demás era Lejano Oriente, incluyendo la India, que también la tenían dominada. Ahora cuando voy a Londres me gusta decirles que voy al Middle West, y la gente se ríe. Y cuando viajo a EEUU digo que voy al Far West, y se ríen más. Pero resulta que cuando alguien dice Middle East nadie se ríe. Eso es colonialismo. Es el lenguaje colonial que debemos descolonizar porque impone hasta cómo vernos a nosotros mismos".

No es oro todo lo que reluce

La palabra Oriente proviene del latín y alude al acto de nacer, de aparecer. Oriente designa el lugar por donde aparece el sol y su antípoda es occidente. Así quedaron denominados los que luego serían dos hemisferios. ¿Por qué oriente derivó en orientar?

A Jorge Luis Borges le gustaba resaltar esa musical aliteración. Dejó escrito que no debemos renunciar a la palabra oriente, "una palabra tan hermosa, ya que en ella está, por una feliz casualidad, el oro".

Ni tan casual ni tan feliz. Occidente tuvo una clara orientación hacia el oro que reluce en la raíz del vocablo. La búsqueda imprescindible del áureo metal ayudó a consolidar su poder. No solo la búsqueda, sobre todo, su encuentro. Lo curioso es que Occidente lo halló encontrando por accidente un continente occidental en su deseado camino hacia el oriente. América fue la metáfora áurea sobre la que se construyeron las leyendas de una mítica tierra dorada. Y el oro extirpado a sangre y fuego viajó hacia Europa, junto a la plata, el cobre y lo que fuera, para hacer relucir su renacimiento. Europa dejó de ser occidente y se pensó como centro. Oriente quedó a un lado. Lo que sabemos de Oriente es lo que Occidente suele orientar.

Edward Said decía que tal punto de referencia es casi una paradoja, por las interpretaciones y traducciones que el mundo oriental sufrió por parte de los occidentales. En su libro Orientalismo, el concepto de oriente es un efecto de la colonización, el prejuicio y la ignorancia que provoca que se puedan unir bajo la misma palabra cosas tan dispares como la cultura de Japón con la de la India o la del islamismo, tan caricaturizado como fundamentalismo islámico.

Orientalismo de importación

La sola mención de la palabra oriente permite descubrir hasta qué punto es ideológica la versión que se construye de las culturas extranjeras. Jordana Maisian, en un excelente artículo publicado en la revista Relaciones, titulado Elogio de occidente, indaga el particular proceso dado a partir de los años 60 del pasado siglo, cuando Occidente pretendió salir fuera a buscar lo que ya no encontraba dentro. Pero Occidente no trae a Oriente, agrega, "no se percibe lo que existe sino lo que se desea que exista, es decir, lo que se busca". Así, define que los principios de la filosofía oriental reciclados por Occidente derivaron en un "orientalismo de importación".

Oriente sigue tan mediatizado por Occidente que ni siquiera se sabe designar su ubicación. Se habla, en estos días, del largo genocidio disfrazado de guerra en Medio Oriente o en Oriente Medio. Así lo repiten los más prestigiosos diarios del mundo, las grandes cadenas televisivas y los sesudos analistas expertos en relaciones internacionales con mala nota en geografía. Pero también así se lo encuentra en sitios web como Weather.com o la guía del mundo y hasta la Universidad de Columbia, aunque en una misma página titula indistintamente Middle East y Near East, con la paradoja de que desde Nueva York, donde está ubicada, viajando hacia el este, el cercano oriente queda casi a la misma distancia que viajando hacia el oeste rumbo a lejano oriente del Japón. Desde la "otra costa" de Estados Unidos, la distancia sería casi la misma por un lado y por el otro pero se los sigue llamando cercano y lejano.

Pero la mayor confusión tal vez provenga de la denominación inglesa dominante que impuso ese Middle East y, por traslación, lo fueron tomando los medios de comunicación en castellano. La ignorancia de unos no quita la de otros, tampoco la haraganería y la pereza mental. El tema no es sólo geográfico, el concepto es geopolítico e ideológico. Pero aunque uno sea un adoquín en geografía y jamás se le ocurra abrir un atlas o el mapa de Google y deba Geometría de sexto de escuela, debería pensar en cómo diablos al extremo de algo se le puede llamar medio.

Asia es grande, se mire desde donde se mire. A su vez, tiene zonas y regiones diferenciadas. Si cada familia es un mundo, como dicen, lo mismo les sucede a los países, en los que aún los más pequeños suelen tener zonas diversas e incluso contrastantes; mucho más un continente enorme. Asia tiene tres áreas que se podrían llamar clásicas: Cercano Oriente, Medio Oriente y Lejano Oriente.

Claro que tales denominaciones surgieron en la eurocéntrica Europa, de ahí lo de cercano o lejano, quedando lo de medio para lo que quedaba entre ambas, algo con bastante sentido común, el mismo que ya no parece utilizarse demasiado al respecto.

Hace más de 20 años vivía en Sídney. ¿Cómo redactar una noticia para un diario de Australia que hable del cercano oriente? Desde allí no solo es el más lejano, sino que ni siquiera es Oriente, pues está al occidente, bastante al noroeste de Oceanía. Lo que los australianos tienen más cercano es el Sudeste Asiático, que les queda ahí nomás pero al norte, siendo una de las nuevas denominaciones que a partir de la guerra de Vietnam y del posterior protagonismo de esos países como tigres asiáticos, comenzó a diferenciarse, ya que no entraban entre los países de medio oriente ni tampoco podían asimilarse a los del lejano o cercano, aunque tenían cosas en común.

El eurocentrismo que todo lo nombra

Dejando de lado el imprescindible relativismo geográfico de cada denominación, solo mirando desde Europa se podrá definir como Cercano Oriente a la región que hoy comprende a Palestina, Israel, Líbano, Siria, Jordania y Turquía, que es a lo que estamos más acostumbrados. Pero también hay que agregarle toda la península arábiga, Irak e Irán. Incluso ahora hay una mayor interrelación con las ex-repúblicas soviéticas de Georgia y Armenia. También es correcto sumar a Egipto, aunque es un país africano, y en realidad, a varios países de la cultura bereber. Los vínculos son muchos pero incluso, solo en el plano político, Libia y Argelia fueron participantes activos del conflicto árabe-israelí, aunque ya no ahora.

En Oriente Medio se encuentran India, Pakistán, Afganistán, Bangladesh, Nepal, Bután, y hay que agregarle al norte las ex-repúblicas soviéticas fronterizas aunque mantengan un fuerte vínculo con Rusia. La ex isla de Ceilán, ahora Sri Lanka, también está incluida.

El Lejano Oriente es China, Mongolia, las dos Coreas y Japón, así como la olvidada península de Kamchatka puesta de moda ahora por el terremoto de hace un par de semanas. Y me olvidaba de Taiwán. El resto son los países del Sudeste Asiático que ya mencioné, como Birmania, Tailandia, Malasia, Vietnam, Camboya, Laos y todo el archipiélago con Filipinas, Indonesia y las islas menores.

Claro que las fronteras no son duras, hay interrelaciones que van más allá, o más acá de lo estrictamente geográfico. Por ejemplo, Afganistán tiene vínculos en sus últimos 45 años con los países del llamado Cercano Oriente, debido al papel del islamismo fundamentalista de las bandas armadas por la CIA, para atacar a la presencia soviética, fueron proporcionadas por las monarquías árabes, sobre todo de Arabia Saudita. Aún así, los vínculos con Pakistán son estrechos y, a través de este, con el epicentro del viejo Indostán.

El genocidio que perpetúa Israel contra Palestina no se encuentra en Medio Oriente, de la misma forma que no debe acotar, lamentablemente, a la Franja de Gaza. En verdad afecta a todas las tierras palestinas ocupadas, tanto en Cisjordania como en las que desde hace mucho fueron invadidas y ocupadas por el Estado de Israel. A veces tras ataques de monarquías árabes que nunca ayudaron al pueblo palestino, también hay que decirlo, como tampoco ayudan a sus propios pueblos sometidos a infames autocracias de dinastías heredadas.

Si se entiende semejante eurocentrismo europeo, ellos podrían denominar Cercano Oriente u Oriente Próximo, como algunos medios europeos tienden a llamarlo y que sería deseable que lo adoptaran lo más próximo posible. Incluso los españoles, como el derechista diario El Mundo, que desde Madrid sigue consignando la masacre como una guerra de Oriente Medio. Hablar de Oriente Medio para ubicar a tales países es demostrar que uno está medio desorientado, o mucho.

Pero como el nombre no es solo una cuestión de distancia geográfica, lo que deberían comprender de una vez por todas en la rancia Europa, y sus mandamases de Washington DC, es que todos esos países y estos pueblos pertenecen a un continente denominado Asia. Por lo tanto, deberían llamarlos, en todo caso, como de Asia Central, Asia Oriental y hasta la contradictoria Asia Occidental, o mejor dicho, del Oeste, pues es así como se lo hace con los europeos de un lado y del otro, incluyendo a los del norte y los del sur, a los americanos en relación al norte y al sur, o a los africanos, ahí sí en relación a los cuatro puntos cardinales y a su posible centro. Después de todo, vaya si usaron la brújula a la hora de ubicarlos y explotarlos mejor durante siglos. Y la cosa sigue.

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