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Columna destacada | Pelé | Maradona | Messi

O REY

Pelé, lejos, el mejor futbolista histórico

Pelé puede ser descrito como claramente superior, más que nada, por el total de las virtudes técnicas, físicas y anímicas que lo adornan.

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Caras y Caretas Diario

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Le voy a explicar por qué Pelé ha sido el mejor futbolista de la historia, lejos por encima de Messi, para mí el segundo, y de Maradona, el tercero. Y viene bien porque los periodistas argentinos lo quieren colocar a nivel de esos ‘grandes’ argentinos, que lo son, pero muy inferiores al brasileño. El Mundial les ha insuflado viento en la camiseta. El desgraciado fallecimiento de Pelé al menos servirá para que vean cuánto menos importan en el mundo que Pelé. Uno de ellos, argumentando que no se los debía comparar, afirmó que no se los debía comparar: que Maradona era dios, Messi el mesías y Pelé el rey, como si fuera lo mismo ser dios o mesías que rey. Hipocresía y envidia, y lo que habrá que aguantar hasta el próximo Mundial; en buena parte por eso yo quería que perdieran; y lo peor es que son mayoría en el periodismo deportivo sudamericano, y ya desde hace al menos 60 años. Plaga.

Pero antes, déjeme contarle que en 1965, un grupo de fanáticos futboleros -participantes de reiteradas tertulias con el exarquero de Huracán porteño, entrenador de fútbol y cronista de El Gráfico Pepe Peña -, decidieron filmar en cámara semi-lenta (a 24 cuadros por segundo en filmaciones con rollos de 16 mm) a Pelé, que venía con el Santos a jugar contra Peñarol una semifinal de la Libertadores; uno de esos fans ya era periodista deportivo en el diario BPColor (el único en color entonces), lo que facilitaría el ingreso de la cámara y una cabina cerrada para que el ahora Ing. Marcos Payssé Álvarez filmara, combinando sobre la marcha con él qué sí y qué no filmar. Previamente, el periodista había entrevistado a Pelé en su hotel con un grabadorcito a pila, (Pelé hiper-gentil) en lo que sería parte del sonido del filme. Peñarol ganó en Montevideo, Santos en Santos, y vino el partido final, en campo neutral, en el Monumental de Núñez, Buenos Aires. “¿Por qué no vamos a filmarlo de nuevo?”. Una generosa donación de Pepe Peña, que también prestó su filmadora, ayudó a financiar pasajes, rollos y gastos de estadía. Esta vez el periodista no podía secundar la filmación con eficacia porque debía comentar el partido para BPColor, que, para procesar en color, necesitaba tener los comentarios con mucho tiempo, para lo cual el periodista iba redactando comentarios en una pequeña máquina de escribir que apoyaba en sus rodillas, llamaba a un motociclista de All American Cable, que los llevaba al centro bonaerense, para cablearlos a la redacción del diario en Montevideo; la epopeya culminaba con una comunicación por onda corta al final de una transmisión radial comercial (CX 8 Sarandí) para chequear todo y redondear algo del comentario. Hecho cada comentario parcial, corría estadio arriba y ayudaba a la filmación; esto solo pasó dos veces porque un problema técnico con el pase de los rollos abortó esta nueva filmación de Pelé, aunque facilitó ese comentario fraccionado necesario para procesarlo en color.

Pues bien, lector, ese periodista de BPColor, uno de los fanáticos de la peña con Pepe Peña, es quien está escribiendo esto; tiene ya al menos 60 años de vivencias con Pelé.

La enorme superioridad objetiva de Pelé

Uno. Atleta del siglo para el Comité Olímpico Internacional. Dos. Futbolista del siglo en la segunda votación de FIFA, 12 veces más votado que Maradona en ella. Tres. 3 veces campeón mundial contra una sola de los argentinos. Cinco. Muchos más goles que ellos: 1.279 en 1.356 partidos (Maradona hizo solo un tercio de eso, y Messi algo más de la mitad). Seis. Promedio de 0,92 goles por partido (Messi va por unos 0,80 y Maradona 0,52). Siete. 12 goles en Copas del Mundo, muchos más que ellos. Ocho. Debutó en primera a los 15, como Maradona, Messi a los 17. Nueve. Pero a los 16 ya hacía goles en la selección, ellos no. Diez. Y a los 17 era campeón del mundo, a los 21 bicampeón y a los 29 tricampeón, nada de eso los argentinos. Once. A los 17 fue el más joven campeón mundial e hizo 6 goles en los 4 partidos que jugó, un hat-trick en la semifinal con Francia. Doce. A los 18 batió el récord de goles en un año: 127 en 1959 (C. Ronaldo y Messi andan entre los 70 y 80 al año). Trece. Ese hat-trick contra Francia en 1958 es uno de los 95 en su carrera, que contó con 3 veces 4 goles, algunos de 5 goles, y una vez el récord de 8 (ocho) goles de un 11-0 contra Juventus en el Paulista. Catorce. Agreguemos 2 Intercontinentales de clubes, 2 Libertadores, 1 Recopa Intercontinental, 1 Recopa Sudamericana, 16 campeonatos paulistas, 11 veces goleador en ellos. Quince. Goleador histórico de Brasil (95 goles, 77 oficiales compartido con Neymar). Dieciséis. Pase récord en precio de Santos al Cosmos neoyorquino a los 34 años. Diecisiete. Allí fue campeón, claro, jugador más valioso, con 37 goles y 30 asistencias en 64 partidos. Dieciocho. Llenó por primera vez el mayor estadio de football americano con fútbol (soccer) para festejar a los 36 esos títulos. Diecinueve. Hizo a la camiseta número 10 simbolizar excelencia. Veinte. Le abrió el camino a todos los futbolistas negros, en Brasil y en el mundo (en Brasil, desde las derrotas de 1950 y 1954 había cierta prohibición de futbolistas negros, cosa que Feola y Pelé derribaron). Veintiuno. Hizo muchos filmes hasta con actores muy conocidos. Veintidós. Tocaba guitarra, componía, cantaba y grabó con famosos (i.e. Elis Regina). Veintitrés. Fue ministro de Deportes en Brasil. Veinticuatro. Embajador deportivo de la ONU.

Lector, ¿hace falta algo más para mostrar su superioridad objetiva en logros respecto de Messi y Maradona? Como futbolista y como personaje mundial. Es goleada. No se deje engañar por el sempiterno veneno envidioso del periodismo argentino y, por lo tanto, de los hinchas argentinos, y el derivado del periodismo argentino hegemónico desde hace años; Menotti, Bilardo, Basile, Rattin, Gatti y otros también prefieren a Pelé.

La superioridad físico-anímico-técnica

La superioridad de Pelé no se sustenta solamente en sus logros, lo que no sería suficiente porque depende del valor de sus compañeros de equipo y de virtudes colectivas y de otros protagonistas deportivos; y del valor relativo de sus adversarios. Porque Pelé puede ser descrito como claramente superior, más que nada, por el total de las virtudes técnicas, físicas y anímicas que lo adornan.

Pelé era un portento físico-atlético natural, formado en la vida cotidiana y en el fútbol callejero, no en el gimnasio, que visitó ya como jugador formado, campeón paulista y mundial; por lo tanto con una fortaleza diferencial de piernas respecto del total de su fuerza corporal, quizás como conviene al fútbol, sin perder agilidad y respuesta rápida. Es impresionante verlo arrancar, frenar, cambiar de ritmo, arrancar a contraperfil, trancar, levantarse del piso sin parar a pura fuerza de piernas. Uno de sus secretos, que puede verse claramente en los videos, era la inclinación hacia adelante del cuerpo al conducir la pelota y amagar, lo cual le facilitaba el arranque y le permitía llevarse la pelota después de trancar, mejor balanceado que su rival; a veces, muy rodeado, tiraba la pelota contra las piernas de uno de sus marcadores para llevársela luego del rebote en ellas. Y más que nada, saltar, por Dios. Vean nada más que a Pelé en el Mundial de 1970, 29 años. La final la empieza ganando Italia y la empata Pelé, con un cabezazo frontal, hacia abajo, que paso a explicarle; todo nace de una pelota que Rivelino, apretado, simplemente tira de volea cruzada, alta, sin destino previsto, de izquierda a derecha. Italia, sabiendo de las virtudes de Pelé, le había asignado permanentemente a Tarsicio Burgnich, lateral del Inter, unos 15 cm más alto que él; la pelota vino tan inesperada y elevada que Burgnich ni saltó, limitándose a tirar el cuerpo contra Pelé, con el brazo extendido en el impulso, por las dudas. Era imposible llegar a esa pelota para todos menos para Pelé, que se elevó con las dos piernas abiertas, perfectamente balanceado, y cabeceó violentamente hacia abajo para empatar; la imagen de Gerson festejando, con gesto de estar adorando una divinidad, vale la pena; el pobre Burgnich, comentando ese gol, decía: “Cuando me asignaron a Pelé en las pelotas aéreas, yo me decía que no tenía que preocuparme, que era mucho más alto y que al final él era de carne y hueso; pero me equivoqué”. Esa jugada ha sido muy estudiada por especialistas deportivos midiendo en el video la altura del salto, que fue sin hacer el doble ritmo del básquet, con el que se llega más alto, como lejos en el salto triple del atletismo. Un estudioso dijo que el despegue vertical, el rechazo en el piso del salto de Pelé, fue de un metro, que solo Michael Jordan pudo alcanzar, y lo llamaban ‘Air’ Jordan. Una referencia, lector: en Qatar 2022, aquel En Nasyiri, marroquí goleador, hizo un gol de cabeza, con doble ritmo, en que, sumada su altura de 1.87 a los 88 cms del salto, totalizan un salto que alcanza 2 m 75 cm, que sobrepasa la altura del poste horizontal, que comienza a 2 m 44 cm.; Pelé, con 15 cm menos de altura y sin doble ritmo, saltó por encima del horizontal con luz suficiente como para cabecear hacia abajo, al piso, y empatar la final. En ese mismo torneo hace dos cosas diversamente letales con dos cruces de Gerson hacia él: en uno, en su salto sobrado, la para hacia adelante con el pecho y ejecuta al arquero de volea; en otro, la baja para la entrada goleadora de Jairzinho. Yendo al partido en Núñez referido antes, venía un córner, Ledesma y Goncálvez lo agarraban para que no saltara; vino el córner, Pelé no solo saltó, sino que la bajó con el pecho, giró en el aire con ella pegada al pecho para enfrentar el arco, y la clavó de volea al hacerla caer; y pueden ustedes ver cómo la amortigua, encubriendo al arquero sueco en el quinto gol de la final 1958. Sobrenatural. Enseñado por su padre, un 9 de Baurú que llegó a hacer hasta 5 goles de cabeza; su madre Celeste siempre observaba que Pelé era el mejor en todo, salvo cabeceando, que su marido y padre de Pelé hacía mejor. Quizás Cristiano Ronaldo pueda acercársele en su impulsión sin doble ritmo, a pura pierna y balance abdominales-dorsales, o Morena en su época. Pero ni cerca Messi o Maradona.

Otra ventaja de Pelé sobre los argentinos mencionados es su dominio casi indistinto de las dos piernas para conducir, tocar y tirar, lo que le da una enorme ventaja técnica, porque no tiene que hacer los arabescos que Messi y Maradona tienen que hacer para evitar jugar con la derecha en jugadas en que es más fácil, eficiente y deja mejor parado para seguir jugando la pelota con la pierna que mejor sirve para ello; los arabescos de Messi y Maradona para evitar jugar con la derecha una pelota que es mejor tocar con esa pierna, en lugar de ser muestras de habilidad, como superficialmente parece, son muestras de habilidad en disimular su insuficiencia técnica relativa; ese mismo arabesco no lo necesita el que usa su ‘pierna inhábil’ como corresponde; un preciso toque con la pierna inhábil es mucho más técnico (i.e. Pedro Rocha, Modric, De Bruyne) que un arabesco trabajoso con la única hábil; juega mucho mejor el que hace lo necesario con la pierna teóricamente inhábil que el que encandila a los que no entienden con un arabesco con la única hábil, menos eficiente y más riesgoso que hacerlo con la pierna técnicamente correcta. Es otra enorme ventaja de Pelé sobre Messi y Maradona.

Bastan y sobran estas observaciones sobre su inmensa superioridad técnica, en el bagaje técnico con las piernas y la cabeza, por sobre Messi y Maradona; ventajas imbatibles para rebatir a cualquier periodista o argentino crecido, como siempre y más que nada ahora con el campeonato de Qatar.

Para abundar en una comparación que ya hice en Caras y Caretas del 11/12/2020, la única gran ventaja relativa de Messi es su mayor regularidad y carencia de lesiones, no poca cosa para el club que no tuviera; de Maradona es inigualable su talento dramático, su garra para jugar en condiciones casi imposibles, su carisma popular y algunas jugadas; anímicamente, sin dudas Messi es inferior a los dos. Sumados los logros, la técnica específicamente futbolística, la base físico-técnica y las cualidades anímicas, Pelé es ampliamente mejor. Y esto no se resuelve mirando grandes jugadas de todos ellos, acumuladas, que son infinitas y favorecen a quienes jugaron más recientemente y por lo tanto fueron más y mejor filmados. Hay que saber qué mirar para evaluar. Hecho esto, Pelé resulta lejos el mejor.

Anécdotas raras para cerrar

Uno. En 1961, el Santos con Pelé es invitado a Italia para 4 partidos de celebración del Centenario de la Unificación Italiana. Empiezan 2-0 al Juventus. 3 días después, 3-0 al Roma. 3 días más, 4-1 al Inter. Agregan un partido por la gran demanda para ver al Santos con Pelé: ahora es 7-1 al Inter, equipo que Helenio Herrera empezaba a trabajar y que sería campeón intercontinental en 1964. Pelé hizo 11 de esos 16 goles. Extendida la gira le hacen 5-1 al Barcelona en el Camp Nou. Al año siguiente el 1860 Munich, festejando su centenario, comete de nuevo el error de invitar al Santos: pierde 9-1 (sí, leyó bien).

Dos. El Mundial de 1958 fue una larga novela imperdible. Pelé, con 16 años, ya había sido convocado y jugado por la selección, suplente con un gol y titular con otro contra Argentina en 1957. Se acercaba el torneo y el asunto del momento era la lista de los convocados por Feola. Uno ya puesto era el 10 de Flamengo, Dida, campeón y máximo goleador el club hasta Zico. Se discutía el otro 10; Pelé era uno, de Santos; la hinchada de Corinthians quería a Luizinho, un gran jugador; pactaron un partido en cancha neutral, en Palmeiras, para decidir el asunto; ganó Santos 5-0 con una actuación inolvidable de Pelé, que decidió el diferendo. Pero al final, un back de Corinthians le dijo a Pelé que no jugaría la copa y lo mató a patadas. Ahora sí quedó en duda Pelé para el plantel de 1958; los dirigentes decían que no podían llevar a un jugador nuevo, débil e inexperiente en lugar de tantos cracks probados como había; Feola les dijo que él se hacía responsable de la recuperación de Pelé, que podía perderse algún partido, pero que podría jugar; el resto es historia. Otra de Feola en 1958: debido a las derrotas en 1950 y 1954, la CBD había llevado un psicólogo deportivo, que testó a los jugadores, llamó a Feola y le dijo que Garrincha no estaba apto para una interacción colectiva, que no debía estar en el plantel, porque sería un problema con su infantil irresponsabilidad; Feola le dijo al psicólogo que no dudaba de sus conocimientos, pero que él dirigía un equipo de fútbol y que para eso quería a Garrincha, no para dar clases. El lector sabe el resto de la historia: Garrincha entró en el segundo partido, Pelé en el tercero, y cambiaron a Brasil. Una última de homenaje a Feola, que era muy gordo y muy blanco: otra locura brasileña de la época era responsabilizar las derrotas de 1950 y 1954 a la presencia de jugadores negros, que decían que no sabían comportarse en hoteles y que se sentían disminuidos frente a los blancos en público. Feola, otra vez, alineó en el primer partido a un equipo de blancos (salvo Didí, un moreno elegante e ídolo, más allá del color); pero en el segundo ya puso a Zito, Vavá, Garrincha y Djalma Santos; y en el tercero a Pelé; todos negros; y terminó con el tabú racista para siempre.

Tres. En el transcurso de su carrera, Pelé hizo varios ‘milagros’ además de los ya citados aquí. Santos fue a Colombia, y en un encontrón al principio, el juez expulsó a Pelé. Intervino el presidente de la federación, que echó al juez, repuso a Pelé y puso como juez a un lineman. Pelé fue tan golpeado contra Bulgaria y Portugal, y eliminado Brasil del torneo (puede ver las descomunales patadas en YouTube, en una época sin fair play, tarjetas ni VAR, desventajas de Pelé frente a Messi y Maradona, ya que estamos), que Pelé dijo que no jugaría más en la selección, lo que cumplió durante 1966 y 1967; pero la llegada de las Eliminatorias movieron a que intentaran reconquistarlo; el técnico designado era João Saldanha, un periodista de izquierda muy folklórico, que había ido a buscar con un revólver a Manga a Botafogo porque parecía que robaba en el vestuario; Saldanha, para motivar a Pelé, hizo correr la bola de que no lo convocaría por estar muy fuera de forma; el presidente militar entonces de Brasil destituyó a Saldanha y le aseguró a Pelé su convocatoria; Zagalo asumió y Pelé juró que estaría mejor que nunca; fue cuando Zagalo reunió a Pelé, Tostão, Jairzinho, Gerson y Rivelino que, aunque pareciese una locura, quería que jugaran los cinco; agregó al 7 pulmones Clodoaldo y fueron campeones. Otra. En 1958, a la vuelta de Suecia, Santos tenía que ir a jugar a una canchita de un club chico, pero con fama de tener una hinchada que insultaba a los visitantes y los hostilizaba de mil formas; esperaban que, pese a esa tradición, la llegada del recién campeón mundial adolescente provocara aplausos; nada de eso, Pelé fue recibido con máxima hostilidad; pero les hizo varios goles tan extraordinarios que, por primera vez en la historia del club, Pelé fue despedido con un aplauso de pie. Hubo, en 1960, un gol a Fluminense que había sido el que recorrió más metros y eludió más contrarios, pero no pudo ser verificado porque la filmación no lo permitió; sin embargo, una placa en Maracaná lo recuerda. Así como el gol que la FIFA llama su mejor gol, en 1959, contra el Juventus paulista, que fue reconstruido en 3D con base en relatos de los diarios de la época y entrevistas a jugadores de ese día: recibe un centro de Dorval de demoniosa media altura fuera del área, le pega con efecto en el aire y la pasa alrededor del cuerpo del absorto marcador, cuando la pelota va cayendo, se la jopea a un zaguero, sale otro marcador y nueva jopeada amagando tirar de volea, queda el arquero, otra jopeada y la cabecea al arco libre. Véala en YouTube.

Mientras escribo esto, estoy viendo el velorio de Pelé, en la cancha que vivió 287 goles suyos. Como pasó en el de Obdulio Varela, hinchas de otros clubes rivales concurren, con sus colores propios, pero con una bandera de Brasil o una del Santos, además de la suya. Homenaje trans-clubista a una figura trascendente. Su festejo de los goles saltando mucho y dando un puñetazo en el aire es aun insuperable, con esa sonrisa extraordinaria, otra marca indentitaria suya. Ese rictus de ojos grandes y melancólicos, del negrito adolescente flaquito, se transformaba en una sonrisa muy amplia, simpatiquísima, natural, que transformaba toda su faz y su fisonomía, con una dentadura perfecta que mantuvo hasta el final. Carismático, natural, entregado a periodistas e hinchas, merece esos 3 días de duelo nacional en Brasil, ese minuto de silencio en los 215 países de FIFA, esos estadios con su nombre que deberán erigirse en todos los países, las primeras planas de los diarios de todo el mundo, más que ningún otro jugador y quizás deportista del mundo.

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