El presidente Sanguinetti solía llevar expresiones de todas las fuerzas políticas cuando salía al exterior. Recuerdo el viaje de Seregni, al que me tocó ir, a la transmisión de mando en Brasil en 1985. Wilson representó al Estado uruguayo en la de Portugal después y estuvo en representación del país en Suecia en los funerales de Olof Palme. Ahora, hasta eso hemos perdido. Delgado acaba de visitar Buenos Aires en un encuentro con empresarios argentinos, algunos interesados en invertir en nuestro país. No podía terminar una frase sin hablar mal de los gobiernos del Frente. Basta ver las encuestas o escuchar a los politólogos a cargo de las mismas para concluir que el único daño se lo hacía al país. Algunos dicen que le puede ganar Ojeda. No le va bien, pero igual lo dudo. Aunque, si es así, que venga… No sabemos qué va a hacer con la pobreza infantil, pero tiene avisos sobre las mascotas que son una joyita. Ahora las familias son “multiespecie”, dice, y hay que crear una fiscalía especializada en animales… Yo soy muy bichero, me encantan los cachorros, me fascina verlo acariciando gatitos. En uno de sus originales spots, en una encuesta, le preguntan qué es lo peor que le puede pasar en este mundo, y dice: “Que gane el Frente”.
No dudo que Orsi, porque está en sus genes, cuando sea presidente, aunque tenga mayorías parlamentarias, siempre llamará a un gran diálogo nacional para que aseguremos continuidad de las políticas en los temas que así lo requieran.
Avanza la campaña territorial más intensa de que se tenga recuerdo.
Yo he tenido el honor de hacer mucho interior profundo. Cuanto más pequeña es la población, más se escucha y más se aprende, y se lleva nuestro mensaje a todos los rincones del país. Los problemas nacionales se repiten, pero se ven a través de su rostro humano. No es lo mismo que mirar estadísticas. Los rostros quedan grabados para siempre. Además, la gente quiere ser escuchada y sentirse escuchada.
La seguridad pública no es un problema solo en la capital. Pero no es lo mismo leerlo que escuchar a una vecina en Zapicán que contó cómo no pudo evitar el robo de una vecina porque en el pueblo hay un solo policía… El quiosco abre ocho horas.
La revolución educativa sabemos que es mentira, pero otra cosa es mirar a los ojos a los padres en una población de Treinta y Tres (nos guardamos el nombre para evitar represalias) cuando nos cuentan que no hay profesor de Matemáticas. O, en otra, un padre que nos cuenta que su hijo aplazó Geografía porque le pidieron los puntos cardinales en Uruguay. Tomó su mapa, puso Artigas arriba, Montevideo abajo... Aplazado. “Si Uruguay es un triángulo, no tiene Oeste…”.
¡Revolución Educativa!
Todos estamos pensando cómo vamos a festejar la noche del 27. Pero solo nosotros tenemos un festejo largo. Va a ser cada día de los cinco años del nuevo gobierno del Frente. Solo así nos aseguraremos de que haber ganado valía la pena.