Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Columna destacada | Ucrania | Rusia | conflicto

Ucrania: claves para entender el conflicto

Por Rafael Bayce

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Se ha escrito mucho y bien sobre el conflicto en Ucrania; pero es posible que no se haya enfatizado lo suficiente el lugar de Ucrania en el panorama geopolítico predominante anterior a la gestación europeo-norteamericano-ucraniana que provocó la reacción rusa, miserablemente pintada por la prensa mayoritaria occidental como iniciativa rusa imperial, inmotivada e irracional.

Los operadores teóricos previos

UNO. Personajes y teóricos Son muchísimos los personajes de influencia acumulativa que han ido llevando hacia el conflicto, y que no han figurado como factores ante la opinión pública mundial. Algunos son norteamericanos, otros rusos; ambos los teóricos geopolíticos más influyentes en el proceso tal como se terminó desatando. Teóricamente: en los USA, Henry Kissinger, Samuel Huntington y, más que nadie, Zbigniew Brzezinski. Más empíricamente: el lobby de la industria armamentista, los belicistas ‘straussistas’, el Pentágono y los diversos jerarcas que condimentaron las diversas decisiones. Por el lado ruso, es importante entender las alternativas abiertas desde la Segunda Posguerra (Naciones Unidas, Bretton Woods, OTAN y UE inclusive) y desde la disolución de la URSS, el pacto de Varsovia y el Comecon, que plantearon diversas estrategias posibles que fueron adoptadas de modo peculiar por Putin, y por otros antes que él.

DOS. Punto de partida para el siglo XXI: Brzezinski, Zbigniew. El gran tablero mundial, la supremacía norteamericana y sus imperativos geoestratégicos, 1997. Plantea un extraordinario panorama, embebido en historia y entendiendo a las otras grandes naciones, pero desde el ángulo de los intereses de la unipolaridad dominante norteamericana producto de las posguerras mundiales y la posguerra fría. Panorama básico, aunque entrado el siglo XXI hubo elementos nuevos, y elementos que probaron ser no tan acertados en el monumental análisis. Pero es básico para entender la ‘pieza Ucrania’ en el rompecabezas geohistórico, y para su ver su lugar y su movilidad como ‘peón’ en el ajedrez global.

TRES. Los objetivos centrales para EEUU. “A corto plazo, a Estados Unidos les interesa consolidar y perpetuar el pluralismo político prevaleciente en el mapa de Eurasia. Ello otorga una gran importancia a las maniobras y manipulaciones destinadas a impedir el surgimiento de una coalición hostil que en el futuro podría intentar desafiar la primacía estadounidense. A medio plazo, lo anterior debería conducir gradualmente a un mayor énfasis en el surgimiento de socios cada vez más importantes pero compatibles a nivel estratégico que, impulsados por Estados Unidos podrían ayudar a configurar un sistema de seguridad transeuroasiático más cooperativo. A largo plazo, lo anterior podría progresar hacia la constitución de un núcleo global de responsabilidad política genuinamente compartida.

Como se ve, parece fundamental mantener el pluralismo, de tipo divide e impera, que engloba intereses norteamericanos tan claros como el fomento de las independencias de los países bálticos y ex-URSS, la prevención de su acercamiento a Rusia y a China, y la promoción de su cercanía a la Unión Europea y a la OTAN, máximas que se ven refulgentemente claras en el caso de Ucrania y, a futuro, en los países nórdicos y en Taiwán.

CUATRO. Ese fomento de un pluralismo político que previniera una coalición hostil a la supremacía de EEUU, para el polaco teórico geoestratégico, se centra, como principal miedo, en la configuración de una coalición China-Rusia-Irán que “uniría a la principal potencia eslava del mundo, con la potencia islámica más militante del mundo, y con la potencia asiática más poderosa y poblada del mundo”. Esa coalición aún no se planteó pero en cambio el Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) apareció con gran liderazgo de Lula, que esperemos reaparezca una vez que retome la presidencia de Brasil, que sucederá en este año 2022. Quizá no sea tan peligroso como el temido por Brzezinski, pero reúne aún más población, territorio y mercado que él. La presencia de Irán puede ser un paso ulterior, para atemorizar más los teóricos geopolíticos estratégicos occidentales. Brzezinski, polaco imbuido de historia vivida, le teme más al fugaz proyecto de la ‘Gran Eslavia’ que a al neoimperialismo ruso, aunque también al islam (como Huntington) y la autoestima imperial perenne de China. ¿Estaría Ucrania en esa gran Eslavia vehiculizada por Rusia? Insiste mucho que Rusia es poco sin Ucrania pero mucho con ella.

CINCO. Curiosamente, Brzezinzki cree que las uniones China-EEUU y Rusia-Unión Europea serían las salidas naturales a las situación geopolítica y geoestratégica de China y de Rusia, salida que los propios europeos y Usa le negaron a Stalin, a Yeltsin y al mismo Putin. Y que de alguna manera Kissinger anticipó cuando llevó a Nixon a China. Pero ni el lobby armamentista, ni los militares estadounidenses ni algunos teóricos belicistas, como los straussistas (tan presentes en los staffs demócratas), han permitido que esas salidas estratégicas geopolíticas se cultivaran pacífica y diplomáticamente. Los objetivos de Kissinger, Huntington y Brzezinski debían perseguirse para mayor gloria del complejo belicista, que incluye a las armas convencionales, a las nucleares y a las bioquímicas (por algo EEUU no firmó el tratado sobre estas últimas y financió tantas en Ucrania). Los teóricos geopolíticos son ‘belicizados’ por los lobbies militares, industriales y supremacistas cuando se llega a las decisiones políticas concretas. Porque incluso objetivos hegemónicos norteamericanos podrían ser perseguidos sin tanta violencia material ni simbólica; pero a los lobbies los endurecen las prácticas administrativa y material; y en ocasiones invocan a los teóricos, que sugirieron, sí, las metas; pero no aconsejaron, no, su búsqueda por los medios finalmente escogidos. De todos modos, hay algunas ‘joyitas’ de la ‘viveza geopolítica’, como esta: “El propio carácter multinacional y excepcional de la sociedad estadounidense ha facilitado la tarea de universalizar su hegemonía sin presentarla como una hegemonía estrictamente nacional. …un intento por parte de China de alcanzar la primacía global sería percibido inevitablemente por los demás como un intento de imponer la hegemonía nacional china”. EEUU, con su imperialismo cultural, encarna el dictum gramsciano de que la política es el arte de pasar los intereses propios como si fuesen de todos. Y la gente y la prensa se comen las pastillas, como vemos en el conflicto de Ucrania.

SEIS. Desde el ángulo de quiénes son los ‘jugadores geoestratégicos principales’ (además de EEUU, claro): Francia, Alemania, Rusia, China e India, con mención para Gran Bretaña, Japón e Indonesia como jugadores secundarios; pero distingue también ‘cinco pivotes geopolíticos principalmente por su ubicación geográfica: Ucrania, Azerbaiyán, Corea del Sur, Turquía e Irán. El pivot geopolítico ucraniano sería el de impedir o facilitar que el eventual neoimperio ruso fuera solo asiático o eurasiático. Si solo asiático, sería muy asediado por los islámicos Estados ex-URSS en Asia, sobre los que también China tiene interés; el interés de los europeos, rusos y chinos por los diversos ex-URSS es un ingrediente geoestratégico y geopolítico que Brzezinski calibra muy bien, y muy informada y fríamente.

SIETE. A 25 años del libro de Brzezinski, vemos que su panorama fue invalorable para entender el mundo; aunque: a. Piensa demasiado bien de EEUU, subvalorando los lobbies industriales y los teóricos radicales que condimentan las decisiones reales; b. piensa que China tendría dificultades para pasar de potencia regional a global; c. piensa que la hegemonía puntual de EEUU, resultante de las posguerras mundiales y fría, puede mantenerse con cierto consenso trabajado de por medio; y no parece tan factible; d. no piensa que se puedan inventar coaliciones anti-EEUU más allá de las teóricamente temibles pero no producidas. Y hay muchos ejemplos de ello, como el Brics, diversas coaliciones asiáticas, y los diversos matices de aceptación de condenas y sanciones a Rusia, que muestran que la hegemonía de EEUU peligra más de lo pensado hace 25 años; y que el sistema monetario-financiero-bancario de Bretton Woods, que institucionalizó la fase financiera del capitalismo, se desfibra, con nuevas consecuencias de amenaza para la hegemonía unipolar de EEUU. Pero el libro es un ancla para entender el mundo que entra al siglo XXI; y hay que actualizarlo permanentemente, en una realidad tan dinámica que no se le deben achacar a simple imprevisión suya, cosas que no se puedan encajar perfectamente en sus textos. e. Los objetivos a corto plazo se han buscado claramente, aunque más bélicamente; pero los de medio y largo plazo parecen arduos de perseguir, dado el modus operandi usado para perseguir los de corto plazo, entre otros factores que han ido haciendo inviables las conjunciones eurasiáticas, y mucho menos aún las transeuroasiáticas, francamente utópicas al día de hoy.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO