Por ejemplo, con sus acertadísimas decisiones antes y durante el partido Argentina-Uruguay (0-2), en el estadio de Boca Juniors, ‘la Bombonera’, sin dudas una de las 5 mayores hazañas del fútbol uruguayo en toda su historia. Entonces, ¿qué retiene aún de ‘loco’, y qué permite, en cambio, calificarlo de ‘muy sensato e inteligente’?
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
¿Esto es de loco?
Yo diría que hay algunas cosas suyas, durante su aún breve pero ya inolvidable pasaje por el Uruguay, que, de algún modo, pueden encajar en el calificativo de ‘loco’, aunque yo las describiría mejor como audaces y frontales, mucho más que de irracionales y exóticas, o impulsivas; porque fueron no solo inteligentes sino bastante calculadas, y expresadas con relativa frialdad. Veamos.
Uno. Fue una mezcla de locura y sensatez su conferencia de prensa inicial. Fue muy sensata su declaración de satisfacción por dirigir a Uruguay y su esperanza de lograr grandes cosas, y porque “hay con qué”, algo que pudo pensarse como una diplomática caricia inicial al ego uruguayo, pero que, cuando planteó los partidos, empezó a mostrarse como una afirmación realmente pensada como posible, más allá de esa posible lectura sospechable.
Fue, en cambio, muy del ‘loco’ Bielsa su planteo frontal contra la prensa deportiva uruguaya, a la que le dijo algunas cosas que la inculta prensa odia oír, pero que son verdades que todas las ciencias sociales afirman, y no solo sobre la deportiva, sino sobre toda la prensa ‘informativa’ en general. Sucintamente: a, que no saben de fútbol lo suficiente, en general y sobre la interna puntual de cada equipo, como para opinar lo que opinan; b, que promueven líos, conflictos y rumores para vender sus espacios mediáticos, sin importarles ni la verdad ni la gente que involucran; c, con eso ya abría un ‘paraguas’ respecto de la ‘lluvia’ de juicios, rumores y chamuyos que sobrevendrían, que no precisaba haber comenzado a sufrir para saber que debía prepararse para ellos. Y ‘avivando’ a la gente para cuando sucediera, por si aún se ‘creía en los Reyes Magos’.
Algún periodista, con cierta razón, le objetó cómo sabía, recién llegado, que la prensa actuaría así. La respuesta, mía, no tanto de Bielsa ese día, es que se padece así en todo tiempo y lugar; y en los países en que él estuvo también. Además, las ciencias sociales y la teoría de la comunicación y del periodismo autorizan a esperarlo así, porque están condenados a hacerlo, ya que es su único modus operandi económicamente seguro: tienen que opinar sabiendo mucho menos que los opinados, y tienen que describir olas no surfeables como tsunamis. El que no lo haga no sobrevive, salvo los muy pocos que saben y que no exageran, que los hay, honrosas excepciones (Latorre, Espina, Domínguez, Simón…). Y eso no solo la prensa deportiva sino toda la prensa en general: tienen que opinar ‘para hacer los mandados’, y para hacerle creer a sus audiencias que saben como para hacerlo (sin conocer tampoco la ‘interna’ que influye también en las decisiones técnicas). Esto, dicho por un científico social en abstracto, no influye tanto como lo dicho por Bielsa en esa circunstancia; la gente se queda pensándolo más, sobre todo en un ámbito de diálogo y de discusión probable. Muy útil, nada loco; ni los contenidos ni la forma.
Entonces, en parte muy sensato Bielsa, y en parte no ‘loco’, sino infrecuentemente audaz para formular incómodas verdades para la prensa, en momento favorable para educar a la afición; por ahora, nada loco, sino mezcla de sensatez y de audacia madura, informada, curtida, preventiva. No cualquiera se anima a hacerlo ni sabe qué, cuándo ni cómo hacer eso.
El debate sobre la presencia de los históricos en el plantel
Se sabe que distintos países y equipos pasan por el inevitable, incómodo y discutible momento de la renovación parcial de sus planteles competitivos. Y es muy debatible cuántos y cuándo deberían ser sustituidos por más jóvenes. Depende de los sustituibles, de los sustitutos, de los partidos que se avecinen, de un mar de opiniones que importan y que pueden diferir entre sí. Para un técnico, es una coyuntura en que normalmente, salvo que gane espectacularmente y más que antes, si no le va muy bien se le reclamará por los nuevos que no puso o por los más antiguos que incluyó, o viceversa; y nadie podrá probar nada. Solo resultados elocuentes, a favor o en contra, podrían sumar con claridad para alguno de los bandos opuestos.
Pues bien, Bielsa, en las 4 primeras fechas de las Eliminatorias, no convocó a Suárez ni a Cavani, no citó a Coates ni al ‘pelado’ Cáceres en instancias en que no contaba con Giménez ni Ronald Araújo, y se había retirado Godín. Era claro que, o bien quería renovar radicalmente, desde ya, por shock, aun arriesgando algún resultado adverso que le sería atribuido, o bien, como se rumoreó por ahí, quería partir de cero, eliminando influencias pesadas del pasado en la interna y el vestuario. Sea por lo que fuere, arriesgó y le fue muy bien, y mucho mejor que lo augurable y hasta deseable por los mandatados a torpedear a Bielsa, aunque Uruguay cayera en el intento.
Otra vez arriesga con audacia, confiando mucho más en lo suyo que en las críticas, nada despreciables, que recibía.
Quizás en la comentada entrevista y en el radical recambio generacional de partida, si no estuvo ‘loco’, al menos arriesgó como pocos lo habrían hecho, con el alto riesgo múltiple que implicaba un mal debut en medio de las resistencias que había a su designación, que no pararon completamente ni aunque todo le salió espectacularmente: los resultados y la renovación. Por la plata baila el mono, dicen.
Y dejamos para el final la histórica seguidilla de triunfos, sin goles en contra, y por dos goles de diferencia, contra Brasil en Montevideo, y contra Argentina en Buenos Aires, en la especialmente difícil ‘Bombonera’, y Argentina con un plantel disponible hasta mejor que el que fue campeón del mundo en 2022.
Riesgosa eliminatoria exitosa y hazaña sin igual
En este ítem revisaremos someramente: a, los cambios que pueden notarse en el funcionamiento táctico, físico y psíquico; b, cuánto podría atribuírsele con seguridad a su ‘mano santa’; c, las claves de la super hazaña contra Argentina (y el 2-0 a Brasil en Montevideo).
Si cambió, ¿en qué cambió Uruguay?, ¿cuánto se debe a Bielsa?
Creo que debe haber más de un 99 % de acuerdo de que Uruguay cambió, y para bien; y no solo por los resultados.
El equipo juega, a la vez, y eso es raro, con soltura y convicción. Tantas veces, en los últimos años, pareció atado, preocupado aparentemente con el cumplimiento de determinadas instrucciones, no siempre acordes al espontáneo desempeño de los intérpretes, lo que no siempre produce actuaciones lúdicas, de expresión de virtudes propias. Muy pocas veces exhibe soltura y fluidez; y juega a empujones, a choques eléctricos de destrucciones, esfuerzos físicos e iniciativas aisladas. Uruguay, tantas veces, no juega sino lucha los partidos; más que crear juego propio, destruye el de su adversario; luce como cumpliendo un deber, y una pesada y nada disfrutable obligación sobre la que le van a reclamar con exigencias y sin compasión.
Quizás lo más sorprendente es que esa soltura y convicción la mostraron desde el primer partido de las Eliminatorias. Y es sabido que, en general, los cambios, cuando se producen, llevan tiempo, porque ‘no es soplar y hacer botellas’; quien haya estudiado educación (maestros, profesores) sabe que hay un ‘tiempo pedagógico’ a respetar y esperar, sin ansiedades ni apuros inútiles y hasta contraproducentes. Concretamente, en fútbol, un cambio debe respetar al menos estos pasos: a, presentación clara de la propuesta de cambio y de las ventajas respecto de lo anterior; b, exhibición del papel concreto que cada uno jugará en la implementación de la idea; c, apreciación por parte del técnico del balance positivo de las nuevas ideas sobre los costos-beneficios de la novedad respecto de lo anterior; d, decisión de cada uno sobre los costos-beneficios que la novedad le traerá, a cada uno, para su juego y su futuro inmediato; e, consulta al técnico y a los compañeros sobre detalles de la implementación en cancha de las ideas; f, puesta en práctica; g, balance provisorio de la novedad respecto de lo anterior; h, decisión sobre seguir intentando el cambio o volver a lo anterior. Es obligatorio pasar por estas etapas; las nuevas ideas deberán recorrerlas y el proceso puede trancarse o impulsarse en cada una de ellas; en el caso de la aprobación paulatina de la novedad, el tiempo de afirmación puede variar, dependiendo de los obstáculos y dudas que surjan, individual y colectivamente, sobre el proyecto y sus etapas. El nuevo impulso debe superar inercias de impulsos anteriores probablemente opuestos. Y que no aparezcan resentimientos lumpen que motiven ‘para los contras’ o ‘para los que no creían en nosotros’, tan nocivos para la deportividad y el rendimiento de élite.
De nuevo, lo más sorprendente ha sido la velocidad con que las novedades se impusieron sobre las inercias; es claro que solo hubo retroalimentaciones positivas desde la puesta en práctica de las ideas (salvo de la prensa a sueldo, claro, pero ni Bielsa ni los jugadores le dan bolilla, la gente lamentablemente sí); pero normalmente no hay acuerdos tan veloces, aparecen más dudas y obstáculos, los momentos de balance duran más en constituirse. Hay jugadores que parecen ‘otros’; para mí, el caso más llamativo es el de de la Cruz, que siempre parecía incómodo, forzado y atado respecto del modo como juega en River Plate argentino; y que, de golpe, vuelve a ser la carta importante que su movilidad y dinámica le aportó a Gallardo.
¿Cómo consiguió Bielsa esta improbable velocidad de aceptación de la novedad? Uno, está claro que no fueron principalmente los entrenamientos en cancha, muy pocos y no todos con la totalidad del plantel presente y activo. Dos, se dice que Bielsa tiene preparados videos adecuados a cada posición y función, y que los debate por Zoom con los jugadores; habría que consultarlo, si es que los jugadores lo dicen, y si Bielsa acepta que eso escape a la intimidad del grupo, por diversas y comprensibles razones. Tres, Bielsa habla relativamente poco con los jugadores, pero mucho con sus ayudantes, durante los partidos.
Cuatro, solo es posible hipotetizar que los contactos de Bielsa con los jugadores (Zoom y presenciales) hayan sido muy eficaces y eficientes para producir los cambios deseados, en el planteo general y en los requerimientos para cada jugador. Que los jugadores hayan recorrido de modo progresivo y veloz las etapas del proceso de cambio, sin dudas no resueltas ni consultas no evacuadas. Que la mayoría de los balances haya arrojado resultado positivo hacia la continuación del intento de cambiar.
Sin duda, la mejoría, sentida por los jugadores y percibida en general, sumada a resultados tan positivos y progresivos como para tapar las bocas más dañinas, fue galvanizando el proceso, también indudablemente reforzado por comentarios extranjeros elogiosos de los resultados. Algo de mis estudios de pedagogía y didáctica, de mi experiencia como profesor universitario, y la escasa pero valiosa experiencia como entrenador de fútbol, me permiten decir que la clave ha sido una especie de hipnosis de Bielsa sobre los jugadores, que han respetado mucho sus conocimientos, su nivel cultural, y el detalle con que explicó cada novedad y el modus operandi de su ejecución, con el viento a favor de los resultados. Muy ilustrativas fueron las declaraciones de Zalazar, no convocado luego de espectacular y goleadora actuación en un partido de preparación, admirado por lo que sabía Bielsa y por lo que ya había aprendido con él en poco tiempo.
Aunque excedería a esta columna, la ansiedad e inseguridad de los jugadores ante torneos y partidos tiende a volcarse hacia figuras que permitan una seguridad y confianza extra; y una figura pseudo-paterna, cuando los resultados acompañan a una buena relación, multiplica la dimensión de esa figura-amuleto. Aunque si hay conflictos y los resultados no se dan, del mismo modo y por los mismos mecanismos, el amuleto se vuelve chivo expiatorio; porque jugadores, hinchas, periodistas y dirigentes tienden a mantener su autoestima echándole la culpa de los fracasos a otros, y no a las insuficientes virtudes, capacidades, habilidades ni gestiones de los actores. Por eso cuando se pierde, siempre, y con el diario del lunes, se argumenta que debieron haber jugado los que no jugaron, y que no debieron jugar los que lo hicieron; somos buenos y mejores, si perdimos es porque alguien no nos supo hacer ganar. No se contenta el que no quiere; espantoso mecanismo de defensa humano, que, por ahora, disfruta Bielsa, pero que puede perjudicarlo en cualquier momento si los resultados cambian para mal. Lo mismo le pasa a un político, a un presidente; el ser humano y la sociedad son infernales, lector.
Los triunfos ante Brasil y Argentina
No hay mucho espacio, pero el partido con Brasil permitió ver la sorprendentemente veloz afirmación del cambio en proceso; con cierta fortuna en la coincidencia entre el primer gol uruguayo, la lesión grave de Neymar y su efecto en Brasil, y el fin del primer tiempo; pero ya mostrando un equipo ‘corto’, con mucha reducción de espacios para la circulación y progresión del rival; equipo corto y agrupado que invitaba a transiciones rápidas, con contragolpe a cargo de veloces corredores y oportunos lanzadores. Estando cero a cero y con Neymar, de todos modos Brasil no había podido hacer su juego y tocaba incesantemente en busca de huecos que no aparecían.
Pero todos los progresos mostrados tendrían una espectacular superación en el partido ante Argentina. Quepa aclarar que Argentina no solo es el campeón del mundo vigente desde Qatar 2022, sino que estaba invicto desde aquel extraño partido de apertura que perdió ante Arabia Saudita en noviembre 2022; jugaba como local, yendo primero y con puntaje perfecto en las Eliminatorias sudamericanas para 2026; jugaba en el estadio de Boca Juniors, la ‘Bombonera’, donde la localía se hace sentir mucho más que en estadios comunes, porque hay muy poca distancia cancha-tribunas, y porque la tribunas son muy rectas, en ángulo casi de 90º (lo usual es entre 110 y 130), lo que hace mucho más audibles los gritos de celebración y de agresión verbal. Además, tenía a disposición un plantel aún mejor que el de Qatar; algunos jugadores que habían desertado por lesiones en la fase de preparación, estaban ahora disponibles: Nicolás González (que era titular entonces), Lo Celso, Paredes, Guido Rodríguez; no faltaba nadie y estaban todos aptos para jugar. El campeón no solo era campeón, puntero, invicto y fuertemente local, sino con un plantel mejor que en 2022.
¿Cuáles fueron las claves de un resultado tan inesperado como merecido?
Uno. La energía y convicción con la que realizaron el trabajo sin pelota: el de achicar espacios, el de tomar las marcas, el de la convergencia en los sectores de creación, el de desplegarse ofreciendo alternativas al que estaba con la pelota. Confirmando lo que los que saben acuerdan: que el trabajo sin pelota lleva mucho más tiempo que el de conducción, disputa o pase, y que es tanto o más importante que ese; que es lo único que la prensa, que mal-educa a las aficiones, toma en cuenta para formar ‘podios’ o mejores jugadores del partido o torneo; porque las cámaras solo toman eso, o folclorismos fuera de la cancha.
Dos. Un equipo ‘corto’, Messi rodeado, asfixia para los creadores, equipo ‘corto’ que daba la posibilidad de transiciones rápidas, con perfil y velocidad a favor (a cualquiera, pero más que nada a Núñez) del contragolpeador. La respuesta física fue sorprendente, y percibida como tal por prensa y rivales.
Tres. Aquí, sorprendentes cambios creativos de Bielsa. A, los de atrás apretaron desde allí a los ya hostigados en el medio, y con mucha fuerza y decisión, casi intimidatoria, y muy eficaz. B, en este rubro, nunca supe entender a cabalidad qué llevó a Bielsa a incluir a Mathías Olivera, normalmente lateral, como zaguero, manteniendo a Viñas como lateral. Está bien, había dos zurdos marcadores livianos que podían tapar la banda derecha, sobrando siempre un zaguero para anticipar a Messi o a Alvarez. Pero, a pesar del éxito de la función y 1-0, saca a Viñas (que anticipando lejos había provocado el enorme error de Molina previo al gol de Araújo), Olivera vuelve al lateral y entra Giménez de zaguero. Claro, Argentina puso un doble 9 y sacó un volante (Lautaro Martínez por McAllister); Bielsa ahora necesitaba dos zagueros más fijos. Ok, pero ¿cómo sabía Bielsa que Scaloni haría ese cambio?; está bien, era lógico y más o menos esperable, perdiendo y local. Pero, ¿lo decidió jugándosela a que el cambio se haría?, ¿esperó a ver a Lautaro Martínez?, ¿tenía informantes que se lo anticiparon? Creo que fue lo primero y, en este sentido, fue loco por audaz, pero nada loco en el raciocinio.
Sobre la carencia, o abandono, de una locura tan compartida que le dio su apodo, el ingreso al final de Canobbio por Pellistri nos da una clave confirmatoria: cansado Pellistri luego de gran despliegue, la locura optimista y hasta suicida habría sido poner a alguien veloz para aprovechar la desesperación atacante argentina; pero Bielsa no fue nada loco, sino muy sensato, y puso a Canobbio, fresco y mucho más marcador aún que Pellistri; y vino el 2-0 de Núñez por derecha. Un ‘loco’ nada loco, sino muy sensato.
Soltura, convicción y entrega para cumplir con un libreto, y un libretista que ve con claridad el desarrollo para improvisar creativamente respuestas a los problemas y alternativas que se presenten. Por ahora, las improvisaciones y decisiones contraintuitivas le han salido y los jugadores han creído en él y en ellas. ¿Pasará lo mismo si se da vuelta la taba?
Conclusiones
Ya pasó también un 3-0 a Bolivia en Montevideo. Ya terminó la 6ª fecha de las Eliminatorias, un tercio de los 18 totales. Clasifican 6 de los 10 directamente, y un 7º repecha un lugar muy probable contra algún rival muy accesible. Yo ya adelantaría que los eliminados serán Bolivia, Chile y Perú. Uruguay está 2º, a dos puntos de Argentina y con gran diferencia de goles, lo que define lugares a igualdad de puntos; siempre se creyó en la clasificación, en esta oportunidad, dirigiera quien dirigiera. Pero la posterior chance en el Mundial sí que depende del técnico que sea. Y lo que parece es que Bielsa va siendo muy adecuado como para confirmar lo que dijo y que pareció zalamera diplomacia al llegar: que Uruguay “tiene con qué” soñar en grande.
Entonces, nada loco, pero sí muy audaz, creativo y de hallazgos rápidos de respuesta a alternativas complejas; capaz hasta de sensateces prudentes; y muy carismático y seguido por los jugadores. Probado ignorante de la tóxica prensa deportiva, colmo de la sensatez audaz.
Nada de ‘loco’, entonces, al menos a esta altura del partido; y, ojo, tampoco nada de ‘porteño’; es rosarino, de Newell’s Old boys, antiporteño santafesino desde la Liga Federal artiguista antiporteña; si quieren enfurecer a un rosarino, santafesino, llámenle ‘porteño’; reaccionará como un uruguayo al que lo llamen así; no le digan eso o lo escriban sobre él.