Antes del partido con Ecuador
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Uno. Es la Eliminatoria más fácil para clasificar de la historia del fútbol sudamericano. Porque, si hasta ahora, clasificaban directamente 4 países y un quinto iba a un repechaje con alguno de otro continente, desde ahora clasifican directamente 6 y un séptimo va a un repechaje, que, en este período, además, será más fácil que los que tocaron en suerte en el pasado.
Dos. Por eso algunos argumentan que la carísima contratación de Marcelo Bielsa, en detrimento de mucho más baratos técnicos uruguayos, sería un lujo innecesario. Y eso podría ser sostenible siempre que las razones para su contratación no fueran, además del comando de la selección principal, otras: tales como una supervisión de los juveniles y de su transición a la principal, tareas de organización general del trabajo de selecciones y del complejo de trabajo celeste, y, aventuremos atrevidamente, la tarea de apresurar el recambio generacional que sería más difícil a cargo de gente local, dado el prestigio de los históricos involucrados y su influencia entre los jugadores más jóvenes y la prensa.
Tres. En el primer partido con Chile, equipo con problemas de recambio generacional y mal momento de autoconfianza, Uruguay -pese a que Bielsa declaró que él no tenía nada que ver con el rendimiento del equipo porque no habían tenido tiempo suficiente para entrenar nada nuevo-, se percibió, a diferencia del pasado, como un conjunto suelto, fluido, agresivo, ofensivo, bien humorado. Quizás fue una modestia excesiva de Bielsa, que si bien no entrenó en cancha lo suficiente como para cambiar mucho, ha hecho un trabajo de envío de videos y de debate a distancia por Zoom, que podría haber rendido más de lo esperado si el material enviado y los diálogos entablados hubieran sido bien recibidos y asimilados por los jugadores. Indicador de esa posibilidad son las declaraciones de Zalazar, que no fue convocado, pero dijo que Bielsa era “una enciclopedia”.
Cuatro. De los 18 partidos que Uruguay debe disputar en la Eliminatoria, 9 de local y 9 de visitante, hay algunos que son los, en principio, de mayor riesgo. Son 5: Bolivia en La Paz (altura extrema); Colombia en Barranquilla (calor húmedo); Ecuador en Quito (altura y humedad); Argentina en Buenos Aires; Brasil local, donde sea, peor en lugares de calor máximo como Manaos, Cuiabá u otros infiernos. Ya hemos transcurrido uno de los partidos más fáciles, como local con un equipo en mal momento, y otro de los más difíciles, en altura húmeda, contra un equipo consolidado colectivamente, y con mucha capacidad física, incluido un gran juego aéreo en las dos áreas, aspecto en el que Uruguay ha perdido respecto de su pasado.
Cinco. Agreguemos otras desventajas coyunturales celestes, que hacen más meritoria la performance hasta ahora, a saber: el retiro y quizás despedida de la selección de algunos históricos (Suárez, Cavani, Muslera, Godín, M. Cáceres, Coates); de algunos convocados recientes, ahora lesionados (R. Araújo, Giménez, G. Varela, M. Vecino, R. Bentancur, Arrascaeta, no sé Torreira).
Después del partido con Ecuador
Como era perfectamente esperable en uno de los más difíciles partidos de las Eliminatorias, se perdió con Ecuador en la muy húmeda altura de Quito, como les sucede a casi todos los países, y como le ha pasado a Uruguay en las últimas cuatro Eliminatorias.
Habíamos adelantado en el número anterior de Caras y Caretas que temíamos mucho por la diferencia de estatura a favor de los ecuatorianos, que podía manifestarse especialmente en jugadas de pelota quieta en las áreas al final de los primero y segundo tiempos, cuando el cansancio acumulado llega a su máximo y cuesta demasiado estar concentrado, atento y pronto para un esfuerzo abrupto e intenso. Pues bien, Ecuador empató con un gol de cabeza de uno de sus zagueros de casi 1.90 (tenían 3 de esa magnitud, mayor que los celestes), a los 4 minutos y 50 segundos del alargue de 5 del primer tiempo. Crónica de una muerte anunciada, ¿no?
Ahora bien, ¿por qué no tenía Uruguay zagueros o jugadores que pudieran compensar esa estatura ecuatoriana? En primer lugar, porque los 2 zagueros de gran juego aéreo, que muy probablemente hubieran jugado, eran Ronald Araújo y José M. Giménez, pero ambos estaban lesionados. Uno puede pensar que, en todos estos años, además de Lugano y Godín, retirados, estaban Martín Cáceres y Coates, estos dos disponibles aún hoy. Pero Bielsa está decidido a jubilar a muchos históricos, y tampoco es partidario -para ‘su’ fútbol moderno- de jugadores pesados, lentos, zagueros de cueva, como Coates. No podía Bielsa abandonar su plan de recambio generacional ni su preferencia por zagueros modernos, livianos, por lo que pudiera suceder en un solo partido de los 18 de las Eliminatorias. No ligamos bien con que justo el partido con Ecuador en Quito nos tocara sin Giménez ni R. Araújo; y Bielsa no podía ser infiel a conceptos futbolísticos importantes solo para hacer menos probables algunas alternativas en un solo partido de los 18; en octubre deberían estar Giménez y Araújo de vuelta.
Y al final de cuentas, pese a que fue gol, solo una vez ganó Ecuador en área uruguaya. ¿Hubiera sucedido con Giménez y/o Araújo? ¿Hubieran impedido Coates y/o M. Cáceres lo mismo? En todo caso, sigo creyendo que Uruguay clasifica, más que nada porque esta vez pasan 6 directo y uno más en repechaje, mientras que en las anteriores Eliminatorias solo pasaban 4 directo y uno más. Y en todas clasificamos perdiendo con Ecuador en Quito. Así que a terminar con los lamentos y con malintencionadas críticas a Bielsa, que han abundado, aunque él no haya sido muy diplomático en sus apariciones públicas, y en parte puede haber provocado esas críticas. Fue una mala coincidencia la de jugar en Quito contra Ecuador sin Giménez ni Araújo, en medio del recambio de jugadores y juego que parece traer Bielsa. Ya habrá suerte en otras instancias; la Eliminatoria es larga y hay tiempo como para que se compensen los azares.
¿Y ahora?
Se viene el 12 de octubre, como visitante de Colombia en el infernal calor húmedo de Barranquilla, el tercer partido por las Eliminatorias; como ya lo adelantamos, uno de los 5 partidos en principio más difíciles para Uruguay. La primera cuestión: ¿cómo se conformará el plantel del que saldrán los que jugarán el 12 con Colombia de visitantes y el 17 con Brasil en el Centenario? ¿Estarán Araújo y/o Giménez? ¿Y los otros lesionados de muy posible participación en el plantel y en la cancha, tales como Varela, Vecino, Bentancur y Arrascaeta, no necesariamente todos titulares, pero sin duda al menos integrantes del plantel a la orden? Habrá que esperar para tener noticias médicas, antes de ver qué lugar pueden tener en el grupo. Los zagueros, Bentancur y Arrascaeta, si están en buenas condiciones físicas, deberían ser tomados muy en cuenta.
Muy diferente a todos los otros partidos debería ser el juego contra Brasil en Montevideo; es inolvidable el baile de Neymar a Coates en alguna instancia no muy lejana. Y Neymar está recuperando la forma, jugando de modo otra vez inolvidable frente a Bolivia hace unos días. Uruguay no debe encandilarse con ese partido, y recordar que es solo uno más en 18, que clasifican a 6 o 7 para el Mundial. Es una Eliminatoria con mucho menos estrés que las anteriores; en cada partido se juega menos que antes.
Una de las cosas más positivas en este breve y apurado balance de estos dos partidos es la comprobación de que los lesionados y los históricos han sido sustituidos de modo más satisfactorio de lo esperado. Y que el nivel de juego, absorbiendo cambios en estilo y en jugadores, ha mostrado no ser inferior al anterior de la selección. Y existen fundadas expectativas de que, con la recuperación de algunos lesionados, con mayor asimilación de las novedades que proponga Bielsa, y con mayores facilidades clasificatorias, Uruguay pueda sufrir menos de lo acostumbrado.
Veremos.
Y si quiere una explicación más técnica de los goles ecuatorianos, hechos ambos por uno de los zagueros, Torres, uno de cabeza y otro con el pie derecho, ambos también en córners desde nuestra derecha, la izquierda ecuatoriana, ahí va.
Primer gol. Crónica de una muerte anunciada por la diferencia de altura, tan a favor de Ecuador, entre los más altos de los dos equipos, en las dos áreas. Faltaron los backs titulares, lesionados, y se prescindió de otros por motivos de recambio generacional. No es ‘culpa’ de Bielsa, pero tampoco previó soluciones para un problema previsible. Aunque, en realidad, ese gol fue la única pelota de superioridad en aérea ecuatoriana. No ligó Bielsa, no ligamos en la coincidencia entre una debilidad coyuntural solucionable a futuro con Giménez y Araújo, y este partido con Ecuador de visitante en Quito. Además, técnicamente, Torres cabeceó más que nada por mal posicionamiento de los defensores uruguayos, porque no tuvo necesidad de saltar mucho ni de ganar especialmente por altura. Faltaron estatura y buen acomodo del cuerpo y del perfil, para atacar un centro alto hacia el centro del área, desde la derecha.
Segundo gol. Otro córner desde nuestra derecha y otra vez el zaguero Torres esperando casi en el área chica, al centro. Cerca suyo, esperando una nueva pelota aérea, Viña y Olivera, zaguero interior izquierdo y zaguero lateral izquierdo, respectivamente. Sorpresivamente, el córner no viene por aire, como para aprovechar de nuevo el superávit de estatura, sino que viene fuerte y rasante, casi al centro del área chica. Los dos defensores uruguayos, zurdos, no pudieron acomodarse y reaccionar rápido, a contraperfil, con un centro bajo y fuerte en lugar del esperado elevado y bombeado. Tener una sola pierna hábil se paga, aunque la mayoría no se dé cuenta. Uruguay tuvo, tiene y tendrá un cierre deficitario desde la izquierda hacia la derecha si sigue alineando zagueros interiores y laterales zurdos, sin buen manejo de la pierna derecha para cerrar por abajo; por air no se notará tanto.
Lector, revise los videos del partido y verá cómo fue todo, más que nada el doble desastre de los zurdos impotentes para llegar con su perfil y pierna hábiles a cortar el córner. Si jugó al fútbol, pruebe o imagine que usted es zurdo y que tiene que ir a una pelota que viene desde su derecha y muy cerca del arco. ¡Socorro!, ¡qué mal me queda y cómo arriesgo hacerme un gol en contra! El ecuatoriano Torres agradece poder hacer dos goles siendo zaguero interior, quizás irrepetible, y Ecuador también agradece los errores. Enner Valencia lo agradeció con ese penal a las tribunas.
Pero la prensa deportiva ya arregló todo: Bielsa no puso backs altos y los jueces junto con el Var nos afanaron. Somos los mejores del mundo pero no nos quieren ni nos saben dirigir. Tendrían que dirigir los periodistas, así tienen que decidir a priori y no decir la fácil con el diario del lunes. Coates se ha convertido en un heredero del héroe Artigas desterrado. Amén.