El 25 de mayo, fiesta nacional argentina, Alfonsín acordó con Montiel, gobernador de Entre Ríos (radical) y el intendente de Concordia, Jorge Busti (peronista), para que invitaran a Wilson a hablar en la sede la Legislatura de la Ciudad, para lanzar la Operación Regreso. Así la llamaba él. Wilson no. Siempre le llamó “Jornada del Reencuentro”.
El mensaje de Wilson
Su discurso ante miles de uruguayos que burlaron todos los intentos por frenar los viajes desde Uruguay al acto, fue memorable. Una idea de fuerza marcó el rumbo de sus palabras: “No hagan de esto un acto partidario”. Dijo ahí que invitaría a todos los partidos a participar, y que el tema era el reencuentro de los uruguayos. Estaba en la proclama y lo reiteró en sus palabras y la posterior conferencia de prensa en Buenos Aires.
Lo volvió a decir en el barco, en la cena con su gente, en el desayuno y en la despedida de abordo cuando los dos bajábamos detenidos. Sendos helicópteros nos llevaron a Trinidad a él, y a Paso de los Toros a mí. A bordo de los mismos, apenas unos segundos, pudimos ver las azoteas de Ciudad Vieja y algo de Av. del Libertador. Era un verdadero mar de banderas uruguayas, blancas y del Frente. El Partido Colorado, en todo su derecho, declinó la invitación.
Justo es decirlo que también había algunas banderas de la colectividad de Rivera y Batlle y Ordóñez. Maneco Flores Mora y su hijo Manolo resolvieron decir “presente” y recorrieron toda la avenida rodeados de seguidores con sus propias banderas…
Los preparativos habían estado presididos por ese espíritu. Recuerdo el primer borrador de “volante” para imprimir clandestinamente en Montevideo y circular. Wilson lo tomó y tachó de lado a lado. Él mismo dibujó un barquito y le puso “Jornada del Reencuentro”. Rápidamente diseñó otro que de un lado decía “libertad para todos los presos políticos” y del otro “liberar a Wilson y Juan Raúl”.
Me suele ocurrir, cuando salgo al interior, que siempre se me acerca gente de todos los orígenes, que me recuerda dónde estaba ese día. Los más jóvenes recuerdan a dónde fueron sus padres… Es muy removedor.
A bordo del buque, el viejo dijo: “Este es un día de todos. No lo olvidemos hoy ni cada vez que recordemos este acontecimiento. Hoy es el día del reencuentro de los uruguayos, que necesitamos más que nunca estar unidos”. Yo estaba de acuerdo, pero lo que cito no lo dije yo, lo dijo él.
Sería patético que la memoria de Wilson fuera una especie de muñeco del que tiremos de un lado y de otro a ver quién merece más recordarlo. Es muy sencillo: todos. Ese sí es un homenaje. Lo otro es usar su recuerdo para acumular por sublema en tiempos electorales.
Una candidata del Partido Nacional que las encuestas han dejado atrás de toda posibilidad de ganar la interna blanca, ha tirado una propuesta: que el recuerdo de los 40 años del regreso de “Wilson” (obviamente no me nombra… bueno sería) sea un instrumento de unidad de su colectividad. ¡No Laura, no! Con todo mi respeto, Wilson es más importante que tu candidatura.
Rápidamente el resto de los candidatos aceptaron la invitación. Son todos wilsonistas. Recuerdo, simplemente, que hay algo en común entre Delgado, Laura, Gandini y Sartori. Ninguno de los cuatro volvió en el barco. Bueno es, pues, que lean cómo fue, qué dijo Wilson.
Recuerdo a Wilson, ya en el puerto de Buenos Aires, al lado de la pasarela del buque. Allí deja sus tres mensajes finales. Ante la pregunta de un periodista sobre por qué vuelve para ir preso, responde: “Yo no voy para ir preso. Sé que voy a ir preso. Meterme preso depende de ellos, ser un hombre libre depende solamente de mí mismo”.
Un segundo reportero le interroga: “¿Qué tiene que decir de esta multitud que le despide?”. “Lo que había soñado: cero partidismos. Todos bajo una misma bandera”. Fílmenle. ¿Un último mensaje?: “Pienso, entre tantos luchadores por la libertad, en Líber Seregni. Mi amigo y adversario. Sé que siempre será mi amigo, pero aspiro a que un día no seamos más adversarios”.