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Columnas de opinión | Orlando Petinatti | Malos pensamientos | Gaza

Pedagogía de la deshumanización

Discurso de odio en los medios de comunicación o cómo justificar el asesinato en masa

Ómnibus en hora pico, una mujer que desde la radio, en diálogo con Orlando Petinatti escupe: "hay que matarlos a todos", "hay que hacerlos desaparecer".

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Discurso de odio en la radio: Ayer en la tarde, una oyente — Rita — en el programa Malos Pensamientos, conducido por Orlando Petinatti decía: "hay que matarlos a todos", "hay que hacerlos desaparecer". La mujer dedicaba su alocución a plantear "esa verdad incómoda" que ella, valientemente, debía esgrimir, y repetía como un mantra "hay que eliminarla" a "esa—gente".

Petinatti. El comunicador, tras 35 años en la radiofonía, ha sabido construir, dentro y fuera del país, un público fiel. Nosotros, los que encontramos en su "entretenimiento" íntimo y familiar, chusma, trivial, una pantalla para generar una subjetividad, una sensibilidad de derecha, y alimentar discursos fascistas.

Es preciso recordar a Primo Levi, cuidadosamente, cuando decía: “La violencia nazi no nació de improviso. Fue precedida por una preparación ideológica, por una educación al odio, por un hábito de no ver en el otro un semejante”. Es preciso recordar a Primo Levi, cuidadosamente, cuando decía: “La violencia nazi no nació de improviso. Fue precedida por una preparación ideológica, por una educación al odio, por un hábito de no ver en el otro un semejante”.

Fascismo eterno

Umberto Eco describe en su ensayo Il fascismo eterno cómo este no llega como un golpe repentino, sino como una nebulosa de pasiones oscuras que se infiltra en la sociedad y nos llama a desenmascararlo y denunciarlo.

“El Fascismo puede volver con las formas más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y señalar cada uno de sus síntomas en cualquier parte del mundo”.

Él advierte que antes de instalarse, el fascismo normaliza el odio. Juegan la exaltación de la identidad nacional o cultural “pura”; la identificación de un enemigo, la deshumanización del adversario político; quien es mera amenaza o plaga.

Es esa pedagogía del odio la que permite luego justificar la violencia. Es esa pedagogía del odio con la que nos educan, día tras día, políticos, artistas, analistas e influencers, algoritmos comprados, intentan insensibilizarnos; Creen que mañana podremos decir genocidio y sentir, que es un mal necesario, que un exterminio es la "limpieza normal del mundo", como creían los futuristas.

La deshumanización comienza mucho antes

"Que los maten a todos, de una vez por todas, dice uno, y lanza un insulto; los demás asienten con la cabeza, los que están todavía dentro de la sinagoga asienten también, asienten los que están en sus casas mirando el bombardeo como si se tratara de un juego deportivo, asienten celebrando y felicitándose, que los maten que se deshagan de esa escoria, de una vez por todas que la hagan desaparecer".

Lina Meruane, Palestina en Pedazos.

“Me mandan Shalom y yo les respondo con una bandera de Uruguay, una de Israel y el lazo amarillo, para que vuelvan todos los secuestrados” decía Petinatti antes de establecer la comunicación con Rita.

Petinatti se mostraba civilizado en la conversación con Rita, al tiempo que fogueaba la ira de la mujer, que, hablando de Hamás, extendía su opinión, en una suerte de mimesis al resto de los palestinos, sin nombrarlos, porque no se puede nombrar demasiado, lo que se supone, debería desaparecer.

"Mi conclusión y la pregunta para tu audiencia es la siguiente: si cuando estás en tu casa vienen ladrones y te roban ¿Qué pasa? Llamás a la policía querés que vayan presos, no te digo si es un copamiento, como ha pasado en Carrasco, — me ha pasado a mi —", aclara.

"Ponés cerca eléctrica, ponés alarma", señala, alegóricamente Rita; omitiendo claro, que los que entran y copan las casas, son israelíes; que son, los que han destruido y ocupado casas palestinas, territorios palestinos durante décadas; que son responsables de un genocidio, de crímenes contra la humanidad, con las consecuencias políticas y jurídicas que eso debería tener según la debilitada normativa internacional.

Pero esa verdad no importa. Porque se busca construir una narrativa. Una narrativa que occidente se ha encargado de erigir: los árabes son atrasados, peligrosos, terroristas.

"Yo me pregunto el día de hoy, ¿Hamás está totalmente destruido? No. ¡Me indigna que queden algunos vivos! ¿¡Y si quieren volver a atacar de nuevo!?", pregunta Rita.

"Ellos prometieron que iban a hacer otro 7 de octubre", le responde Petinatti, "pero para Israel, lo más importante es recuperar a los chicos vivos", dice. A esos chicos, que tienen más importancia que los cientos de miles de civiles, mujeres y niñas, que han sido asesinadas por Israel en este conflicto. Creo que está claro: hay muertos y secuestrados que tienen más importancia que otros.

Para el fascista hay quienes están encima y quienes están debajo, hay muertes que importan más que otras, y vidas que no importan nada. Para el fascista hay vidas que no merecen ser vividas.

"Claro porque festeja la vida (Israel), los otros festejan la muerte", contesta Rita, por eso, repite, como un mantra: "hay que matarlos a todos".

Colonialista y fascista

La figura del “salvaje”, que sirvió durante siglos para justificar la conquista, la esclavitud y el exterminio, es antecedente ideológico del “enemigo interno” o del “otro desechable” del fascismo.

“Bueno”, dice Petinatti y ríe con falsa incomodidad, casi cómplice. "Lo pienso", afirma Rita, "¿Querés que sea sincera o hipócrita?", "yo preferiría educarlos", contesta el conductor, que opina, como tantos otros pedagogos del neocolonialismo, adeptos aún al mito del salvaje, que hay quienes no pueden gobernarse, que son inferiores y necesitan que los eduquen y los sometan, en el mejor de los casos. Aunque en este caso, los Israelíes no necesitan "educar" a los Palestinos, los quieren borrar, limpiar, destruir.

Desde el siglo XVI, las potencias europeas construyeron una narrativa justificadora de la conquista, el “salvaje” o “primitivo” era presentado como incapaz de autogobierno, irracional, infantil, subhumano. Esa figura legitimaba la misión civilizadora: esclavizar, evangelizar o exterminar pueblos en nombre del progreso. Autores como Aimé Césaire (Discurso sobre el colonialismo) mostraron que el colonialismo fue, ante todo, una pedagogía de la deshumanización.

“Antes de ser víctima, el colonizado fue animalizado. Y antes de ser verdugo en Europa, el burgués europeo fue colonizador en ultramar".

División del mundo en civilizados y bárbaros; negación del otro como sujeto moral; naturalización de la violencia como medio de purificación; estetización de la dominación a través del mito de la raza, la nación, la misión redentora. Tanto en el colonialismo como en el fascismo hay un mismo esquema mental. El fascismo hereda de la mentalidad colonial esa capacidad de transformar la opresión en virtud, matar, conquistar o excluir se vuelve una forma de defender “la civilización”, “la patria” o “la pureza”.

Ambos se sostienen sobre el mismo principio de negar la humanidad al otro para conservar el poder.

"No no, ellos no tienen educación ni arreglo, no sirven para nadie", argumenta Rita.

"Viven en otra era", lo que es decir "son atrasados", justifica Petinatti; cree que habría que educarlos, civilizarlos.

"Que vivan en otra era, que vivan en la edad media a mi no me interesa eso, es imposible, habría que haberlos exterminado a todos, no tendría que haber quedado ninguno, se terminó: esa gente no puede estar", sentencia Rita.

"Lo que hay que lograr es que el gobierno de la Franja De Gaza, esté formado por actores internacionales Estados Unidos, Egipto, Jordania, Israel también, un crisol de gente sensata y humana", le responde el conductor.

Es decir gente que es capaz de cometer o ser cómplice de un genocidio, gente que admite financiar a los terroristas que luego dice combatir. Gente que busca la paz entregando armas para matar niños. Gente que ha asesinado más periodistas en dos años que en las dos guerras mundiales juntas. Gente que desplaza, que margina, que usa el hambre como arma de guerra.

Gente sensata.

Gente civilizada.

Otro capítulo

Saldrá una crónica el próximo viernes en Caras y Caretas Revista, sobre el diálogo que mantuve con Lina Meruane, escritora chileno palestina; entre los temas que abordamos está, justamente, el rol de quienes trabajamos con la palabra, desde el periodismo o la literatura. La palabra como resistencia.

Sería otro capítulo (la que fuera idea fundamental de este texto), justificar por qué debemos combatir a todas las formas de fascismo; en la calle, con las palabras que quieren censurar, insistentemente. Los fascismos nunca descansan, dialogar con ellos no es posible. Solo es posible, moralmente, combatirlo, cortarlo como una plaga, no dejar avanzar sus discursos crueles, degradantes, deshumanos.

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