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Columnas de opinión | gobierno | Lasso | Gran Padrino

Ecuador

El gobierno se tambalea contra las cuerdas

El gobierno de Guillermo Lasso, luego de perder en febrero en las urnas, enfrenta ahora acusaciones de vínculos con el narcotráfico

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Caras y Caretas Diario

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El gobierno ecuatoriano parece estar ante una tormenta perfecta: alta desaprobación, derrota electoral, acusaciones de corrupción y vínculos con el narcotráfico en el caso Gran Padrino, y un posible juicio político por parte de la Asamblea Nacional.

El gobierno ecuatoriano está contra las cuerdas. El presidente Guillermo Lasso enfrenta su peor inestabilidad desde el inicio de su corto y accidentado mandato que comenzó en mayo de 2021. Una crisis doble, marcada por primero por la derrota en las elecciones regionales el pasado 5 de febrero e inmediatamente después por un escándalo que crece a medida que pasan los días: el caso conocido como Gran Padrino o Encuentro, que involucra al mandatario en una trama de posible nepotismo, financiamiento ilícito de campaña y vínculos con el narcotráfico.

Lo primero fue la contienda, que ratificó lo que ya indicaban varias encuestas: la baja popularidad y credibilidad del gobierno de Lasso. Los resultados estuvieron a la vista con aliados del presidente que optaron por tomar distancia del mandatario en campaña y naufragaron en su intento de alcanzar alcaldías y prefecturas. La tradicional derecha, del Partido Social Cristiano (PSC), también resultó golpeada, en particular al perder contra el correísmo sus bastiones mantenidos durante tres décadas: la ciudad de Guayaquil y la provincia de Guayas.

“En 2021 dimos nuestros votos para presidente a un hombre que nos traicionó, no solo a nosotros sino a ustedes, los ecuatorianos, al hacer absolutamente lo contrario a lo que se planteó en la campaña […] ha reducido la inversión, privando a nuestros compatriotas de seguridad, servicios sociales, obras públicas generadoras de empleo”, señaló Jaime Nebot, principal figura de liderazgo del PSC, que había sido importante en la victoria de Lasso en 2021 contra el candidato de la Revolución Ciudadana, Andrés Arauz.

Lasso no solamente quedó golpeado por los resultados de alcaldías y prefecturas, sino porque la Consulta Popular que impulsaba fue rechazada en las urnas. La misma constaba de ocho preguntas sobre diferentes ítems, en particular en materia de seguridad, institucionalidad y medioambiente. La primera era, por ejemplo: “¿Está usted de acuerdo con permitir la extradición de ecuatorianos que hayan cometido delitos relacionados con el crimen organizado transnacional?”. Todas perdieron con más de 50% y muchos análisis señalaron que la derrota fue directamente un mensaje a Lasso.

La crisis se encadena

La triple derrota trajo consecuencias al interior del gobierno. Comenzaron las primeras renuncias, como la del ministro de gobierno, Francisco Jiménez, y la del consejero del presidente, Aparicio Caicedo. Hasta ese momento las caídas internas parecían obra de lo que suele ocurrir tras los malos resultados electorales, cuando un gobierno opta por la salida de algunos funcionarios claves para buscar oxigenarse, mostrar renovación y lectura crítica de su mal desempeño.

Sin embargo, la situación tomó otro tono que terminó de detonar el pasado lunes 13 de febrero cuando fue destapado un escándalo político del cual ya se había comenzado a hablar: el caso Encuentro o Gran Padrino. La revelación fue hecha por el medio de comunicación La Posta, que presentó un informe de 145 páginas, que había sido el resultado de una investigación realizada, entre mayo de 2021 y enero de 2022, por la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada Transnacional e Internacional de la Fiscalía Provincial de Manabí sobre una trama de narcotráfico y sus vínculos con la política.

La investigación reveló lo que sería un caso que involucra a diferentes actores relacionados a Lasso. El principal: su propio cuñado, Danilo Carrera, alias Gran Padrino. Carrera, según lo revelado, mantenía una relación estrecha con un hombre llamado Rubén Chérres, la “cara visible de la estructura criminal que operaba en las empresas del Estado”, como lo señaló el medio, que afirmó que en dicha investigación participaron embajadas extranjeras, en particular la estadounidense. Chérres, hoy prófugo, era quien estaba relacionado directamente con lo que ha sido denominado como la mafia albanesa, encabezada por su socio, el albanés Dritan Gjika.

Carrera y Chérres habrían logrado varias operaciones: colocar a funcionarios claves, como el hermano de Chérres, como subgerente del banco estatal BanEcuador; al ministro de Agricultura, Bernardo Manzano, que renunció el martes en vista del escándalo de tener vínculos con el titular de la empresa coordinadora de Empresas Públicas, Hernán Luque Lecaro, o haber presionado para lograr el ascenso de generales de la Policía, como Víctor Arauz. “Tenemos información sobre la contaminación de la campaña presidencial, presuntamente con dinero mal habido de la mafia”, denunció también el medio, que el día lunes envió a sus representantes ante la Asamblea Nacional a dar cuenta de la investigación.

Lasso en la mira

“Hay indicios de que el presidente ha recibido millón y medio [de dólares] del narcotráfico; para pagar esos favores del narcotráfico se pusieron varias autoridades en lugares estratégicos para que puedan pasar”, afirmó Mireya Pazmiño, vicepresidenta de la comisión del caso Encuentro de la Asamblea Nacional. “Hay varios indicios que apuntan para el juicio político para el presidente”, señaló, en el marco de una crisis de gravedad creciente en la cual dicha comisión deberá entregar su informe el 23 de febrero.

La respuesta del gobierno vino en dos tiempos. Primero a través de un comunicado oficial en el que rechazó “falsedades que buscan caotizar el país”. “Un medio digital y algunos acólitos sensacionalistas han publicado cualquier historieta absurda violando la libertad de expresión garantizada por la nueva Ley de Comunicación […] abuso es hacer creer que un informe constituye una investigación que ha sido escondida, Fiscalía archivó el informe de carácter reservado”, señaló la comunicación oficial.

El mismo Lasso, en vista de la magnitud de la crisis, dio un mensaje televisado el martes en la noche, en el cual realizó varias afirmaciones. Por un lado, negó las acusaciones: “No existe una trama, red ni estructura de corrupción”, afirmando que se trata de una “historieta falsa, insultante”. Por otro lado, puso en duda al medio de comunicación, al que acusó de tener vínculos con sectores criminales, con el objetivo de desacreditar al mensajero. Finalmente, realizó una afirmación de gravedad: “Hay instituciones del Estado preocupadas por tumbar al gobierno”.

El presidente, por último, dejó de negar en bloque y dijo: “Reconozco que mi cuñado pudo no haber tenido suficiente suspicacia para detectar a gente deshonesta que quería utilizarlo, pero nunca nadie de mi familia ha participado en mi gobierno, ni siquiera se han atrevido a sugerir alternativas para mis decisiones, nadie de mi familia ha gestionado cargos y contratos”.

¿Nocaut?

“Guillermo Lasso se llenó la boca llamándonos ‘narcos’ a quienes hemos sido críticos. Pero con lo revelado en el caso Gran Padrino se demuestra la infiltración de la mafia en las altas esferas, configuraría un narcogobierno, el país no merece esto, dé un paso al costado”, escribió Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, organización que encabezó el paro nacional de 18 días contra el gobierno en junio del año pasado, cuando Lasso tuvo a su vez que enfrentarse a un intento de destitución vía Asamblea Nacional.

El movimiento indígena, a través de su instrumento político, el partido Pachakutik, logró un buen resultado en las elecciones del 5 de febrero, siendo el actor con mejor performance luego del correísmo, que ganó 9 prefecturas y 61 alcaldías. “Es el retorno con muchísima fuerza de la fuerza política proscripta que fue la Revolución Ciudadana durante los últimos años […] llegamos aproximadamente a 70% del territorio ecuatoriano hoy con gobiernos de autoridades locales de la Revolución Ciudadana”, afirmó Gabriela Rivadeneira, dirigente del correísmo exiliada en México.

El gobierno de Lasso se enfrenta a lo que podría ser una tormenta perfecta: una desaprobación por encima de 80%, una derrota en las urnas tanto para cargos de gobierno como en la consulta popular, un ascenso electoral de las oposiciones, en particular del correísmo, una ruptura con la derecha del PSC, acusaciones de financiamiento ilícito, nepotismo y vínculo con el narcotráfico, pérdida de apoyo de medios de comunicación de la derecha y un posible juicio político en la Asamblea Nacional. Un presidente contra las cuerdas que a su vez carga contra otras instituciones acusándolas de querer derrocarlo.

La fotografía de Ecuador a un año y nueve meses del gobierno de Lasso es crítica. No solamente por la situación del gobierno, sino por la realidad de un ascenso de la inseguridad, el crimen, la multiplicación de masacres carcelarias, fenómenos que, según muestra la investigación, tendrían relaciones con los negocios y acuerdos que ahora aparecen con Gran Padrino. La velocidad en la cual se encadenan los hechos hace de la crisis ecuatoriana un proceso impredecible que podría tener nuevos giros imprevistos en los próximos días o semanas.

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