Diciembre del año 2021. Una niña de 15 años brinda un testimonio en una mutualista del abuso de su padre. Enseguida se aplica un protocolo. Se informa a la Justicia, la fiscal ordena allanamientos y la detención del padre de la niña. Después de estar dos días en Punta de Rieles fue derivado al Comcar, al terrible pabellón 8. Nunca había estado preso, no tenía antecedentes. Luego de gestiones de la familia, fue trasladado a Punta de Rieles nueva. Ahí está, sin sentencia.
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El proceso
Inmediatamente vecinos que lo conocen, contrataron un abogado. El detenido -pobre y negro-, sin un mango, a la deriva, recibió una primera atención de ese abogado. Solamente una vez conversó con el preso, eso sí: cobraba la nafta y peajes en sus movimientos. Desde un primer momento, familiares y vecinos advirtieron que no estaba poniendo lo mejor de su profesión para atender la situación. Incluso, tomó la acusación fiscal como cierta y “contundente”. Uno de los vecinos mantuvo conversaciones con forenses de la Facultad de Medicina y les entregó lo que era -a juicio de fiscal y abogado defensor- una prueba terminante: un frasco con semen, que según la pericia, pertenecía al padre de la niña que hizo la denuncia. “Es culpable”, decían todos. El preso niega la acusación. El frasco había sido entregado por la niña en su primer testimonio en la mutualista. Uno de los forenses consultados informalmente fue concluyente: “El frasco y la muestra no son prueba acusatoria. La prueba solo dice que es semen y que pertenece a tal persona”.
Con esa reflexión, hubo reuniones con el abogado asistido por su socio. Nunca tomaron en cuenta esa mirada forense. Fueron despedidos y el detenido pasó a ser defendido por una abogada de oficio en Canelones. Nuevamente hubo que empezar todo. Leer expediente, escuchar a la familia, escuchar a los vecinos. Uno de ellos -que colabora con la familia- le dijo a la abogada de oficio: “Yo no sé si Juan es culpable o inocente. Lo que quiero es un juicio justo. Y a mí un forense me dijo que ese frasco, que usted dice que es incriminatorio, no lo es. Así que le pido que solicite a la Facultad de Medicina un informe sobre el punto”. La abogada de oficio demoró un año para hacer la solicitud. Mientras, la fiscal realizó una acusación fiscal que gira sobre tres elementos: el testimonio de la menor, el frasco con semen y fotos de mujeres desnudas -no la menor- que tenía el acusado en su celular. Con esos tres datos elaboró una acusación que contiene imprecisiones y hasta afirmaciones nunca contrastadas con otras fuentes. Mientras, Juan preso, sin sentencia, estudiando, asistido por su familia y por el comisionado parlamentario cuya oficina ha estado atenta a este proceso y las condiciones de reclusión.
Una niña desvalida
Juan tiene 3 hijos con su primera esposa. Hace 9 años se separó y casi desde entonces no mantuvo casi contactos con sus hijos. Hace 8 años recibió la noticia que el padrastro de sus hijos había abusado de la mayor. Juan fue a ver a su hija. Luego, nuevamente ausencia. En el año 2021 recibe una llamada de esa niña, diciendo que estaba internada. Juan fue junto con su pareja actual. La niña de 15 años había llegado allí demacrada, débil. Allí Juan se entera de las precariedades con que vivían sus 3 hijos, hambre y abandono de su madre y pareja. Con autorización judicial, Juan decide, con su esposa, que la niña, Luisa, pase a vivir con ellos, un hijo de Juan y su nueva pareja y un hijo de la señora. Así se transformaron en una familia de 5 miembros, en una casa con muchas carencias. Juan hace changas de todo tipo en una zona rural de Canelones y nunca falta comida o ropa en su casa. Juan no toma mate, no fuma ni se droga. Hijo de la UTU, es un polifuncional. Nunca le falta trabajo. Luisa, en un nuevo hogar, intenta junto a su padre reconstruir la relación. Nada fácil. Luisa comienza a decir que quiere traer a sus hermanos menores, estar con ellos. Las historias de carencias abundan en esos niños. Juan y su esposa resuelven traer, con apoyo judicial, a los otros dos niños. Donde eran 5 pasaron a ser 7. Dormitorios para todos no había y hubo que distribuirlos en el poco espacio que tenían. La familia ampliada comenzó un periplo complejo, siendo asistidos los menores por psicólogos.
Según la fiscal, Luisa comenzó a ser asediada por su padre hacia finales de 2021. Que le pedía salir a solas con él, que la besaba en la boca y que le tocaba las partes íntimas. Según el documento fiscal, ese testimonio fue entregado por Luisa a su psicóloga en diciembre. La psicóloga no informó de esto a nadie y al regreso de su licencia instruyó a la menor cómo obtener pruebas de ese acoso. La menor obtiene semen y lo coloca en un frasco que la psicóloga le había entregado. El semen, por testimonio de Luisa, era producto de una fellatio que, obligada, le hizo al padre.
La abogada de oficio
Juan niega todo. Y no puede explicar cómo apareció su semen, extremo confirmado por las pericias correspondientes. El testimonio de la menor parece consistente aunque posee algunos elementos que podrían invalidar su historia. Por ejemplo, dice que acompañó a su padre a dos lugares a hacer changas y que allí la manoseó. A uno de los lugares, según sus propietarios, la menor nunca fue. En el otro lugar, en las dos oportunidades que Juan concurrió con su hija, había gente.
La defensa de oficio creyó a pies juntillas todo lo que la fiscal escribió y nunca fue a hablar con Juan a la cárcel. Nunca dudó de la culpabilidad de Juan y en ese clima su defensa es débil, poco profesional y rutinaria. La señora de Juan está arriba del proceso. Capítulo aparte merecería la historia de lucha de esta mujer para parar la olla y mantener en alto los ánimos familiares. Viaja en moto desde su casa en las afueras de Los Cerrillos hasta Canelones para dialogar con la abogada, que a veces está o no. La defensora de oficio incluso demoró 45 días en acercarle su escrito de defensa. Hubo que hacerle ver que las leyes la amparaban a la señora de Juan para que le diera el texto (fotos por WhatsApp). El asunto tiene además alguna otra complejidad: la fiscal de Canelones vive en Canelones (hasta hace poco estuvo en Mercedes) y la abogada de oficio también vive en Canelones. Se conocen, tienen trato de vecinas. Con la carga de trabajo que tienen los abogados de oficio, es altamente probable que se vean todos los días con la fiscal.
El dictamen forense
Por insistentes gestiones de uno de los vecinos de Juan, la abogada de oficio solicitó a la Facultad de Medicina un informe sobre la pericia del frasco. Lo hizo un año después de que recibiera el planteo y lo realizó a finales de diciembre de 2022, al borde del plazo para presentar descargos. La señora de Juan dice: “Lo hizo para hacer daño, creyendo que la Facultad de Medicina no iba a trabajar en enero y a contrarreloj”. Juan y los vecinos opinan lo mismo sobre la abogada.
En la primera semana de enero de 2023, se reunió un equipo de 8 expertos de la Facultad de Medicina, analizó el caso, el informe de las pericias, y remitieron su dictamen a la abogada y ésta a la fiscal.
El informe responde sobre las siguientes preguntas:
1) Si el fluido analizado es una muestra o no de saliva.
2) Surge de la pericia que el semen que se encontró allí en el fluido analizado es de xxxxx, por lo cual es prueba fundamental para la fiscalía que el semen que entregó la presunta víctima en un frasco a su doctora sea del imputado, por lo cual habría que determinar qué errores planteables pudieran existir en dicha pericia.
3) Si el resultado de la misma puede determinar fehacientemente la responsabilidad de xxxxx en los hechos denunciados (abuso sexual).
4) Qué conclusiones se pueden extraer de la pericia realizada.
Las respuestas del calificado equipo de expertos son detalladas y hasta cuestionan la profesionalidad de la fiscal y de quienes realizaron las pericias.
Una síntesis del informe:
1) “Del contenido del análisis realizado por el Laboratorio Biológico de la
DNPC no surge que el fluido analizado en el que se determinó la presencia de semen correspondiera a ‘fluido bucal’, que contuviera saliva.
2) “En el informe no se hace consideración alguna respecto a las fechas, formas de colecta y preservación, así como a la cadena de custodia de las muestras dubitadas”.
3) “Resultaría relevante considerar el análisis de alguna muestra que procurara identificar una mezcla de ADN que presente los perfiles de la víctima y el imputado”.
4) “Los resultados de estos estudios solo determinan fehacientemente que el fluido analizado contiene semen perteneciente a la persona detenida […] No permiten concluir que el fluido estudiado contenga saliva ni células pertenecientes” a la menor.
A todo esto, Juan sigue preso. No quiso aceptar el juicio abreviado, porque ese procedimiento se aplicaba si el asumía la culpabilidad. “Yo no hice nada”, reitera como un mantra. Los hijos de la primera esposa fueron derivados al INAU por la justicia. El juicio público se realizará en Canelones el próximo 21 de junio.
Tres puntos
1) La enorme mayoría de los 14.000 presos que hoy tiene Uruguay no poseen abogados privados; son asistidos por abogados de oficio. Esa enorme mayoría proviene de hogares pobres y familias fracturadas o ausentes. ¿Quién se ocupa de ellos? Ni hablar de las mujeres presas. Los defensores de oficio reclaman mayor presupuesto y más cantidad de abogados. Además, sufren una enorme asimetría en el sistema judicial. Mientras los fiscales tienen el apoyo de colaboradores y pueden solicitar ayuda de otros expertos o de unidades del Estado, el abogado de oficio no. Y, además, hay defensores de oficio que tienen pasión por lo que hacen; otros no.
2) La ley de violencia basada en género le dio visibilidad a lo que estaba naturalizado. Fue un paso muy importante. Sin embargo, su aplicación hasta el momento trae consecuencias complejas. Un abogado penalista me dijo: “Todas mis clientes mujeres ganan los juicios; todos mis clientes hombres los pierden. Algo está mal”.
3) Parece ser cierto lo que dijo el exfiscal Jorge Díaz: “Hay justicia para pobres y otra justicia para ricos”.