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Columnas de opinión | Peña | Astesiano |

tiempo de revancha

"No más lágrimas; ahora pensaré en la venganza"

Lo de Sendic fue grave, lo de Peña un pequeño error; lo de Bonomi un fracaso, lo de Heber un éxito. Por lo menos tenemos un presidente surfista y de pelo lacio.

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No conocen a Romina Celeste.

No conocían a Alejandro Astesiano.

Carlos Moreira no estaba en el partido.

Lo de Sendic fue grave, lo de Peña un pequeño error; lo de Bonomi un fracaso, lo de Heber un éxito...

Pobres... Por lo menos, tenemos un presidente surfista y de pelo lacio; datos utilizados por el senador suplente Sebastián Da Silva para señalar que la vara estará muy alta para elegir a un candidato blanco que compita en las próximas elecciones. Sus expresiones sobrepasan el estilo cantinflesco. En entrevista con M24 señaló: “Tengo muchos problemas como para gastar tiempo y cerebro” con el tema del título de Peña. Me parece razonable su actitud. Tiene que cuidar el poco que tiene. Julio María Sanguinetti llegó a decir: “Lo importante es que el título está”; mientras que Pablo Mieres se mandó una arrastrada de antología defendiendo al ministro Adrián Peña. El ministro Tabaré Viera expresó: “No creo que sea un hecho tan grave” y el presidente de la República también minimizó el hecho y lo mantuvo en el cargo. Claro; aún no conocían su segunda mentira en una semana. Primero mintió durante años (desde 2015) diciendo que era licenciado en Administración de Empresas y firmando como tal. Tras la publicación del Semanario Búsqueda, el líder de Ciudadanos admitió su error y dijo que se había titulado en 2022 en la Universidad Católica; pero esto resultó ser una nueva, tonta, e inexplicable mentira, ya que aún le queda pendiente un curso. Hasta ahí se había puesto en práctica el “si pasa, pasa”; pero al destaparse la segunda mentira, ya la suerte del ministro de Ambiente estaba echada; sobre todo, porque en su mismo sector político había sembrado enemistades que ahora estaban esperando el momento de cobrarle sus deudas. Carlos María Uriarte, exministro de Ganadería e integrante de Ciudadanos, ha pedido su cabeza; no solo la renuncia al ministerio, sino a la conducción de Ciudadanos. En declaraciones a M24, Uriarte aseguró que Peña lo había traicionado y señaló: “El episodio del título es muy triste, (debido) al cargo que desempeña cómo ministro y líder de Ciudadanos, lo que pasó no está de acuerdo a los principios de credibilidad y decoro que se necesitan”. “La conducta no está de acuerdo a la credibilidad y el decoro que los cargos ameritan. ¿Sabes por qué uso estos términos? Porque estos términos usó el Partido Colorado para hablar de Sendic”. Cabe recordar que Ernesto Talvi renunció en julio de 2020 al Ministerio de Relaciones Exteriores y abandonó la actividad política; el ministro Uriarte fue removido en julio de 2021 y Carolina Ache tuvo que renunciar en diciembre de 2022 a la subsecretaría de Relaciones Exteriores por el caso de la entrega del pasaporte a Sebastián Marset. Peña puso la cabeza de la fémina bajo la guillotina y la cuchilla cayó sin asco. Todos sabíamos que el gran responsable, el canciller Francisco Bustillo, se salvaría a costa de que el hilo se cortara por la parte más delgada; y eso fue lo que pasó.

Carolina abandonó a Ciudadanos ante la falta de respaldo; pero la sangre aún estaba fresca cuando la vida le dio revancha. Apenas el líder del sector pidió disculpas por lo del título y salieron varios dirigentes a tratar de minimizar el tema y cerrarlo, Ache publicó en Twitter: “Duros con los de abajo, tibios con el de arriba”. Lapidaria. “La Justicia tarda; pero siempre llega”, le contestó Uriarte, su compañero de infortunios que también tenía la sangre en el ojo. Y es que, aunque la exsubsecretaria de Relaciones Exteriores cometió errores graves, al parafrasear a Pedro Bordaberry le sobraba razón. “Levantaron tanto la vara ética, que pasan por abajo”, remató. Los rastreadores de archivos tampoco le perdonaron al presidente tanta benevolencia con el ministro y reflotaron lo que dijo en Sarandí Grande el entonces senador y candidato sobre Raúl Sendic: ““Todos saben lo que cuesta estudiar, lo que cuesta Primaria, lo que cuesta Secundaria, una carrera universitaria, un oficio, prepararse, el aprendizaje de un idioma, computación, y no es ejemplo para nadie que la gente ande diciendo que tiene lo que no tiene”. “Si uno engaña en un título que no tiene, ¿por qué no va a engañar en otra cosa?”. Sin embargo, luego de que Peña le mintiera en su cara, lo ratificó en el cargo. ¿Y qué había dicho el propio Adrián Peña en las redes sociales cuando lo de Sendic, hace 7 años? “Dígame licenciado... se acuerda de Chespirito? Homenaje a Roberto Gómez Bolaños por parte de la 711 de Raúl Sendic”. En otro mensaje señaló que el caso del título de Sendic era “solo una muestra de una profunda crisis ética y de valores que vive el Frente”. No conforme con lo anterior, añadió que el vicepresidente “o se ríe en la cara de los uruguayos o realmente está mal”. ¿Se puede ser tan cínico? En ese preciso instante él firmaba como licenciado sin serlo. En 2018, y mientras presidía la Comisión Especial de Innovación, Ciencia y Tecnología de Diputados, señaló: “Soy licenciado en administración de empresas. En el Uruguay, con alguna excepción, desde la academia no se forman emprendedores; se forma gente para administrar empresas”. Tan cínico como él fue el hoy ministro de Defensa Nacional, el “pediatra” Javier García, quien cuando era senador le dijo al entonces vicepresidente de la República: “Usted no puede mirar a los ojos a su pueblo”. Sendic, efectivamente, había dicho que era licenciado en Genética Humana sin serlo, aunque había estudiado el tema en Cuba. Nunca usó ese falso título para ejercer; pero Javier García sí había ejercido como pediatra... ¡Sin serlo! ¿Cómo se puede, entonces, ser tan caradura de decir lo que dijo como senador al presidente de la cámara? Un prudente silencio de su parte hubiera sido lo más aconsejable. También la precandidata presidencial blanca Verónica Alonso se presentaba como licenciada en Estudios Internacionales sin serlo. No han sido los únicos casos; pero sería injusto medir a todos con la misma vara. A Luis Hierro López le decían profesor y a Carlos Julio Pereyra maestro; pero eran tiempos en los cuales las necesidades del Estado llevaban a contratar como tales a personas no tituladas. Llamarlos de esa manera era un reconocimiento y una expresión de cariño y consideración a sus aportes didácticos. Cuando Graciela Villar fue nominada candidata a la vicepresidencia de la República por el Frente Amplio, debió aclarar que no era psicóloga social, sino socioanalista, un título técnico y no universitario, al cual accedió tras cuatro años de estudio. A diferencia de otros, ante la confusión, Villar aclaró de inmediato: “No soy psicóloga. Mi única universidad es el movimiento sindical”. En diciembre de 2022, el exsenador frenteamplista Daniel Olesker debió aclarar que no llegó a graduarse como economista en la Universidad de la República porque estuvo preso tres años durante la dictadura blanqui-colorada-militar. Sin embargo, dio clases en la Udelar sin ser licenciado porque era magíster en Economía, un título superior al de licenciado, adquirido en Bélgica, país donde estuvo exiliado. La voz magíster procede del latín Magister, 'maestro', y de ella proviene también master. En la Antigua Roma magíster designaba a una persona que tenía poder o autoridad sobre otras.

Cuando viví en Paraguay, me cansé, me harté de pedir a decanos y rectores que dejaran de presentarme como licenciado en las conferencias que daba en sus universidades. No hubo caso. En Paraguay hasta los cuidacoches son licenciados. Al parecer, si no eres licenciado no vales nada. Les expliqué una y otra vez que los estudiantes no querían oír a un “doctor” o “licenciado”, sino a uno como ellos, un estudiante desastroso, pero que terminó dando clases en las mejores universidades de Latinoamérica. Ese trauma o prejuicio vergonzoso, que creí exclusivo de Paraguay, parece que lo tenemos también en Uruguay. Lo paradójico es que sí soy licenciado; pero como mi título lo firmó un represor, jamás lo uso y el diploma duerme en algún rincón, comido por los hongos y el polvo. El ministro de Turismo, Tabaré Viera, también dio clases como profesor no graduado. En todo caso, el problema es que fue presentado como profesor en documentos públicos entre 1998 y 2000, cuando fue presidente de Antel. Sin embargo, justo es decir que él mismo negó esa condición públicamente. Quien también pasó calores fue Jennifer Cherro, directora general de Enseñanza Secundaria, cuando La Diaria reveló que decía tener un posgrado en Comunicación Organizacional realizado en la exlicenciatura en Ciencias de la Comunicación, pero nunca existió. Tras la llamada de La Diaria, Cherro eliminó esta información de su CV. Hubo más casos; pero volviendo al tema de la venganza, el que ha guardado un elegante silencio es Raúl Sendic; la persona más apedreada de las últimas décadas. Cometió un error, lo pagó con creces; de manera desmedida, y se alejó definitivamente de la política. Peña, en cambio, se tomará un tiempo y ocupará su banca en el Senado. Queda por resolver su permanencia al frente de Ciudadanos. El Partido Colorado va de mal en peor. Al desastre en las urnas se suman cinco bajas: Talvi, Uriarte, Ache, Peña y Cardoso. La coalición entera se cae a pedazos. Los que estaban preparados para gobernar no han sido más que una fábrica de escándalos. Como sea, no todos en la derecha están tristes por lo ocurrido. Algunos están teniendo su revancha y la están saboreando sin pudor. Ah, sí... La venganza es hermosa, sublime y orgásmica. Solo tiene mala prensa.

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