Cuando se formó el equipo de la CIDE, Wilson pidió a la Universidad el nombre de sus dos mejores graduados en el último par de años. Así, y recién entonces, conoció a Enrique Iglesias y Danilo Astori. Empezó el trabajo en equipo, y unas de las páginas que más disfrutó de la vida…
Y nació con ambos una amistad para toda la vida.
El agro estuvo por primera vez en el centro de atención del Ministerio, quizás por primera vez a ese nivel en la historia, y nacieron los siete proyectos de desarrollo agropecuario.
Pasado a máquina de escribir, los tengo: Ley de Semillas, forestal, conservación de suelos y aguas, fertilizantes, de cooperativas, sanciones a la comercialización de productos necesarios para la producción y, finalmente, la ley de reforma de las estructuras agrarias…
Una resolución para la época. Uno los lee hoy y siguen siéndolo. Hay cosas que unen esos sueños y recuerdos del pasado con el hoy concreto y tangible. Hace poco oíamos clamar en el Parlamento al dinámico diputado Alfredo Fratti, denunciando la pobreza rural, llamando nuestra conciencia que muchas veces se naturaliza u olvida. Hoy es el ministro designado de Ganadería, Agricultura y Pesca. Ocupará, en el Gobierno de Orsi, la cartera que ocupó Wilson en los sesenta.
En la campaña electoral, que se llevó buena parte del año, recuerdo haber integrado junto a Fratti un equipo para visitar a productores rurales en el departamento de San José. Muchos colonos, de medianos a pequeños productores… Fue la única gira en que abrí la boca. Simplemente aprendí. En el pasto, o distanciados de los interlocutores por un pie, les escuchamos, y Fratti les hablaba de sus problemas, con conocimiento y en su lenguaje, aún en la expresión corporal.
Cuando uno mira hoy los resultados electorales, ve que la campaña que se propuso el FA dio resultado. Ganamos en departamentos históricamente blancos. En la mayoría de ellos con una votación maravillosa en las zonas rurales. Es que por allí anduvimos. Yo recuerdo mi experiencia, pero al mismo tiempo otros equipos visitaban otros departamentos con igual intensidad.
Hablando de Fratti, una vez salí de campaña en Cerro Largo, Tupambaé, Puntas de la Sierra… y una rueda de chorizo en el auto. Donde caía la noche, asadito con los vecinos. No necesitaba estar propagandeando antes para que la concurrencia fuera numerosa y representativa.
Como suelo decir, ahora escucho hablar de los grandes problemas nacionales y los vivo en las realidades compartidas. La “revolución educativa” del Gobierno que se va derrotado tiene el rostro de los vecinos de Vergara que nos contaban que el liceo allí no tiene profesor de Matemática, o el alumno reprobado por marcar los puntos cardinales en el mapa patrio, tras que el profesor le dijo que Uruguay no tiene oeste (¿?).
Si me hablan de seguridad interna, pienso en los desafíos que deberá enfrentar el exfiscal Negro y pienso en una vecina de Zapicán que me contaba, angustiada, que tienen un solo policía con horario fijo… Y así me pasa con todos y cada uno de los temas que deberá enfrentar el próximo Gobierno.
Terminamos cansados. Puedo hablar por mí, me siento agotado, pero lleno de gratitud por haber podido ser parte, con mi grano de arena, de este esfuerzo tremendo de librar una batalla que llevó al Frente, y con el triunfo, a los lugares más apartados del país.
Agotado pero contento, no me dará la vida para agradecerlo. El triunfo del Frente Amplio fue por margen superior al esperado. Pero además distribuido en todo el país. El nuevo cambio vendrá de la mano de ello.
Termina el año con un nuevo gobierno ya formado. Plural, capacitado en cada área y toda gente de nivel ministerial. No sé si hay antecedentes en la historia del país. ¡Como para no celebrar este fin de año! Por el año que va y por el que comienza.