¿Qué se hace con un fiscal que elabora informes sobre colegas para la oficina del presidente? No hay ninguna forma moral y mucho menos legal de justificar una conducta así, propia de un tira, de buchón, de un servicio de inteligencia. Seguramente ese fiscal tendrá que ser sumariado, separado del cargo, destituido si se prueba el delito y todas las causas judiciales en las que actuó, sobre todo cuando involucraron cuestiones políticas, deberán ser revisadas con lupa. Pero obviando la conducta de este personaje, ¿qué se hace con el prosecretario de presidencia y qué con el presidente de la República? ¿O es que acaso a alguien le cabe en la cabeza que un fiscal puede actuar así por motu proprio? ¿Elaboraba listas negras de colegas de onda, sin encargo, por una prístina vocación de alcahuete?
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Supongo que todos nos damos cuenta de la gravedad de esta situación, de lo que implica en una país donde hace pocos días el fiscal de delitos complejos dio por absolutamente probado que hubo espionaje en democracia entre 1985 y 2005, en todos los gobiernos de blancos y colorados, y solo archivó el caso por las prescripción de por lo menos ocho delitos imputables.
Las presiones a la Justicia no se han detenido desde que comenzó este gobierno, más de una vez se han debido pronunciar los operadores judiciales ante los agravios del oficialismo, un oficialismo que no tiene pudor en insultar a jueces y fiscales que no hacen lo que ellos desean, que impulsa proyectos en el Parlamento para perseguir a magistrados con tipificaciones de prevaricato, que ha pedido que se destituya a un fiscal de corte, que cita al actual al Parlamento la próxima semana, que acusa a la Justicia de actuar con ánimos desviados de venganza, que pretende liberar genocidas invocando la edad, que presiona permanentemente a punto que ya ha sido señalado incluso por fiscales de otros países, por organizaciones de derechos humanos y que, a la propia Institución Nacional de Derechos Humanos quiere desdibujar, tergiversar, politizar a un extremo incompatible con el Estado de derecho.
Este gobierno tiene una baja calidad democrática en todo su accionar, lo probó con el dislate de promover un adefesio como la ley de urgente consideración para incluir todo su programa de gobierno, lo prueba en la persecución a los periodistas, como demuestra el informe de Cainfo, y lo ejemplifica el hostigamiento sostenido en redes sociales liderado por sus principales legisladores contra periodistas y medios que no se allanan a su voluntad, su diatriba permanente contra los sindicatos, su persecución a dirigentes gremiales y su voluntad de censurar las expresiones que no le simpatizan. Ahora incluso quieren censurar un lenguaje entero por ley, incapaces de soportar que no todo el mundo piensa igual y que las sociedades cambian y se expresan de modo distinto.
Pero esto que trascendió en Búsqueda es tan grave que si se actuara como corresponde en un Estado democrático y con separación de poderes tendrían que rodar cabezas, comenzando por el que solicitó el informe, caiga quien caiga, y a continuación por el que lo hizo, sujeto sin honor, pero que además no debería tener responsabilidades institucionales tan caras, tan importantes en nuestro país.
Hace rato que esto pasó de castaño oscuro, que se fue de madre. Ya estamos en la picota de los ámbitos entendidos a nivel internacional, pero la oposición tiene que poner el grito en el cielo. No puede ser que los docentes de liceos que reciben balaceras hablen de espaldas en la televisión para proteger la identidad y que no los persigan porque hay circulares en la ANEP que ordenan el silencio, no puede ser que los fiscales teman ejercer sus competencias porque saben que otros fiscales elaboran listas negras, no puede ser que los periodistas teman hablar o entrevistar o cubrir por temor a represalias como las que sufrió Eduardo Preve en Canal 10, o las que hemos sufrido los que enfrentamos juicios penales por difamación u hostigamiento en redes.
¿Hasta cuándo vamos a permitir estos atropellos? ¿No nos damos cuenta de que están pasados? De que no tienen ni mínimas nociones de republicanismo, de respeto democrático. Actúan con indecencia, porque son indecentes y no tienen escrúpulos, porque torpes y burros como los ves, vinieron por todo para favorecer los intereses de sus castas y no van a parar si nadie los para.