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Columnas de opinión | 1 % | rico | presupuesto

Guetos

Trampas contra el 1 % al 1 % más rico

El 1 % más rico del Uruguay acapara 80.000 millones de dólares solo en riqueza financiera y 60 mil millones los tienen depositados en el exterior

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La primera trampa consiste en definir el impuesto del 1 % al patrimonio del 1 % más rico solo como una recaudación tributaria cuando, en verdad, es un acto de ínfima justicia. La segunda es asustar con la huida de capitales cuando ya sucedió. El 1 % más rico del Uruguay acapara 80.000 millones de dólares solo en riqueza financiera y 60 mil millones los tienen depositados en el exterior, incluidos los paraísos fiscales. Alarmar con su fuga es repetir el mantra que susurran, o gritan, quienes pertenecen a ese 1 % de ultraricos. Esas y otras trampas se usan para frenar una medida que conquista adhesión, porque necesitan atraparla en un gueto.

Eso no se hace

No bien se dio a conocer la propuesta del PIT-CNT, salieron al cruce exponentes de la derecha empresarial más alguna figura de la izquierda. El acaudalado López Mena cerró filas con Julio César Lestido. Otros hicieron mutis por el foro porque una derecha lúcida sabe que la mejor manera de cancelar un tema es bajándole el perfíl, pues hay posturas que generan rechazo popular, incluso, por instinto. A menudo, declaraciones que destilan ese tufillo de clase son percibidas como la reacción conservadora de quienes tienen todo y no quieren que les toquen nada.

Encierros de bancada

La segunda reacción provino de Lucía Topolansky, que pretendió desestimar la idea diciendo que solo se trataba de tres senadores en una bancada de diecisiete. Un cálculo mal hecho, pues ya en ese momento eran cuatro. Pero lo importante es el aumento del apoyo popular. Una primera encuesta de la Usina de Percepción Ciudadana la situó en el 51 % de los votantes del Frente Amplio y con creciente apoyo en el electorado de los partidos tradicionales.

El encierro fue un fracaso. Sobre todo porque no es un tema de la bancada del FA en el Senado ni en Diputados. Acotarlo a ese ámbito es una maniobra tosca por dos razones. Una, porque no surgió allí sino que proviene del movimiento sindical, el movimiento popular organizado más importante del país y con tradición de lucha y capacidad de elaboración programática. Además, con probada praxis cotidiana para expresarla en una plataforma movilizadora con conciencia política por el cambio. El histórico crecimiento electoral del FA es deudor de ese proceso de acumulación. Sonaron tan destempladas esas declaraciones que, lejos de aplacarlo, el tema no paró. Pretender sepultarlo con mayorías de bancada es no comprender lo que se reconoció después de la dura derrota de 2019, con una autocrítica que no pudo ignorar el distanciamiento de algunas dirigencias con los movimientos sociales como la causa principal del retroceso electoral, que también es político-ideológico.

Presupuesto VS. nuevas propuestas

Otra chicana consiste en oponer la defensa del Presupuesto enviado al Parlamento por el Poder Ejecutivo contra la propuesta de gravar al 1 % más rico. Un argumento que se cae por la sola ignorancia constitucional de que, respecto del Presupuesto, solo el Poder Ejecutivo tiene iniciativa parlamentaria. Es decir, que no se pueden agregar propuestas sino redistribuir montos asignados de un rubro a otro. Esa fue otra manera de intentar cercenar el tema para enterrarlo con el peso del tratamiento presupuestal y su imprescindible aprobación para nuestro gobierno. Nadie lo había planteado así. El Presupuesto Quinquenal tiene un tiempo limitado para su homologación parlamentaria y el debate por el 1 % recién empieza. Su elaboración seguirá porque no es para que quede entre cuatro paredes sino parte de un proceso de elaboración que incluye múltiples miradas enriquecedoras desde toda la sociedad, y en especial, la rica diversidad del movimiento popular. Por eso es importante que exista real circulación de ideas por abajo, para dotarlas de una apropiación que es una de las mejores tradiciones de la izquierda uruguaya, si realmente se cree en la participación popular. Es lo que siempre se diferenció de cualquier aventurerismo. Teoría y práctica trabajada con la paciencia de la sabiduría colectiva. Crece desde el pie, cantaría Zitarrosa.

Terraplanismo económico

El ministro de Economía y Finanzas se animó a esbozar alguna conjetura. Una de sus respuestas fue decir que no conocía evidencia de la eficiencia de tal impuesto. Es la vieja alerta de que su aplicación termina recaudando menos ante capitalistas que evaden más, se fugan mejor y merman el crecimiento. Es una duda válida que, eso sí, exige la misma evidencia que pide. Lo peligroso es que Gabriel Oddone, de reconocida capacidad intelectual y prestigiosa práctica en la academia y en altos círculos empresariales, ignore la tendencia de los últimos 10 años en el mundo.

En una reciente entrevista, titulada "El que come y no convida al impuesto no le da vida", publicada en La Diaria por Leo Lagos, se expone la novedosa investigación de Matías Strehl, Marcelo Bergolo y Martín Leites, tres jóvenes economistas investigadores del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República, que demuestra que el 1 % más rico tiene menor preferencia por la redistribución. En una de sus respuestas afirman que hay varias motivaciones para abordar este tema y señalan "que las discusiones sobre el 1 % más rico comenzaron en la academia hace al menos una década, y pasaron luego a ser parte de un debate público en países de Europa y en Estados Unidos debido a la importancia de tomar algún tipo de medidas para resolver el problema de la fuerte concentración de la riqueza, por ejemplo, mediante políticas redistributivas”.

Si alguien pretende desconocer el conocimiento nacional con capacidad innovadora, por considerarlo aún poco asentado en el parnaso de los grandes bufetes y corporaciones, también puede recurrir al prestigioso economista Thomas Piketty, más allá de los bemoles de su libro sobre la concentración de la riqueza y la desigualdad que son inherentes al capitalismo. Resulta que el francés ha propuesto un impuesto sobre la riqueza, especialmente dirigido a los más ricos mediante una reforma tributaria progresiva con el objetivo de financiar servicios públicos esenciales como salud y educación. De hecho, Piketty, autor del famoso libro El capital del siglo XXI, sugiere un impuesto con tasas del 1 % para patrimonios netos (activos menos deudas) de más de 1,3 millones de dólares, hasta el 2 % para quienes superen los 6,5 millones de dólares. El libro que catapultó a Piketty fue publicado en 2013 y la edición en español del Fondo de Cultura Económica (España) data de 2014 y tiene unas generosas 663 páginas con alguna que otra evidencia histórica, teórica y práctica. Descuento que Oddone no se lo perdió y estaría bueno esbozar también análisis críticos sobre las conclusiones de Piketty, antes que cualquier idolatría. Pero, si su negación de evidencia es tanta como enuncia, Oddone bien puede entrar en Papacito o pedir un delivery a una librería más cercana al MEF. No estaría mal adentrarse en un debate serio sin negacionismos ortodoxos que son préstamos de una derecha que no se lava los pies ideológicos desde hace más de 500 años, como dijo un poeta.

De eso no se habla

Lo más increíble de los intentos de cercenar el debate es que olvidan que la esencia de la izquierda es la conquista de una conciencia popular organizada. Si la izquierda no escucha, quedará aislada de la sociedad que quiere cambiar; pero si no se anima a hablar, muere políticamente aunque tenga los ojos bien abiertos. La derecha tiene el poder económico, militar, jurídico y el peso de las ideas dominantes en la sociedad. La izquierda tiene la fuerza de sus ideas y la capacidad para romper paradigmas, incluso los propios cuando debe aprender de sus carencias en favor de una praxis transformadora.

Una mayor justicia tributaria es irrefutable. Por eso resulta indispensable que un gobierno de izquierda asuma una tercera generación de reformas que, como mínimo, distribuyan más y mejor la riqueza. Sobre todo ante una pobreza que rompe los ojos, y debería romper el alma, por esa obscena riqueza concentrada en las pocas manos. Las manazas del 1 % del que siempre se sabe poco dónde está, quiénes son, cuáles son sus riquezas y, en algunos casos, cuál es el orígen de sus negocios, más allá del plusvalor obtenido mediante la apropiación del valor creado por encima del valor de la fuerza de trabajo en los complejos procesos de producción y circulación de bienes y servicios de la sociedad capitalista.

Guetos

Los guetos nacieron en zonas de las urbes medievales como espacios de encierro, control social y estigmatización por criterios étnicos o religiosos. En las ciudades modernas se transformaron en áreas de segregación económica y cultural. En política, los guetos tienen una doble faz. Por un lado, exponen el acorralamiento conservador que busca encerrar ideas (ante la imposibilidad de exterminarlas) con el objetivo de contener a quienes las llevan adelante.

Pero, a la vez, los sectores oprimidos también construyen su identidad a partir de sus actos de resistencia. A tal punto que es todo un proceso romper los límites reales y simbólicos para matrizar sus ideas en la mayoría de la sociedad que converge sobre tales intereses en pugna. De ahí proviene el divide para reinar como leitmotiv dominante, así como una cierta tendencia a aislarse, como refugio pero también como zona de confort, por parte de quienes pretenden el cambio. Esa ha sido la historia de la izquierda en el mundo. Y allí siempre hubo una latente peligrosidad al contraponer el crecimiento político, mediante la conquista de nuevas conciencias, a la defensa de seguir siendo lo que se es. A menos que se crea que basta con un grupito de iluminados. Porque, se sabe, esos iluminados de siempre no son más que algunos seres oscuros incapaces de percibir la luz colectiva que alumbra pacientemente las causas más justas y las luchas más hondas, las que derriban los guetos y cambian el mundo cuando llega su hora.

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