Luego que Li Keqiang, primer ministro y número dos del Partido Comunista de China (PCCh) declaró oficialmente inaugurado el XX Congreso y la banda military tocó el himno nacional, de pie frente a un atril, Xi Jinping, su secretario general, con un fuerte y claro “Camaradas” inició su informe -de poco más de una hora y media, muy por debajo de los 203 minutos de hace cinco años- titulado “Enarbolemos la Gran Bandera del Socialismo con características chinas en lucha unida por la Construcción Integral de un país socialista moderno”.
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A su frente 2.296 delegados, elegidos por los casi 97 millones de afiliados divididos en 4.900.000 organizaciones de base en todos los rincones de China, discutieron durante un año los temas del Congreso. A su espalda algo más de 200 miembros del Comité Central saliente que será renovado al final del congreso, el que a su vez deberá votar el Politburó -25 miembros- y su Comité Permanente -siete integrantes que conforman la cúspide del poder partidario- responsable de definir e implementar las "orientaciones ideológicas y políticas" del Partido y de China, así como diseñar "estrategias" para enfrentar lo que para Beijing son "cambios no vistos en el mundo en más de un siglo".
El primero de los 15 capítulos del documento fue una rendición de cuentas y balance del quinquenio transcurrido desde el anterior Congreso y un detallado elenco de los resultados alcanzados en la última década, que según Xi han sido “fuera de lo común y extraordinarios” a pesar de una “compleja situación internacional” con “bruscos cambios” que plantea a China “desafíos nunca vistos antes”.
Entre los resultados “extraordinarios” -y “fuera de lo común” para la inmensa mayoría de los países- de sus diez años de gestión al frente del partido más grande y longevo en el poder del mundo, Xi subrayó que -a pesar de la desaceleración que sufre en los últimos años, agravada por la pandemia y el último año por la estrategia de “Covid cero y la crisis inmobiliaria”- el Producto Bruto Interno se había más que duplicado pasando de 6,6 billones a 15,5 billones de dólares, que en términos de participación representan el 18,5% de la economía del planeta.
Según el informe en esa década se crearon un promedio de 14 millones de nuevos puestos de trabajo por año, se construyeron 42 millones de viviendas urbanas y 24 millones en el área rural. En el período China se afianzó como la segunda economía del mundo (la primera, según el Fondo Monetario Internacional, si se mide en términos de Paridad de Poder Adquisitivo), se consolidó como principal industria manufacturera, y pasó a ser el mayor socio comercial de 143 países del mundo. Más de mil millones hoy tienen acceso a internet, a las nuevas tecnologías y redes de información y el promedio de vida llegó a casi 80 años.
El documento consigna el hecho más relevante: el cumplimiento en 2021 del objetivo del primer centenario -el de la fundación del partido- de hacer de la República Popular “una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos”, y un país “libre” de pobreza extrema.
El penúltimo de los capítulos del informe, y el más esperado por todas las cancillerías del mundo, fue dedicado a la situación internacional, uno de los principales “desafíos” que, según Xi, enfrenta China.
Según el informe -que en ningún momento hace mención a las tensiones con Estados Unidos ni a la guerra en Ucrania- “el mundo se encuentra en una encrucijada histórica” provocada por “actos de hegemonía, autoritarismo y matonismo”. Frente a esto, el PCCh vuelve a proponer una “política exterior independiente y de paz”, denuncia la “mentalidad de la Guerra Fría”, se compromete con “la construcción de un nuevo tipo de relaciones internacionales” y a desarrollar “la amistad y la cooperación con los demás países” sobre la base de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica. Esos principios fueron propuestos en 1953 por el entonces primer ministro Zhou Enlai al gobierno de India cuando negociaron la relación entre los dos países acerca del Tíbet.
Desde entonces el respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial; la no agresión; la no interferencia en los asuntos internos de otros países, igualdad y beneficio mutuos y la coexistencia pacífica han sido los cinco pilares inamovibles e innegociables que sostienen a la diplomacia de la potencia asiática.
Es precisamente el apego a esos Principios que le ha permitido a la República Popular un protagonismo político, económico, comercial y tecnológico en la escena mundial. “La influencia internacional de China, su atractivo y su capacidad para moldear el mundo han aumentado significativamente”, afirmó el líder chino. Es precisamente esa influencia internacional la que obsesiona a Washington y justifica todos sus esfuerzos y acciones, sin descartar ninguna, para detener y aislar a Beijing.
Una semana antes de la apertura del Congreso, EEUU hizo publica su nueva estrategia de seguridad nacional, según la cual China representa el desafío más importante para el orden mundial, y Estados Unidos debe ganar la carrera armamentística y económica con la superpotencia si espera mantener su influencia en todo el mundo. En inocultable contraste con la idea fuerza de China de la “creación de un futuro compartido para la humanidad”, el documento de 48 páginas alerta que la República Popular “es el único país con, a la vez, la intención de reconfigurar el orden internacional y, cada vez más, el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para impulsar ese objetivo”. En relación a Taiwán, el asunto más conflictivo de las relaciones sino-estadouidenses, el secretario general y también presidente de la estratégica Comisión Militar Central del PCCh denunció la interferencia de “fuerzas externas” en esta isla que ejerce un gobierno autónomo y que se convirtió en el el refugio de las huestes del derrotado partido nacionalista del kuomitang, pocas semanas después que en 1949 asumiera el poder el partido comunista de Mao Zedong y proclamara la fundación de la Nueva China.
“Intentaremos buscar la perspectiva de una reunificación pacífica con la mayor sinceridad y los mayores esfuerzos, pero no nos comprometeremos jamás a abandonar el recurso de la fuerza”, aseguró Xi, lo que motivó uno de los más convencidos aplausos de los delegados presentes.
El cónclave comunista, para el que se acreditaron más de 2.500 periodistas de todo el mundo, inició sus sesiones entre severas medidas de seguridad y bajo un estricto protocolo de “Covid cero”.
La continuidad o los cambios en esa política, fuertemente impulsada por Beijing, era una de las cuestiones más importantes que debería revelar este Congreso.
El cuasi aislamiento que China se impone respecto al resto del mundo y los repetidos confinamientos de millones de ciudadanos han afectado el crecimiento de su economía, que este año puede ser el más débil de las últimas 4 décadas, a excepción de 2020, el momento más crítico de la pandemia.
Sin embargo, Xi defendió con firmeza esta estrategia que, según su discurso, puso “en primer lugar a la población y sus vidas”.
China ha “protegido la seguridad y la salud al más alto nivel y conseguido destacados resultados positivos al coordinar el control y la prevención de la epidemia con el desarrollo económico y social”, remarcó el también jefe de Estado.
El tema principal del congreso, subrayado en el informe del Comité Central y titular de todos los medios de información chinos (así como deliberadamente ignorado o minimizado por la prensa occidental) fue “mantener en alto la gran bandera del socialismo con características chinas, implementar plenamente el pensamiento sobre el socialismo con características chinas para una nueva era, llevar adelante el gran espíritu fundador del Partido, y esforzándose en unidad para construir un país socialista moderno en todos los aspectos y avanzar en el gran rejuvenecimiento de la nación china en todos los frentes”.
Ante las versiones de divisiones internas del Partido que llegaron a especular con un golpe de Estado, los comunistas chinos reafirman el liderazgo del secretario general y la adhesión al “Pensamiento de Xi Jinping”, que el anterior congreso ya había incorporado a los estatutos del PCCh, equiparándolo con el pensamiento de Mao y Deng Xiaoping.
El XX Congreso también dejó poco margen al debate sobre la caracterización del Partido y del sistema y del modelo chino. No hay lugar a dudas: PCCh es un partido comunista marxista y leninista y la República Popular es un país que avanza en la construcción del socialismo, y ambos, el partido y el sistema- país, rigurosamente adaptados a las peculiaridades históricas, filosóficas y culturales chinas.
Exactamente una década atrás, recién elegido secretario general, Xi Jinping definió “El Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional” como el objetivo principal de su gestión al frente del PCCh.
"Yo creo firmemente que el objetivo de conseguir una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos puede ser alcanzado en 2021, cuando el PCCh celebre su centenario; el objetivo de construir a China como un país socialista moderno y próspero puede ser alcanzado para 2049, cuando la República Popular de China marque su centenario; y el sueño de rejuvenecimiento de la nación china será finalmente realizado”, prometió entonces.
Es esta la clave para interpretar, evaluar y sacar conclusiones de los alcances y objetivos estratégicos de esta cumbre comunista. Lo trascendente no es la renovación inédita por tercera vez consecutiva del mandato de Xi (que seguramente lo convierten en el lider más poderoso desde los tiempos de Mao) o las “amenazas” de una intervención militar en Taiwán, ni siquiera el mantenimiento de las restricciones de la controvertida política de “Covid cero” o los resultados de la exitosa campaña anticorrupción que según cifras oficiales más de 1,5 millones de miembros del Partido y funcionarios de gobierno fueron sancionados por esta campaña lanzada por Xi al llegar al poder en 2012. La importancia histórica de este Congreso es la confirmación de que el primer gran objetivo de los 100 años del Partido fue alcanzado y que de ahora en adelante concentrará todos sus esfuerzos para el cumplimiento del segundo objetivo para el segundo centenario, el de la fundación de la República Popular. “Atravesamos un momento crítico en el que todo el partido y la población de todos los grupos étnicos se embarcan en un nuevo viaje para construir un país socialista modernizado”, dijo Xi en el Gran Salón del Pueblo.
El XX Congreso prepara al Partido, el gobierno y al pueblo chino para emprender un “nuevo viaje” y asume el compromiso que, para 2035, China habrá dado “un salto sustancial” en “el poderío económico-científico-tecnológico”; y para 2050, se habrá transformado “en un poderoso país socialista moderno, próspero, democrático, civilizado, armonioso y bello”, y con una “influencia internacional” proporcional a ese desarrollo alcanzado. En una de las actividades que celebraron el centenario del PCCh Xi Jinping declaró que “se debe aprender a entender el Partido Comunista para entender la China de hoy”. Agregaría que para entender el mundo que vivimos y el que nos tocará vivir, también hay que “aprender a entender al PCCh”.
Post Scriptum
Días atras falleció Ernesto Goggi, comunista dirigente sindical. Con él y EstebanValenti. compartí años de exilio y juntos recorrimos Italia buscando y organizando el apoyo a la lucha de nuestro pueblo contra la dictadura. Nunca conocí un compañero que hiciera de la generosidad y la solidaridad no solo un gesto político, sino fundamentalmente una forma de vida. Así fuiste Ernesto y así te recordaremos siempre.