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¿Cómo saber si somos una persona «tóxica»?

A grandes rasgos se establece que una persona tóxica es quien nos afecta emocionalmente de forma negativa y con quien establecemos una relación que no nos da bienestar.

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Últimamente el término “persona tóxica” se ha hecho muy popular pero dentro de la psicología hay una discrepancia sobre el tema ya que puede tratarse de algo muy subjetivo. Es decir, determinados comportamientos y reacciones pueden considerarse o tener consecuencias nocivas para algunos y ser intrascendentes para otros.

A grandes rasgos se establece que una persona tóxica es quien nos afecta emocionalmente de forma negativa y con quien establecemos una relación que no nos da bienestar. Estos sentimientos pueden surgir dentro de la familia, grupos de amigos o parejas y convertirse en un grave problema.

Los terapeutas advierten que la mayoría de las consultas se deben a este tipo de malestar, pero lo más importante es reconocer que la relación se forja siempre entre dos o más personas, por lo tanto, ambos deben lidiar con esto.

Si se está buscando ayuda psicológica, eso ya es un gran avance y ya se ha pasado por la etapa de reconocer una relación o persona como dañina. Pero, ¿Qué sucede con nuestro grado de “toxicidad”? La clave está en la autopercepción.

En el vocabulario habitual se utiliza la palabra ego con una connotación negativa y se lo asociación al egoísmo. Esto no es así, el amor propio es fundamental para la vida en sociedad y para establecer conexiones saludables. En el medio de estos conceptos está la inseguridad.

Todo ser humano tiene un grado de inseguridad, el conflicto surge cuando este determina tu personalidad. Los celos nacen de allí y pueden ser agobiantes. Los comentarios ácidos sobre el aspecto físico de otra persona también, aunque en el momento no se sea consciente del daño que provocamos.

Señales de alerta

Estas son las señales que debemos tener en cuenta para ver si somos una persona tóxica:

1. Todos me agreden

Mi autoestima se encuentra dañada, no me siento seguro y considero que las opiniones de los demás son agresiones. Me lo tomo todo como algo personal.

2. Soy una víctima

No creo tener control sobre lo que me ocurre y todos los problemas han venido impuestos por los demás. No asumo la responsabilidad de mis acciones.

3. Manipulación

No tolero la frustración y necesito que las cosas salgan como yo quiero. Para ello me inventaré justificaciones que me permitan manipularte, incluso me creeré que es lo mejor para ti.

4. Puedo ser agresivo

Esto ocurre cuando la frustración es elevada, cuando me siento amenazado o cuando no haces lo que yo quiero. Te agrediré verbalmente y puede que también físicamente. Aunque luego me arrepentiré de ello.

5. Estoy siempre mal

Mis emociones siempre son negativas: siento tristeza, ira, envidia, frustración, culpa y remordimientos. Normalmente vivo en la queja y expreso constantemente a los demás lo mal que va todo. Para ello acapararé casi toda la conversación. Y si tú estás mal, yo estoy peor.

6. Críticas

La crítica sobre la vida de los demás es constante, especialmente cuando no están delante. Si criticas algo a la cara, es por su bien.

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