Por Bernarda Tinetti y Martín Grifo Adorno
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Cristina Fernández de Kirchner no había realizado manifestaciones públicas tras los comicios de agosto y su reaparición generaba mucha expectativa, no solo en sus seguidores, sino también en amplios sectores de la sociedad que querían escuchar sus opiniones en el marco de una escalada crítica de la crisis económica que azota a Argentina y que tuvo un mayor resquebrajamiento con las decisiones que llevó adelante Mauricio Macri una vez que conoció el castigo que la población le infligió en las urnas.
“Sabíamos que íbamos a ganar, pero no por la diferencia que resultó. Se notaba en la calle, más allá de las encuestas”, afirmó la exmandataria. Sin embargo, agregó que tiene sensaciones “ambivalentes” porque por un lado está la alegría y el “concretar la esperanza de tanta gente”, pero al mismo tiempo, se pregunta frente al padecimiento de las mayorías: “¿Por qué perdimos estos cuatro años?”
Profeta en su tierra
Si hay un lugar en Argentina donde el culto por el rock y el fútbol ostentan sendos asideros enlazados con otra pasión, la política, es, sin dudas, la ciudad de La Plata. Podrían serlo también Buenos Aires, Avellaneda, Morón, Rosario, Córdoba, o Santa Fe, sí. Pero solo en La Plata hubo casi mil personas desaparecidas durante la última dictadura cívico militar, vinculadas a la Universidad Nacional, sin contar trabajadores, sindicalistas, funcionarios, empleados públicos, periodistas, artistas, etcétera.
El rock y el fútbol sobrevivieron y de algún modo custodiaron aquellas reminiscencias de discusiones y luchas latentes y candentes, como flores de nomeolvides pegadas en los manteles de las sobremesas, desde el 24 de marzo del 76, pasando por La Noche de los Lápices, o los soldados del Regimiento 7, caídos en la Guerra de Malvinas, ya sobre el fin de la opresión.
Allí, en la llamada “Ciudad de las Diagonales”, donde aquellas luchas significaron un pretexto para el secuestro, tortura y muerte hace 40 años, emergen las figuras de Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto, titulares de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo respectivamente; esta última, varias veces postulada a Nobel de la paz.
Con una matrícula actual de más 130.000 estudiantes universitarios, un cuarto de millón de personas relacionadas día a día directa o indirectamente con la universidad, entre docentes, auxiliares, graduados o pymes, y más de 500 bandas de rock registradas, entre ellas, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, mítica banda de rock rioplatense liderada por el Indio Solari, surgida justamente en plena dictadura. La Plata se negó desde entonces a dejar de ser una meca de ebullición de ciertos cultos.
La ciudad, capital del primer estado argentino, aglomera con su área metropolitana casi un millón de habitantes, y allí tiene su sede el club de fútbol de primera división más antiguo del país, Gimnasia y Esgrima de La Plata, fundado en 1887, cuyos hinchas se reconocen como “Triperos”, pues sus orígenes se ligan a los trabajadores de los frigoríficos de alrededores del puerto, en Berisso, donde nace el Día de la Lealtad, un 17 de octubre de hace 74 años, defienden los vecinos berissenses. Fue desde ese punto, donde partieron los primeros obreros a pedir por la libertad de Juan Domingo Perón, preso hasta entonces en la isla Martín García.
Y en La Plata, se casaron Eva y Perón en el 45; allí fundó ella La República de los Niños, primer parque temático de instrucción cívica de América, en el 51. Y la misma ciudad adoptó su nombre temporalmente, tras su fallecimiento, en el 52; allí nació y estudió derecho John William Cook, el apoderado del Movimiento Nacional Justicialista tras los bombardeos a Plaza de Mayo para derrocar a Perón en el 55, convirtiéndose en el fundador del brazo de la izquierda peronista más cubanizado; aquel que sentaría las bases para las alianzas de la militancia, y gran parte del exilio de la generación del 70 en la isla caribeña.
Pero, además, Cristina Fernández, o Cristina Kirchner, o CFK, allí nació, estudió y conoció -también en la Facultad de Derecho- a Néstor Kirchner.
“La Plata es el lugar donde nací, es el lugar donde nos conocimos, es el lugar donde me pasaron las cosas más lindas y las más feas, es difícil, me cuesta venir a La Plata porque cada lugar me recuerda a gente que ya no está”, afirmó emocionada, con la voz quebradiza y los ojos llenos de lágrimas la expresidenta de Argentina al iniciar la presentación del libro a sala repleta.
La sede elegida para el evento fue la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, cuya exdecana, Florencia Saintout, es la candidata del Frente de Todos para el gobierno local.
En la entrada principal de la casa de estudios, un pasacalle la recibía con una leyenda clara, grande, en letras azules: “Bienvenida Cristina a la Facultad de Periodismo”, y otro rezaba: “Ofelia Wilhem presente, Triperonistas”. Ofelia era la madre de la expresidenta, fanática de Gimnasia, fallecida en abril de este año.
Allí, en el auditorio principal, frente a personalidades de la política, el sindicalismo, la intelectualidad, referentes sociales y de derechos humanos, CFK expuso conceptos sobre la historia, la política, su vivencia personal y el devenir.
El cultismo de CFK
Suele ocurrir en algunas latitudes que las cigarras se mantienen bajo tierra por varios años o temporadas, hasta que, misteriosamente, salen a la luz de a millones. Este comportamiento sin elementos indiciales hallados que aporten previsibilidad, es entendido por los expertos como un mecanismo de supervivencia. El factor sorpresa y la cantidad abrumadora de chicharras resultan claves para preservar la especie.
Como una referente que concede pocas entrevistas -casi ninguna- o que no aparece en los medios motu proprio, CFK no deja de sorprender con sus maniobras, reflexiones o apariciones en público. Más allá de que quienes la mantienen en las pantallas centrales, la mayoría de las veces para cuestionarla, son los medios hegemónicos.
A diferencia de las cigarras, CFK podrá gustar o no; tendrá defensores férreos que darían la vida por ella y detractores que desearían que no viviera más, pero ella misma se ha constituido en un fenómeno político y comunicacional que provoca multitudinarias cofradías, sin precedentes, capaces de conjugar con la más absoluta armonía las pasiones del rock y el fútbol con la política, y encima en su universidad, y en su ciudad: La Plata.
Esta vez, el pretexto es la presentación de Sinceramente, libro escrito por ella y convertido en el best seller más vendido y más rápidamente reeditado de la historia argentina, más incluso que el Martín Fierro, Rayuela o El Aleph, llegando en la actualidad, a casi 400.000 ejemplares. Algo inédito, y más para la últimamente vapuleada industria editorial argenta.
La presentación del libro de CFK en la Ciudad de las Diagonales provocó la activación de un inmenso dispositivo en el que confluyen las más diversas actividades: de seguridad, sanitarias, logísticas, comunicacionales, gastronómicas, o de estacionamiento de vehículos, similar a las de un partido de fútbol o un megarrecital. Misteriosamente, comienza a articularse, como un amanecer en el que las cigarras deciden salir todas juntas por mandato de la naturaleza, todo el arsenal de merchandising habido y por haber, que abarca ceramistas que hornean tazas o macetas con el rostro de ella, vendedores de pines, banderas, banderines, gorros, fotos, dibujos, llaveros, globos, pañuelos, aros, medallas, mates, termos, muñecos y, por supuesto, remeras con frases de ella o con la tapa del libro, o con las caras de Néstor Kirchner, Evo, Lula, Fidel, el Che, Chávez, Correa o el Pepe.
Ya se convirtió en dicho popular eso de que “aún no asumió y ya está generando trabajo”.
En el plano comestible, choripanes, bondiolas, hamburguesas, panchos, asados, pan caliente relleno, empanadas, sándwiches de milanesa, de fiambre, jugos, aguas, agua caliente, gaseosas o cervezas. Todo un ritual de humos, olores y sabores que imantan hasta a los más prevenidos.
Pero hay más. Cuando la música o los parlantes quedan lejos porque la multitud apretada no permite llegar, la gente se agolpa alrededor de los vehículos con las radios prendidas para escuchar a su “jefa”.
El pueblo
El sol fue abrigo en esta tarde de invierno, en la que miles y miles de personas se acercaron a acompañar a la expresidenta, sabiendo de antemano que no iban a poder acceder a la charla más que a través de algunas pantallas gigantes montadas en el patio de ingreso a la institución, y quizás con la esperanza de saludarla, si Cristina salía al escenario exterior que parecía estar armado para recibirla. “Sentirla cerca es todo para mí”, manifestó una señora de unos 70 años que sostenía un cartel hecho a mano que decía “Gracias Cristina”.
Nunca pararon de llegar. Familias completas, niños subidos a los hombros de los adultos para poder ver algo, muchos con el libro en la mano a la espera de un autógrafo de la autora. Esquivel, de 88 años, entró despacito ayudado por su bastón, se quedó a un costado porque estaba impedido de mezclarse entre la multitud. “Vengo a ver a una líder”, aseguró. “Y vos Juana, ¿por qué estás acá?”. “Quiero ser presidenta cuando sea grande”, respondió la niña de 5 años que acompañaba a su mamá en una jornada que quedará en la historia de la ciudad.
Grupos de amigos con carteles hechos a mano con leyendas como “La patria es el otro”, “Vamos a volver”, “Patria sí, colonia no”, “El amor vence al odio”.
“Si soy candidata a vicepresidenta no quiere decir que lo hice porque quiero ser vicepresidenta, sino como una forma de ayudar” a la unidad de distintos sectores, sostuvo CFK durante la presentación. “Para mí, ya está. Ahora es lo que viene. Son las nuevas generaciones”, confesó.
Sus palabras
La charla en la que presentó el libro tuvo como ejes reflexiones sobre la deuda externa, los medios de comunicación, la producción industrial y momentos de la vida personal de la exmandataria que la llenaron de emoción, como cuando se refirió a la salud de su hija Florencia y la responsabilidad que siente por la situación que está sufriendo. “No está su padre. Me siento responsable”, sostuvo entre lágrimas. Hace pocos días, fue a visitarla a Cuba, donde mantiene un tratamiento médico.
Varios momentos de su alocución fueron interrumpidos con aplausos cerrados o cantos como “Vamos a volver” o “Cristina corazón”.
“En menos de 4 años, otra vez está el FMI y con 57.000 millones de deuda externa. Cuando me fui habíamos dejado una situación inmejorable en materia de deuda, solo 13% del PIB era exigible en moneda extranjera”, detalló ante la pregunta sobre cómo analizaba la coyuntura.
Calificó a Mauricio Macri como “mal ser humano” por haber castigado al pueblo argentino cuando dejó que aumentara el precio del dólar y el riesgo país tras haber sido derrotado en las urnas.
La expresidenta también hizo referencia a la relación de su gobierno con los medios de comunicación: “El ataque permanente, ese castigo” del denominado “periodismo de guerra”, esa definición no me pertenece, es de Julio Blanck, periodista de Clarín; generó en nosotros una crispación que es natural cuando te sentís atacado, y cuando respondés, a veces, no lo hacés del mejor modo”, explicó. Y en este sentido, reflexionó, “el tono de enojo y crispación no era bueno”.
Sobre ese punto, hizo una larga exposición y concluyó que «los medios no deberían hacer las cosas para tal o cual dirigente o partido político o proyecto económico, sino para el sistema democrático […] debieran funcionar haciendo periodismo, ni periodismo de guerra, como lo hicieron con nosotros, ni ser socios como con este gobierno. Porque una cosa es representar los intereses de un sector y otra cosa es mentir y hacer falsas noticias.”
También puntualizó sobre cómo el actual gobierno no podría haber destruido el aparato productivo sin valerse de la persecución a dirigentes y el intento de disciplinar a la sociedad. “Que a ningún referente político se le fuera a ocurrir hacer populismo”.
Sobre su gestión, valoró que “la gente tenía trabajo y bien remunerado, porque sin trabajo, ya no podés organizar nada. Los grandes empresarios y las pymes también tenían un país organizado, sabían en qué invertir cuando pagaban los salarios. Hoy no hay precios en la economía, en una misma cuadra en dos almacenes los valores de las cosas son muy distintos y es desesperante”.
“Las tarifas y el changuito del supermercado son dos puntos claves en cualquier sociedad, y es algo que nunca había estado en riesgo ni en disputa en Argentina, aseguró. «Esta es una oportunidad para armar un modelo que tiene que ser de perfil industrial generador de trabajo, de ciencia y tecnología, para que la industria no quede obsoleta. Tiene que ser virtuoso. Estamos ante una oportunidad histórica de poder hacerlo», sentenció.
Luego salió a saludar a las miles de personas que la esperaban en la entrada principal de la casa de estudios y enseguida le dio el micrófono al candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien consideró que todavía no se ganó ninguna elección. «Hay que seguir militando, hay que seguir trabajando con el mismo entusiasmo, alegría y humildad porque en las elecciones del 27 de octubre hay que sumar a más argentinos y argentinas con el Frente de Todos».
También fue contundente al plantear una convocatoria. «En estos días y hasta el 10 de diciembre tengamos en cuenta que hay argentinas y argentinos que la están pasando mal, que están con problemas de trabajo y alimentación. Nos querían vender que esto se iba a arreglar pisando la cabeza al de al lado, le vamos a responder en la campaña como lo vamos a hacer en el gobierno, con solidaridad, uno al lado del otro, abrazando a todos, ayudando a los demás”.
Cristina despierta pasiones y crispaciones, de acuerdo a los intereses que defiende o ataca, claro, en el país cuya capital es la más psicoanalizada del planeta, y el dólar, una cuestión esotérica, una ciencia oculta. Pero hay algo que es seguro. Las grandes mayorías que la siguen, que nunca bajaron de un promedio de 40 puntos, y que nunca en sus vidas habían estado tan bien como cuando ella fue presidenta, están dispersas entre taxistas y científicos, jubilados y maestros, amas de casa y abogados. Son aglomeraciones tan increíblemente diversas como fervorosas, como en el fútbol, como en el rock, en la ciudad de La Plata, donde ella nació, y por algo será.