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Cultura | Argentina | Darín |

Nunca más

Argentina 1985: recreación del juicio a las Juntas Militares

La película "Argentina 1985", protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani, con la dirección de Santiago Mitre, ya es un éxito de taquilla en Montevideo.

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Argentina 1985, la película que recrea el histórico Juicio a las Juntas Militares de la República Argentina que se estrenó el 29 de setiembre en las principales salas de habla hispana, ya es un éxito de taquillas también en Montevideo. Fue premiada en los festivales de Venecia y San Sebastián y competirá por el Oscar en representación del cine argentino.

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El cine es, entre otras, cosas una suma de vivencias que una vez que las vemos nos pertenecen. Recordar una película es evocarla, es repensarla, sentirla. Muchos de los que tengan hoy más de cincuenta quizás recuerden con claridad,la historia del juicio. Argentina 1985 narra la estrategia de dos fiscales para llevar adelante el juicio que sentó en el banquillo de los acusados por crímenes de lesa humanidad a los comandantes de la última dictadura argentina. Esta película, dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani, relata un acontecimiento histórico, un punto de inflexión que también nos conmueve al revivirlo, ya que llevó, entre otros, a Jorge Rafael Videla y a Eduardo Massera a juicio oral y público.

Es difícil para una persona que entiende al cine esencialmente como un vehículo de entretenimiento decir que una película es necesaria. Sin embargo, Argentina 1985 es una película necesaria. Por su historia, por sus antecedentes, por el momento en que se estrena. Por la repercusión mundial que ha tenido desde el vamos, y esencialmente es necesaria para los que vendrán, nuestros nietos, a los que resulta imposible imaginar una vida por fuera del marco democrático. Pero vaya si existió. Está magníficamente representada en las imágenes y el guión de Santiago Mitre y elevada por Ricardo Darín, Peter Lanzani y todo el elenco. Sin trazos gruesos, pero con la fuerza del pasado que todavía nos duele y mucho,

Ricardo Darín da vida al fiscal Julio Strassera y lo acompaña Lanzani como el joven fiscal adjunto. Ambos llevaron ante la justicia a los responsables de miles de desaparecidos, apropiación de menores y graves y masivas violaciones de derechos humanos. La película demuestra la fragilidad de la democracia de aquella época y la fuerte influencia de los militares en el poder, incluso dos años después de que Raúl Alfonsín asumiera la Presidencia de la Nación.

Hagamos un poco de historia

En diciembre de 1983 el nuevo presidente firma los decretos 157 y 158. EL primero ordenó enjuiciar a los jefes de las organizaciones guerrilleras, mientras que, por el segundo, mandaba al Consejo Supremo de las FFAA a procesar a las tres Juntas Militares. Dos días más tarde se crea la Comisión Nacional de Desaparición de Personas, (Conadep).

Sin embargo, la justicia militar se negó a investigar, juzgar y castigar aunque solo fuera a un puñado de sus miembros. En razón de ello, la Cámara Federal fue la que se hizo cargo del juicio a las Juntas en octubre de 1984, momento en que entraron en escena los fiscales Strassera y Moreno Ocampo.

En setiembre de 1984, la Comisión presentó su informe Nunca Más, sacando a la luz miles de desapariciones y violaciones de los derechos humanos. Fue el insumo esencial en el que basaron su investigación los fiscales que llevaron adelante el juicio. El informe Nunca más fue decisivo para la sentencia, que estableció términos como Comisión de la Verdad, Crímenes de Lesa Humanidad y Justicia Retroactiva.

Fue la primera comisión exitosa a escala internacional en investigar y esclarecer las violaciones de derechos humanos bajo dictadura, guerras civiles y regímenes represivos.

Gracias a los testimonios se pudo establecer una prueba pública difícil de rebatir. Y a partir de esta, cumplidos los trámites procesales, la Cámara Federal llevó adelante el juicio que culminó con los juicios de los excomandantes.

El juicio se inició el 22 de abril de 1985 y las audiencias se prolongaron hasta agosto de ese mismo año, con cientos de testimonios de supervivientes y sus familiares así como familiares de los desaparecidos.

Fueron juzgados por la justicia civil nueve integrantes de las tres primeras Juntas Militares, por la comisión de los delitos de homicidio, privación ilegítima de la libertad, torturas, violaciones y robos. En el banquillo se encontraban Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera, Orlando Agosti, Roberto Viola, Omar Graffigna. Armando Lambruschini, Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y Carlos Anaya. El fiscal Strassera y su equipo probaron el nivel de responsabilidad de cada acusado y conseguieron así un juicio justo. Se estableció que quienes no ensuciaron sus manos, pero dieron las órdenes, tienen la misma responsabilidad que quienes cometieron los delitos.

“Este proceso (la dictadura) ha significado para quienes hemos tenido el doloroso privilegio de conocerlo íntimamente una suerte de descenso a zonas tenebrosas del alma humana, donde la miseria, la abyección y el horror registran profundidades difíciles de imaginar antes, y de comprender después”, definía el fiscal Strassera al iniciar su alegato final. “Señores jueces, nunca más”, sentenció al terminar su exposición.

La sentencia se leyó el 9 de noviembre de 1985 y la justicia logró condenar así por primera vez al terrorismo de Estado.

La película

Aunque de entrada está claro que el fiscal es el hilo conductor de la historia, Strassera (como sucedió en la vida real) no podría haber llegado tan lejos si no fuera por quienes lo acompañaron. La actuación de Ricardo Darín es una de las mejores que ha tenido a lo largo de su rica trayectoria. Porque es siempre un riesgo ponerse en le piel de alguien a quien muchos de los espectadores conocimos y recordamos. Darín no pretende imitar al fiscal Strassera. Son pequeños detalles, gestos, su tono de voz, que nos convencen que estamos frente al valiente abogado que en 1985 se animó contra viento y marea a juzgar a las juntas. La actuación de Peter Lanzani, como el joven fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo, es sin duda su performance consagratoria. Quien esto escribe conoció al Dr. Moreno Campo y puede asegurar que en Lanzani encontró a ese vehemente abogado al que conoció cuando comenzaba la primavera democrática de Alfonsín.

Presentados ambos personajes, el guión de Mitre y Mariano Llinas no cae en lugares comunes. También es muy elogiable la actuación del viejo profesor representado por Norman Brisky. Se destaca la actuación de Alejandra Flechner, encarnando a la mujer del fiscal Strassera.

No hay fisuras en el relato de Argentina 1985. Lo que nos devuelve es un texto lo suficientemente fiel a la realidad para convertirse en un testimonio de época y lo necesariamente infiel como para funcionar a nivel dramático y creativo. En el medio, el ejercicio de la memoria como disparador del debate para hijos, nietos, y para aquellos que nacieron en tiempos de democracia y, por ende necesitan reconstruir su pasado. Para saber de dónde venimos y también adónde no debemos volver nunca más.

Nuestra historia

La historia de dolor que relata Argentina 1985 no nos es ajena. Varios uruguayos víctimas del Plan Cóndor padecieron tortura, persecución, muerte y desapariciones forzadas. El resto es parte de la peor historia a la que no queremos volver. Caras y Caretas conversó con alguno de los doce uruguayos que declararon en el juicio a las Juntas cuyos testimonios fueron un granito más para lograr la prisión perpetua de Jorge Rafael Videla.

Margarita Michelini Dellepiane recuerda que no fue sola a declarar, fue con su panza a cuestas. Estaba por parir a su hija. Nos relata que entró mirando hacia adelante como con anteojeras, nos dice que no se animó a mirar a los artífices del horror que vivió su familia en mayo del 76 en Buenos Aires. Nos cuenta que todavía no vio la película, que está ilusionada en verla y que guarda un enorme reconocimiento al fiscal Strassera y a Moreno Ocampo. Recuerda de esos días la actuación decisiva del entonces joven abogado Raúl Alfonsín, quien no solo los apoyó sino que fue el hotel a avisarles que su padre estaba muerto.

Matilde Rodríguez Larreta de Gutiérrez Ruiz tenía cuarenta años cuando declaró en el juicio. Recuerda ese día perfectamente. Aclara que llegó tranquila. La había aconsejado el joven fiscal Moreno Ocampo. “Sentí la satisfacción de estar declarando allí, en un país democrático y frente a jueces que me escuchaban en silencio”. Y me agrega: “Yo sí miré a Videla, me di vuelta y lo miré a los ojos. Pensé en mis cinco hijos, en Toba, respiré hondo y me quedé tranquila”. Cuando la entrevisté no había visto aún la película, iba esa tarde. Me aclaró que iba a ir con dos compañeras jóvenes de su trabajo Y me agregó que “es una película esencial, hay que difundirla”.

Juan Raúl Ferreira tenía escasos 23 años, cuando los episodios trágicos de mayo del 76. Wilson, su padre, se salvó de milagro. Después vino el largo exilio para él en Estados Unidos y para sus padres en Europa. Fue a declarar junto a Wilson Ferreira Aldunate relatando la connivencia de los militares uruguayos y argentinos en esos días producto del Plan Cóndor. Nos cuenta que sí vio la película. Revivió momentos muy dolorosos con la misma sensación de que hay que difundirla, transmitírsela a los jóvenes para, como dijo Sábato, “por amor a la humanidad, que Nunca Más vuelva a suceder”.

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