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Cultura | Brocales | smael Smith | poemario

Con Ismael Smith

"Brocales": una búsqueda en el valor poético de la palabra

El poemario "Brocales", dice Ismael Smith, "es una forma de forzar a una lectura contraintuitiva, una acción poética que desajusta nuestros hábitos de lectura".

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En diálogo con Caras y Caretas, el poeta Ismael Smith (Isma) relató algunos detalles que marcaron el proceso creativo que culminó en la reciente edición del poemario Brocales (Ático ediciones).

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Comencemos así: ya habría que asumir que hay definiciones que son imposibles. “En definitiva, ¿qué es el tiempo? -se preguntó Agustín de Hipona-. Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé”. Aunque este juego de palabras parece absurdo para el pensamiento racional, no es otra cosa que asumir una evidencia. ¿Cuántas palabras tendríamos que usar para intentar, y solo intentar, llegar a una idea de la palabra poesía? Todos sabemos lo que es, salvo que llegue la pregunta fatídica: ¿qué es?

¿Es la forma de la palabra lapalabra?, ¿es su sonido?, ¿es su métrica?, ¿es su rima?, ¿es su sentido? O, a falta de soluciones categóricas, podríamos imaginar un borde; quizás un brocal, ese “borde que rodea la boca de un pozo” (RAE dixit) sobre el que nos inclinamos para escrutar el misterio de los otros sentidos que habitan los mundos (im)posibles.

Ismael Smith, poeta, uruguayo, dice: “Si partimos de la base de que ‘el pensamiento’, lo que nos hace seres pensantes, tiene como soporte fundamental el lenguaje, y si pensamos además que cada palabra y lo que abarca es un infinito de posibilidades, pero a su vez, casi siempre, insuficiente, creo que aquí está el arduo trabajo de la poesía: horadar ese amplio universo de (im)posibilidades”.

En ese plan, Ismael -o Isma-, ensaya, explora soluciones. Mejor dicho: las busca y asume que este será un trabajo -un trabajo poético- que no tiene fecha de finalización ni reloj para marcar horarios. Por eso decidió que su nuevo libro sea una expresión en ese borde, una militancia en la búsqueda de sentidos, los sentidos poéticos. Por eso su título: Brocales (Ático ediciones, 2023).

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“Trabajo en Brocales desde 2019. Este libro iba a ser más largo, pero recorté y recorté, hasta que quedó lo que ves hoy”, explica Isma. “Por un tema de ‘gustos’ -y también por necesidad- yo me encargo del diseño y maquetado. Y trabajo de manera casi obsesiva en ‘la trabazón de cada palabra’, el diseño gráfico, la tipografía”.

Ya en su libro anterior, Reversible, habría explorado las posibilidades de “un libro doble, reversible, que se leyera de ambos lados, pero de atrás hacia adelante, como el Corán, el Tanaj hebreo, como el manga japonés”. Esta idea procura dislocar la palabra, jugar con la multiplicidad de significantes y sentidos: “Es una forma de forzar a una lectura ‘contraintuitiva’, una acción poética que desajusta nuestros hábitos de lectura”. En fin: “Es un ejercicio poético”.

Por otro lado, la búsqueda poética fue hacia la imagen del brocal y el reflejo que cobra vida en el fondo del pozo: “Es el reflejo al que el brocal nos abisma en juego de imágenes y reflejos”. De ahí que “cada poema de una de las caras del libros tiene una respuesta o contrapunto en su opuesto. Y así intento abarcar tópicos como la fe, la oposición entre amor y desamor, el poder, o definiciones básicas como ‘matria’. Es una forma, un intento, un ensayo para expandir los sentidos posibles de cada palabra y sus interrelaciones. También he intentado rescatar algunas palabras que me parecen hermosas en sus significados, y he ‘exorcizado’ otras palabras, como ‘remanencia’. Somos acción, claro. Pero la palabra justa, dicha a tiempo, a veces nos salva”.

En este libro, la palabra, el verso, tienen -y se disfrutan en- un diálogo con las anotaciones al pie (las explicaciones, las opciones de lectura). ¿Esta sería otra dimensión guía la interpretación? “Creo en el diálogo permanente entre el autor, la obra y el lector. A través de las notas al pie de página intento por un lado aportar un sentido poético particular a ciertas palabras ‘rescatadas’, jugando con sus sentidos y definiciones, replanteando o reforzando su valor específico en el poema. Y también intento que cada poema se pueda se leer o releer de manera distinta, tachando versos o cambiándolos, como una suerte de ‘poema para armar’. Es una forma de jugar e interactuar con la intención, con los estados de ánimo y sensibilidades del receptor”.

¿Cómo se integró a estas búsquedas el trabajo del artista plástico Roberto Saban? “Con Roberto Saban hemos trabajado desde el primer libro. Roberto es un artista plástico increíble, y con una generosidad infinita. Para este libro, trabajó sobre un viejo plano rescatado de un contenedor de escombros, como lo explica en el libro, y dibujó sobre ese plano distintos modelos de brocales. Creo que entendió el sentido del libro y jugó con sus posibilidades expresivas y gráficas”.

Sobre este aspecto gráfico escribió Saban: “Encontré este plano de arquitectura en un contenedor de escombros frente a una demolición. Por el particular diseño, seguramente en ese lugar nacería un sanatorio o un hospital, y el capataz habrá tirado ese plano por algún error del dibujo. Cuando Ismael Smith me invitó a pensar en los brocales como tema conductor de su libro de poesías, enseguida me acordé del plano que hacía tiempo había recogido de entre aquellos escombros y por alguna razón había guardado entre los materiales para mis collages. Pensé entonces que en ese preciso lugar en donde pronto se levantaría otro edificio moderno haya estado situada alguna vez una casa del siglo XIX. Imaginé la casa, su patio, y en ese patio un brocal o aljibe que luego serían ladrillo, ruina, escombro. Smith dice en alguno de estos poemas: ‘desde los escombros no crece nada’. Ese fue el disparador de mi ilustración: intentar hacer que algo viva a partir de la piedra muda, entablar a partir de los trazos un diálogo entre ese plano de la modernidad y el dibujo de antaño”.

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En el principio de este camino poético, cuenta Isma, estuvo el colectivo 7 segundos. “Fue a finales del siglo pasado y principios del actual. Hacíamos lecturas en diferentes boliches montevideanos, en espacios culturales y bibliotecas barriales. Esto fue en el tiempo anterior y durante la fatídica crisis económica de 2002”.

Así comenzaron “estas cuestiones poéticas”. Y además de la exploración de una estética particular, “intentamos hacer un trabajo crítico y autocrítico de nuestros textos, a contrapelo de las formas habituales que tienen los talleres literarios”.

En ese colectivo estaban Tabaré Gonella, Patricia Mariño, Paulo Rodel, Alondra del Pilar, Claudia Magliano, Eduardo de Souza, Ernesto Martínez y Valeria Mandacovick. “Y menciono particularmente a la poeta y profesora Claudia Magliano, con quien tuve el honor de leer por primera vez.

Comenzamos con un grupo de poetas (a los que siempre tengo presentes en mis libros) llamado 7 segundos, allá por los finales del siglo XX, principios del siglo XXI, haciendo lecturas en diferentes boliches montevideanos, espacios culturales y bibliotecas barriales, previo y durante la crisis económica de 2002”. Además, “en esta movida conocimos a la poeta, correctora y

editora Melba Guariglia, de Ático Ediciones; pudimos leer e intercambiar con poetas como Mario García, Jorge Meretta, Roberto Genta, Elder Silva, pudimos escuchar y leer a reconocidas poetas -fundantes también de nuestra poética-, como Circe Maia, Idea Vilariño, Marosa di Giorgio, Selva Casal. Creo que esa experiencia de colectivo nos definió a todos”.

La voz, la palabra

¿Cómo juegan la palabra y los elementos plásticos de Brocales con la performance sonora de los poemas, con la puesta en escena de la lectura? “Disfruto mucho la puesta en voz del poema. Aunque debo decir que aún estoy en la búsqueda de una forma personal de decir el poema. Si bien trabajo de manera muy evidente la poesía visual, estos son poemas para ser leídos. En la presentación de Brocales, el lunes 5 de mayo, en Lo de Molina, hice una lectura a dos voces, con silbidos de fondo, en ese juego de la voz y su eco. Pero espero seguir explorando las formas de poder poner en voz a Brocales”.

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