Arriba hay líneas, figuras, ojos, manos, bocas, soles, fetiches, y hay intensos verdes, azules, negros, rojos, blancos. Abajo hay rostros maquillados para el ritual del tambor, hay parches, rastros de manos, golpes, sangre, y hay amarillos y rojos también intensos. Arriba y abajo las formas y colores evocan sonidos -los del parche, los de las voces-. Arriba y abajo pulsan las creaciones de dos artistas en dos muestras con leguajes y recursos técnicos diferentes, pero que traman una convergencia con ese fecundo universo de prácticas culturales de raíz afro que pulsa en la(s) identidad(es) de estas latitudes sureñas.
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Ellos son el fotógrafo y artista plástico Julio Testoni (1948) y el ya centenario Carlos Páez Vilaró (1923-2014). Y el espacio de esta convergencia es el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV).
Testoni presenta, hasta el 5 de noviembre, su proyecto fotográfico Piel de tambor - Homenaje a Waldemar "Cachila" Silva y su comparsa C 1080 en la Sala 1 del MNAV. Y, con la destacable curaduría de Manuel Neves, en la Sala 4 se exhibe, hasta el 18 de febrero del próximo año, la muestra Fantasías africanas: Carlos Páez Vilaró - 100 años.
Pulso y piel de tambor
Al ingresar al museo, en la Sala 1, hacia la derecha, la mirada queda atrapada inmediatamente por una doble cadena de abstracciones, formas delineadas por patrones de sonidos, por una historia de toques del tambor afromontevideano. Al fondo, un gran políptico rompe la doble cadena con los rostros de Cachila Silva y su comparsa C 1080.
El conjunto de obras que propone el reconocido fotógrafo uruguayo Julio Testoni es acotado: nada sobra, nada falta. Las fotos de los parches licuan sus contextos de pertenencia para disparar la mirada a un mundo sin referencias concretas pero saturado de formas, colores, texturas: una invitación a imaginar un mapa sonoro, donde pasado y presente, memoria y toque, pertenencia e identidad se revuelven.
La suma de rostros, con sus maquillajes, miradas, gestos, aterrizan el recorrido por las abstracciones fascinantes pero a la vez alimentan lo fantástico. Allí, en los integrantes de la comparsa, habita el sonido, la fiesta, el símbolo, el juego. El toque de tambor afromontevideano y la danza y el drama se condensan en esta red de encuadres cerrados.
Escribe el artista Clever Lara en el texto que acompaña esta muestra: "Waldemar Silva, cacique de la comparsa carnavalera C-1080, apodado el Cachila, amigo de la infancia de Julio Testoni, lo convoca para hacer registros fotográficos del grupo que lideraba. Otra vez el ojo expectante, su pulsión escópica, encuentra posibilidades por fuera de las directamente relacionadas con el trabajo requerido. Fruto de ello es la serie de las fotografías desde el interior de los tamboriles. Las lonjas vistas a contraluz, las antiguamente en contacto directo con el cuerpo de donde fueron extraídas. La otra cara es la que la lonja ofrece como aspecto desde el exterior del instrumento. Lo que aparece, a contraluz y desde adentro es totalmente sorprendente".
En estas fotos, reflexiona Lara, "se visualizan callejones de color circulando por esas superficies, como memoria de su origen, junto a zonas más opacas y oscuras. Como en la serie 'Desde el interior', lo opaco oscuro contrasta con lo traslúcido adyacente, compartiendo con las imágenes de aquel ciclo, el parecido con un vitral. Los oscuros, aislados en la superficie de luz, ofician de trazos, marcas o grafismos".
Páez Vilaró centenario
La muestra antológica Fantasías africanas - Carlos Páez Vilaró 100 años es una experiencia envolvente, una oportunidad para hurgar con la mirada la trama de afircanidades que pulsan en esta extensa producción creativa.
Este planteo, explica el curador Manuel Neves, "no busca rescatar al artista del ostracismo o de un posible olvido, porque como sabemos su obra es conocida como ninguna por la sociedad uruguaya en su conjunto y a nivel internacional. Por el contrario, el centenario del natalicio del artista es propicio para conmemorar la figura del creador singular, y en ese sentido este proyecto busca a través de una selección de más de 50 obras señalar y destacar la importancia y la originalidad de su producción artística dentro del panorama de las artes visuales americanas. El Museo Nacional de Artes Visuales, nuestra institución museográfica más importante, es el marco ideal para presentar y destacar este original proyecto artístico".
"La exposición Fantasías africanas en su relato curatorial solo presentará su labor dentro de las artes visuales o plásticas y en particular dentro de la llamada pintura de caballete, ya que como sabemos, Carlos Páez Vilaró fue el muralista más importante del Uruguay. Esta elección surge del entendido que la práctica pictórica, definida por su pasión por África y su cultura, constituyeron la columna vertebral de su accionar como creador", concluye Neves.
En cada punto de esta extensa selección de obras, la mirada -al igual que en el proyecto fotográfico de Testoni- es capturada por escenas y formas que están fuera del tiempo lineal. Los colores, las formas, los trazos, juegan entre referencias al universo conocido, a cuerpos conocidos, a mundos místicos, a escenas fantásticas que pueblan los imaginarios. El el conjunto es atractivo e invita al recorrido pausado, a la evocación de voces, sudores y toques de tambor: un mundo que Carlos Páez Vilaró conoció y vivió desde adentro.
Textos y fotos: A.L.