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Política

Da Rocha: «En este crecimiento económico hay muchos perdedores y pocos ganadores»

Para el asesor económico del Instituto Cuesta Duarte, la mejora de la economía y la reducción del déficit fiscal «se explican por la pérdida de salario y el deterioro del tejido social».

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La ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, brindó una conferencia de prensa el pasado martes en la que destacó el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), anunció que bajó el déficit fiscal, que la pobreza se redujo, que aumentó el empleo y vaticinó el crecimiento de la economía para el año venidero.

Aseguró que se puede afirmar que “no solamente se llegó al nivel prepandemia, sino que se estima se superaron esos niveles sobre fin de año”. “Más que una V, estaríamos hablando de un tic en este momento”, alardeó la titular de la cartera.

El crecimiento económico anunciado se explica, de acuerdo a su discurso, por “dos grandes pilares”: “La exitosa política de vacunación que ha permitido gradualmente ir abriendo actividades para que los motores de la economía sigan funcionando” y “el apoyo [sanitario, económico y social] del gobierno para mitigar los efectos de la pandemia”.

El “tic” de Arbeleche vs. la realidad

Pablo Da Rocha, asesor económico del Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt, reconoció que “los números son buenos” y “mejores de los que se habían proyectado”, pero que existen factores coyunturales que lo explican, como las exportaciones, los precios internacionales y el repunte de China. “Cuando las medidas vinculadas al comercio se fueron flexibilizando a nivel mundial, y la demanda de China empezó a tener impacto, y los precios internacionales de las commodities se ubicaron en niveles históricos, nuestra matriz de crecimiento se benefició, aunque no es el tipo de crecimiento que nos gusta”. Otro factor que influyó en el crecimiento económico, según Da Rocha, fueron algunas inversiones proyectadas en el periodo pasado y que repercutieron en la variable del empleo.

Con respecto al crecimiento económico que anunció Arbeleche, que había sido proyectado en la Rendición de Cuentas en un 3,5% y al parecer fue de 4,5%, Da Rocha opinó que “estaba dentro de los esperado” y que es previsible que “el efecto arrastre haga que para el 2022 también se ubique en el entorno del 3,5% o 3,8%”.

La otra cara de la moneda

La evaluación social fue un tema ausente en la conferencia de prensa que protagonizó Arbeleche, ya que no se habló de cómo repercutió el crecimiento de la economía en los hogares de uruguaya y uruguayos. Para Da Rocha este aspecto es “la otra cara de la moneda”, ya que se esperaba que el crecimiento y la reducción del déficit fiscal, representaran una mejora en la calidad de vida y las condiciones salariales del pueblo. En tal sentido, el economista opinó que no hay dudas de que el crecimiento económico tiene “un costo explícito vinculado a los ajustes salariales que se ubicaron por debajo de la inflación”. “La ministra dijo que la recuperación salarial inició el primero de enero de 2022 y no es tan así.  Estrictamente, se va a consolidar como recuperación recién en 2023 cuando se aplique un correctivo, en caso de corresponder”, añadió.

Por otro lado, recordó que en el Consejo Superior del sector público resolvió instalar comisiones de trabajo por rama de actividad para calcular el porcentaje de pérdida salarial. “Por más que la ministra o el Poder Ejecutivo señale que hay un parte de recuperación, es muy vidrioso dar cifras cuando todavía no está identificada, ni siquiera por el gobierno, cual ha sido la perdida”.

El costo del «crecimiento»

Con respecto a los factores que posibilitaron la baja del déficit, el experto mencionó el ahorro del gobierno, los recortes de recursos y la introducción de la regla fiscal a partir de la Ley de Urgente Consideración que restringió el gasto y limitó el endeudamiento. A su entender, con estas decisiones, “el gobierno se ató de manos para poder llevar adelante políticas públicas”. Y añadió: “El costo de ese crecimiento, de la reducción del déficit fiscal y de que se generen esos niveles prepandemia de forma acelerada, se explican por la pérdida de salario y el deterioro del tejido social que se construyó a lo largo de estos años. El gobierno privilegió las variables macroeconómicas, los compromisos fiscales y no los inflacionarios ni los sociales, con los que también se había comprometido”.

La ministra también dijo en la conferencia que los logros económicos se alcanzaron sin impuestos, lo que para Da Rocha fue “una falta de honestidad intelectual” y “otro compromiso incumplido”. “Hubieron aumentos de tarifas, los combustibles aumentaron cuatro o cinco veces. Por otro lado, al eliminar los descuentos vinculados al IVA mediante pagos electrónicos, hacen que la gente deba pagar más”.

Esperando el derrame

En esta historia de crecimiento económico  hay “muchos perdedores y pocos ganadores”, aseguró el  economista. “Sectores como el de las agroexportaciones y las commodities, por ejemplo, vieron crecer sus rentabilidades, mientras que la gran mayoría de personas sintió que estos dos años fueron de perdida de la capacidad de compra y agudización de otras vulnerabilidades. ¿Qué puede ser más importante para un ciudadano que su calidad de vida y las posibilidades de consumo asociadas a sus ingresos?”, se preguntó.

En cambio, prosiguió Da Rocha, se redujo capacidad de compra de jubilados y pensionistas y se ajustaron las prestaciones sociales por el Índice Medio de Salarios, que se ubica por debajo inflación. “Esto es un doble golpe que recibe la ciudadanía”, expresó.

El asesor de Cuesta Duarte aseveró que la clase trabajadora deberá esperar que se cumpla el quinquenio para alcanzar la capacidad de compra que tenía en 2019. “Hay sectores como el gastronómico o el turismo que no han obtenido respuestas, mientras que el gobierno abona la teoría del derrame y que el crecimiento en algún momento genere el goteo para estos sectores, hipótesis de la que no existe evidencia empírica alguna”

Consultado sobre los anuncios de la reducción de un 50% de la pobreza, el entrevistado opinó que se calculó a partir de cifras “precarias” que no permiten sacar conclusiones reales. “Para asegurar que bajó la pobreza habría que construir una serie semestral para ver efectivamente cuales fueron las variaciones. Bienvenido sea que se haya reducido la pobreza, habría que preguntarle a Don José y Doña Juana si creen que efectivamente este crecimiento económico, esta creación de puestos de trabajo y el exitoso plan de vacunación tuvieron repercusiones en su hogar o en su bienestar”.

 

 

 

 

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