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Política

EN EL 110º ANIVERSARIO DEL PARTIDO SOCIALISTA

Debate sobre el rol político de los movimientos sociales

Los socialistas celebraron un nuevo aniversario y para ello organizaron un encuentro para debatir sobre el rol de los movimientos sociales, los militantes y los partidos de izquierda. Del rico intercambio quedó clara la necesidad de una autocrítica que involucre a todos como forma de renovar el proceso de acumulación de fuerzas.

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En el marco de su 110º aniversario, el Partido Socialista de Uruguay (PS) realizó un seminario para analizar los vínculos de la izquierda con los movimientos sociales y la incidencia de estos en la vida política del país y en el proceso de transformaciones. Un encuentro definido por el secretario general del PS, el diputado Gonzalo Civila, como un proceso de construcción política.

Civila señaló en las conclusiones del evento que “la política es bastante más que los partidos políticos. No se hace política únicamente desde los partidos, y esto es algo que hemos venido tejiendo y remarcando a lo largo de este seminario”.

Durante la inauguración del encuentro, Civila destacó que “el problema de la relación sociedad-política es la cuestión que nos tiene obsesionados a los y las socialistas en estos tiempos”, razón por la que “la lucha política es una expresión de la lucha social”. 

Justamente, en esta lucha, agregó, “está el compromiso de seguir peleando por la libertad y dignidad humana. Y por eso hay que ser autocrítico en lo ya hecho. Nuestro primer objetivo siempre es transformar la sociedad”.

“Perspectivas de la relación sociedad-política en la construcción de lo nuevo” se desarrolló entre el 11 y el 14 de diciembre y tuvo como eje la transmisión y análisis de la experiencia de los militantes socialistas en los movimientos populares.

Tuvo también una mirada desde el exterior, tanto sobre los movimientos sociales como políticos que por estos tiempos combaten en América latina contra el neoliberalismo; llegaron con su voz el brasileño Frei Betto, el argentino Axel Kicillof y la boliviana Adriana Salvatierra.

 

Desde Brasil

Frei Betto, fraile dominico brasileño, uno de los principales exponentes de la Teología de la Liberación, hizo énfasis en la necesidad de la formación política ya que en su opinión “cuando un pueblo no tiene conciencia histórica, ese pueblo está condenado a ser manipulado”.

Según Frei Betto, “el pueblo se ha dado cuenta de que los gobiernos neoliberales nunca les preguntaban a ellos, y por ende, de ellos no se podían esperar soluciones. Por eso comenzó el ciclo de gobiernos progresistas”.

No obstante fue crítico con las experiencias progresistas, ya que “a través de la máquina estatal hemos podido hacer trabajos positivos para el pueblo, y sobre todo para los más pobres. Hemos mejorado la calidad de vida de la gente, pero no su conciencia política. Hicimos una nación de consumistas, y no de ciudadanos”.

A su juicio, en estos tiempos “estamos ante una izquierda académica que no tiene contacto con el pueblo. Y no es porque no hay más pueblo, no hay más luchas de pobres, pero parece no hay una izquierda que vaya con la gente y empatice con los pobres”.

Más adelante sostuvo que “los partidos progresistas deben tener en común un proyecto país. Nos tenemos que plantear cuál es el país que queremos, las utopías son claves en esta configuración”.

“Hay que volver a las bases populares”, sentenció. Y agregó que “es inconcebible un partido político que no tiene idea de lo que acontece en la sociedad. El partido debe preguntar y conocer el pueblo, sus aspiraciones”.

Recogiendo la experiencia, Frei Betto destacó que “es importante la empatía con los pueblos y acompañarlos en sus pequeñas luchas: por el saneamiento, por el asfalto de una carretera, por una educación digna”.

“Tenemos que trabajar muy bien la construcción de un proyecto nacional. Qué queremos, pero, sobre todo, qué darles a las bases populares. Hay que tener como objetivo concientizar sobre clases y sobre cultura política”, concluyó.

 

Estado rebelde

Por su parte, el gobernador de la provincia de Buenos Aires y exministro de Economía en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof, planteó su tesis de “Estado rebelde” entendido como aquel que escucha y actúa en consonancia con los movimientos sociales ya que “cuando el campo popular está a cargo del Estado, tiene el gobierno pero no el poder”. Por eso entiende que se hace necesario “construir un Estado rebelde”.

“En Argentina se demostró eso de que cuando el campo popular está en el Estado, está en el Estado pero no en el poder. Y por eso es necesario mantener la llama de los movimientos sociales”, subrayó.

“La actitud de ‘Estado rebelde’ muestra también la energía del campo popular como forma de obtener conquistas, como sucedió en estos días en Argentina con la media sanción a la ley de interrupción voluntaria del embarazo”, agregó.

Para Kicillof, se hace necesario “convertir los reclamos y movilizaciones del campo popular en un lenguaje de Estado. Obviamente choca contra lo establecido, pero una de las claves centrales es que esos conflictos se manifiesten”.

Recordó que “el gran desafío que tuvimos fue darles respuesta a las demandas de la sociedad desde el Estado como gobiernos progresistas”, y sostuvo que eso “es clave, mantener viva la llama de articulación de política y movilizaciones sociales”.

Indicó que los movimientos sociales en Argentina “hoy no son partidos políticos ni sindicales. Hay una diferencia muy clara a lo que sucede en Uruguay, por ejemplo”.

“En Argentina, los movimientos y organizaciones sociales suelen referirse a lo que surgió luego de los años 90. Nacieron como organizaciones sociales de excluidos por el neoliberalismo”, precisó.

 

Triunfo boliviano 

Por su parte, Adriana Salvatierra, dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS), señaló que en el caso de Bolivia “los movimientos sociales emergen también como una interpelación a las formas de participación y representación de la democracia liberal y burguesa”.

En ese sentido precisó que en la década de los 90, “la emergencia del movimiento indígena demandaba el reconocimiento de su territorio como lugar de difusión de su cultura, sus orígenes”, y que esas demandas confluyeron “en un proceso de articulación de los movimientos sociales en la década del 2000”.

“La construcción de una agenda común incorporó las demandas de los movimientos campesinos, indígenas, y de las clases populares”, subrayó.

Precisó que en el caso de Bolivia los movimientos sociales “no conforman un partido bajo las lógicas tradicionales, sino que cuestionan estas formas y nutren a la democracia de elementos y participación de los movimientos indígenas y campesinos”.

No obstante, observó que “el habernos separado de la lógica del partido como único lugar de disputa trajo como consecuencia las dificultades de cohesionar con organizaciones y militantes sociales y políticos”.

Y en ese sentido sostuvo que el golpe de Estado de 2019 “encontró esas grietas que se habían dado en la unidad de los movimientos sociales y políticos que se venían dando”.

 

Contra la LUC

En este debate en torno a los movimientos sociales también opinó el presidente de la Federación Ancap, Gerardo Rodríguez, organización que marcó el rumbo en cuanto a la propuesta de recurrir la Ley de Urgente Consideración (LUC).  

“Hay una crisis civilizatoria, pero también hay una crisis de los vínculos. Vivimos encerrados en nuestras propias burbujas y eso impide que aceptemos las diferencias y esto dificulta la construcción de lo colectivo”, sostuvo.

Por su parte, Amira Fagúndez, dirigente de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), afirmó que “hay que incentivar que cada vez las personas puedan construir cada vez más en colectivo, sin descuidar sus caminos, pero pensando en la gran capacidad común de transformación que tenemos”. 

Puso como ejemplo la recolección de firmas contra la LUC, la que a su juicio “va a ser una manera de reencontrarnos” y una “síntesis superadora a aquel aislamiento que ya estaba desde antes de la pandemia”

Fernando Gambera, secretario de Relaciones Internacionales del Pit-Cnt, señaló en tono autocrítico que “de parte de las organizaciones sociales, y particularmente del movimiento sindical, muchas veces no fuimos capaces de hacer que la gente sintiera que esos avances del Uruguay en 15 años eran propios”.

Y advirtió sobre la contraofensiva imperialista en el continente: “No creamos que el plan orquestado por las derechas en el continente es sin violencia y sin dolor. En Colombia, por ejemplo, la derecha logró convencer a la gente de que no hay que apelar a la paz como solución”.

“El ataque a la democracia y a la participación termina haciendo que la gente se convenza de que es más seguro votar opciones neoliberales antes que populares. En este marco hay que interpelarnos nosotros mismos”, sentenció.

Recordó que “las cifras de las ollas populares empiezan a conmover y a hacernos pensar qué momento estamos atravesando. La mayoría que colabora es gente joven que los moviliza el contexto y reivindica su forma de organizarse por la causa”.

“Las organizaciones políticas y sociales nos tenemos que preguntar cómo vamos a articular con todas esas movilizaciones comunes en una causa superior, que sea la de mejorar el país en pos de todos”, concluyó.

En este sentido, el senador Daniel Olesker recodó que “los movimientos sociales empujan a los gobiernos a hacer más cosas que solos no harían”.

“El dilema es trascender la causa propia, e integrar en una misma causa a unos y a otros”, agregó.

“Un buen ejemplo de la participación de los movimientos sociales en el ámbito político fue lo que sucedió con la ley IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) en Uruguay. Probablemente en 2005 no hubiese tenido la fuerza que tuvo luego gracias a los movimientos sociales”, concluyó.

 

Cosse: “Hay sectores de la sociedad que aún no integran la participación”
La intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, participó en el seminario organizado por el Partido Socialista, ocasión en la que dijo querer aprovechar para puntualizar “en la historia de valor agregado de los movimientos sociales, que luego, bajo gobiernos del Frente Amplio, se transformaron en logros”. Por este camino alertó que “en una situación de crisis económica y social como la que vivimos, como militantes de izquierda corremos el riesgo de pensar que participar es natural. Pero no lo es”. “Hay muchos sectores de la sociedad donde siento que aún no integran la participación como una herramienta de transformación. Y esto me desvela, porque la participación es algo que necesito como gobernante para solucionar los problemas de la gente”, agregó. Advirtió por el peligro de confundirse. “No debemos confundir la participación con lo que era antes, hace unos años, en un esquema de punteros. Si lo hiciéramos, confundiríamos lo que es la política hoy a lo que era hace diez años”. “Cuando fuimos gobierno, las cosas que hicimos las pudimos hacer porque había una historia de acumulación de movimientos sociales y políticos participando”, subrayó. Finalizó su intervención señalando por qué se hace necesaria la participación. “¿Por qué necesitamos participación? El eje tiene que ser la construcción de conocimiento. Participación masiva, sí, pero con grandes aliados: trabajadores, estudiantes, intelectuales”.

 

Clara: “El poder nos quita el norte, nos adormece”
Durante el encuentro, Mercedes Clara, directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo, sostuvo que llegó el tiempo “de tocar y asumir los límites para correrlos y generar allí lugares de intercambio, de construcción, de avances”. En tono autocrítico, señalo que “el poder nos quita el norte, nos adormece. ¿Cómo hacemos para construir juntos mecanismos que nos permitan andar caminos nuevos?”. Para avanzar en esta dirección apeló a la vigilancia, “no como la permanente sospecha de los otros, sino como vigilia permanente de nosotros mismos para no perder el norte. Y si nos ayudamos entre nosotros, volviendo a las bases, evitamos perdernos”. “Muchas veces le sacamos la voz del otro, traduciéndola en lenguaje académico, en números o cifras, que les quitan la novedad, la revelación. No se trata de estar un rato y ya sabemos todo, sino una acumulación de experiencias y tiempo”, concluyó.

 

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