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Editorial

Coalición ¿multicolor?

Crónica de un derrumbe anunciado

Por Juan Raúl Ferreira.

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Caras y Caretas Diario

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Cuando Lacalle Pou se convierte en el presidente blanco que llega al poder con la votación más baja de la historia (28,62%) se acuña un nuevo concepto. La falta de respaldo parlamentario es una ventaja y no una contra. La fruta cae cerca del árbol; la frase la acuñó su padre cuando perdió las elecciones con José Mujica. En aquella oportunidad, la gente no compró el buzón. El año pasado, en la segunda vuelta, tras una muy mala performance, el doctor Lacalle (h) logró ganar por un 1,5%.

El escaso margen de votación por el que llega a la presidencia parecería obligarlo a buscar los más amplios consensos, incluyendo aun a la oposición. Sin embargo, la falta de mayoría parlamentaria lo lleva a cultivar el común denominador de las fuerzas que le apoyaron el el balotaje: estar contra el Frente Amplio. Desaprovechó, pues, varias oportunidades que le dio el progresismo de conformar, en torno a algunos temas, un gran acuerdo nacional. Había que echar leña al fuego al antifrentismo porque va quedando demostrado que el odio al Frente es de las pocas cosas que unen a la coalición. La salida de Ernesto Talvi (¿renunció?; ¿fue echado?; yo cero que las dos cosas).

La coalición se transformó en un mito en torno al cual el gobierno construyó un relato de leyenda. Era bueno que ninguno tuviera demasiado apoyo. Ello creaba la “nueva” figura de la coalición. Y tras ese mito se disfrazó un modelo de composición de gobierno que superaba al de gobierno o de partido. De hecho, de novedoso no tiene nada. Se lo ofreció Bordaberry a Wilson; este lo rechazó llamando “blancos baratos que se quieren vender” a los que se colgaron con el gobierno. Luego del retorno a la democracia, insistió en ello Sanguinetti, ante lo que Wilson ofreció la gobernabilidad y Seregni la concertación. Luego lo intentaron Lacalle, Sanguinetti en su segundo gobierno y Batlle en el propio.

De la foto de cinco portavoces que representaban sus respectivas fuerzas al nacer la “multicolor” -canallesco nombre con que llaman al reparto de cargos-, solo siguen tres a bordo. De aquella foto “que expresa la alegría”, según Lacalle (h), ya se bajaron Novick y Talvi. Resulta que desde antes de nacer fueron más los problemas que las coincidencias. Si bien es cierto que se manifestaron apenas se conforma el gobierno, hoy se sabe que empezaron en tiempos de confirmación y aun antes de que asumiera. Y Talvi fue protagonista u objetivo de todas las tensiones.

Cuando el general Manini dice que se precisa “un poco de Keynes” en las políticas económicas, Talvi le sale al cruce: “Eso es economía, yo no me meto en temas militares”. Opa, un partido de la coalición solo está para temas militares. “Es una discusión sesentista, no comparto esa postura”, remató Talvi. Pareció raramente desautorizado cuando la ministra Arbeleche habló de Keynes y al día siguiente lo hiciera el propio Dr. Lacalle (p). A nadie escapa que las políticas dirigidas de aumento del gasto público en tiempos de crisis están lejos de las posturas de los Lacalle (padre e hijo).

No bien la coalición se echa a andar, Talvi asume un rol muy popular con el manejo de la migración y la pandemia (repatriaciones, por ejemplo). Ahí se produce el rescate de la tripulación del navío Greg Mortimer. Tras hacer algunas propuestas consensuadas, Talvi sale de una reunión en Torre Ejecutiva para enterarse de que la Armada Nacional ya había hechos los anuncios.

El gobierno tenía días cuando siente la falta de apoyo del presidente. Le ofrece la Embajada en Argentina al senador Sergio Abreu (4 de marzo), quien acepta. El Dr. Lacalle (h) dice que ya tiene otro candidato. Abreu es entrevistado en radio y TV y se queja del manoseo de su nombre. Al día siguiente, sin hablar con Talvi, el Dr. Lacalle (h) confirma que su embajador será Carlos Enciso. Pero los líos no fueron solo con los mismos blancos, sino que hubo fuego cruzado en su propio partido. Lacalle (h) le informa haber acordado con el Dr. Sanguinetti (p) la presidencia de CARU (río Uruguay). Él se niega: “No es un tema personal, entendemos que es una política sana que los familiares de los políticos no integren órganos de cancillería. Esperamos se nos respete” (primeros días de marzo).

En mayo, el Dr. Sanguinetti (p) propone al Dr. Sanguinetti (h) como vicepresidente de UTE. Talvi no firma en el Consejo de Ministros y Búsqueda primero y El Observador después confirman que el Dr. Sanguinetti (h) trató al canciller de “petiso acomplejado” y este agrega que recibió de aquel amenazas, y así informa a sus correligionarios en una carta. Ya venía complicada, ¿no?

En cuanto a la política exterior surgen tres discrepancias presidente vs. canciller: dice Talvi que “Venezuela no es una democracia, pero creemos que Uruguay puede jugar un papel en alimentar una salida negociada a la crisis”. Informa El País que “el presidente Luis Lacalle Pou pidió congruencia al canciller, Ernesto Talvi, al momento de tener que referirse a la situación en Venezuela” (10 de junio).

Para el voto a la presidencia del BID, Talvi no es consultado. Se le da esa facultad al Ministerio de Economía y se apoya al candidato de EEUU. El Dr. Sanguinetti (p) había firmado una carta junto a otros expresidentes latinoamericanos -sin la firma del Dr. Lacalle (p)-, pero no vacila en estar de acuerdo con Lacalle (h). Talvi se entera por la prensa, a la que declara que “es un gravísimo error.”

A esa altura no se sabe quién estaba más harto, si el gobierno de Talvi o este de aquel. Presidente y canciller se reúnen y trasmiten que en un clima de gran “amistad y calidez, han discutido la posibilidad de un nuevo rol para Talvi, pero que la fecha la decidirán juntos. Talvi pide que no sea antes de fin de año. Pero se lleva la sorpresa de que le piden la renuncia durante la cumbre del Mercosur, en la que Uruguay asume la presidencia pro témpore horas antes de tener que reunirse, vía Zoom, con sus pares de la región. Deja constancia en su nota de dimisión que no es lo que quería, pero que Lacalle (h) se lo pidió. En charla de amigos, obviamente.

Tres días antes de reasumir en el Senado, un domingo de noche, después de haber cerrado la prensa para el lunes, anuncia su retiro de la actividad política. Rápidamente toda la multicolor se moviliza, hasta el propio Dr. Sanguinetti (p), para decir que esta goza de buena salud. Talvi, en un tuit que solo dura unas pocas horas antes de descolgarlo de su cuenta, dice que “queda el camino abierto para la renovación a través de una figura joven como Julio María Sanguinetti”.

Creo que nos han estado vendiendo un buzón.

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