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Divergénte

Por Celsa Puente.

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Caro tiene una risa ancha y profunda que la define y hace que adonde ella llega el mundo quede inundado con su fuerza. Esa risa/sonrisa es el sostén de la seriedad con la que aborda la tarea educativa cada día. Es una de las “profas” -como jocosamente le gusta autonombrarse-  integrante de DIvergénte, un colectivo de profesoras que se conocen de “la vida”, me dice con su voz sonora. Es que trabajar como docentes en Secundaria tiene un poco de todo este “trille” por centros educativos diversos que nos van cruzando una y otra vez y que en algún momento facilita la fantasía  de que en Uruguay y particularmente en la educación nos conocemos todos y todas, con el caudal de lo bueno y lo terrible que esta situación acarrea.

Al principio parece que el ocho fue el número mágico. Fueron ocho las profes que en aquellos inicios de hace ocho años comenzaron a construir un vínculo que desbordaba lo laboral. En aquellas sintonías iniciales vividas en los viejos sillones del liceo Bauzá, se dieron cuenta de que, a pesar de dictar distintas asignaturas, tenían puntos en común y hacían muchas cosas similares. Por eso les resultó fácil responder a la convocatoria de una revista pedagógica que invitaba a escribir  artículos sobre la educación sexual y el abordaje de las cuestiones de género en la educación de los y las adolescentes. Ese fue un punto crucial en la historia de estas profes, porque al tomar la decisión de escribir se obligaron a intercambiar, problematizar a fondo y sistematizar experiencias vividas en el aula, pero sobre todo se vigorizaron para soñar con otras posibilidades de cara al futuro. En definitiva, descubrieron que deconstruir todos los presupuestos sobre género, diversidad e inclusión con los que llegaban a clase cada uno de sus estudiantes era un objetivo impostergable que le daba sentido a la tarea. Al decir de Caro, fue como entender que el cometido era provocar en los y las jóvenes la necesidad de deshacer analíticamente la estructura conceptual de la que eran portadores para generar interrogantes, producir el lugar de la incomodidad y gestar otras cabezas pensantes que pudieran analizar sus acciones para no repetir conductas en forma automática.

Tuvieron la urgencia de darse un nombre como un acto inicial de identidad y surgió “Diversidad Transversal”, pero luego de un tiempo lo desecharon por insuficiente desde el punto de vista semántico y recurrieron al acrónimo que hoy las caracteriza, “Divergénte”, representativo del abanico que abordan: Diversidad, Género, Transversalidad y Educación.

La experiencia de escribir juntas les hizo comprender las posibilidades que como colectivo tenían y así comenzaron a organizarse y recibieron la distinción de la Red Iberoamericana de Educación, un premio en el concurso Tus ideas valen e incluso participaron en un Congreso de la Universidad de Palermo en Argentina  y su presentación fue posteriormente seleccionada para ser publicada.

Caro me dice que las intenciones residen en trabajar la matriz de la educación pública y privada del Uruguay. Trabajar hacia el interior de las personas y visualizar los presupuestos que descansan en la matriz cultural que nos forja. Así es que ellas, con el apoyo de la profesora Giovanna Fonseca y el equipo directivo del liceo Bauzá, empezaron a ensayar con talleres donde cruzan a estudiantes de distintos niveles y diversas asignaturas con el objetivo de desnaturalizar las concepciones culturales que nos hacen reaccionar sin que medie reflexión. Sin sermones, con propuestas activas y una fuerte participación de la tecnología como herramienta al servicio de la pedagogía, el colectivo Divergénte deconstruye también los tiempos y los espacios educativos, le hace una zancadilla a la rutina y se anima a indagar en lo que los y las jóvenes sienten y piensan. Muchas veces las propias redes sociales son las que expanden el aula, no solo porque estas profes comparten materiales y consignas con sus estudiantes, sino porque otras tantas veces los estudiantes deben usar las redes para responder a propuestas que se hacen en el aula y ofrecer ideas que van más allá del ámbito estricto y tradicional de la clase.

El Serpaj ha sostenido un enfoque que concibe a la educación en derechos humanos más allá de la formación específica en el ámbito de una materia o un espacio curricular determinado: debe permear la vida institucional tanto de estudiantes como de los educadores y todo el personal vinculado a la educación… los derechos humanos no son privativos de ninguna disciplina ni tampoco tópicos dentro de propuestas más abarcativas”. Así lo plantea la licenciada Ana Juanche, quien fuera  coordinadora del Servicio de Paz y Justicia de Latinoamérica. Sin dudas, las integrantes de Divergénte han sabido captar y poner en marcha esto.

Hoy, el colectivo Divergénte sigue trabajando en el liceo Bauzá. Los avatares de la vida las han llevado a ser cinco integrantes actualmente, pero han logrado formar parte del equipo Profundación de las Ciencias en la Facultad de Ciencias Sociales liderado por Diego Sempol. El Mides financia el proyecto y ellas recorren centros educativos y otras dependencias del Estado, como por ejemplo las mismísimas oficinas de Presidencia. La educación pública no tiene presupuesto para aprovechar  estos excelentes impulsos de sus docentes y es hora de que comience a haber previsiones presupuestales para fortalecer el trabajo transversal y fomentar el crecimiento, el desarrollo de buenas ideas, prácticas novedosas y necesarias. La creatividad espontánea tiene un punto en su desarrollo en que necesita ser cristalizada con tiempos especiales para dedicarse a pensar, diseñar, hacer. Las propias profes dicen que es necesario tener momentos específicos para el intercambio y la construcción entre ellas que luego “baja” a los jóvenes y se convierte en intercambio entre ellos/as.

Pienso con orgullo en la risa de Caro como expresión de la fuerza creativa de los y las docentes uruguayos/as. Pienso en nuestras risas en este ocho de marzo en que la calle será nuestra otra vez para hacernos visibles y seguir la lucha por el goce de los derechos. Anhelo que podamos instalar la consigna de que el aula sea nuestra de una buena vez para construir la justicia y la igualdad y hacer florecer lo que hace tiempo está naciendo.

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