En el programa de Legítima Defensa del viernes 31 de julio, en su columna habitual, el economista Joaquín Toledo, se refirió a los datos aportados por la última Encuesta Continua de Hogares, correspondiente al mes de mayo. Advirtió que la misma fue realizada de manera telefónica, lo que no afectaba su precisión.
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Agregó además que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que es quién respalda esta encuesta es una institución sumamente confiable, aunque pueden existir algunas diferencias al pasar de la modalidad presencial a la telefónica.
La primera variable expuesta por Toledo es la de los datos de empleo, que es un tema central, agregando consideraciones sobre el salario, que también están refrendadas por la encuesta del INE.
En la primera gráfica que presentó el economista, se expone la evolución del empleo desde 2006 a 2020. A partir de marzo de 2020 la línea larga considerada cae abruptamente por el «efecto pandemia». Así, se estima que entre febrero y abril se perdieron 112 mil puestos de trabajo y entre abril y mayo, que es el dato novedoso que aporta la encuesta, se recuperaron 21 mil puestos, lo que es menos de una quinta parte de lo perdido.
De manera prudente, Toledo se interroga sobre lo que indicarán los datos de junio y julio, pero lo cierto es que el seguro de desempleo y sus flexibilizaciones no arrojan resultados alentadores. Algunos trabajadores se están reincorporando pero es notorio, lo dijo el ministro, que se está pasando a muchos trabajadores a seguro de desempleo y no hay signos que culminado julio estemos pisando firme en esa materia.
La segunda gráfica expuesta refiere a la tasa de actividad, que indica la cantidad de gente dispuesta a buscar trabajo, que también cayó drásticamente afectando las cifras de desempleo. Muchas veces tenemos una tasa de actividad baja que enmascara el porcentaje de gente que se ha dejado ganar por el desaliento y ni siquiera busca trabajo, lo que maquilla las cifras en sentido negativo. Se trata de un tema muy complejo que no se recoge en las cifras de las encuestas. Recién cuando aumente significativamente la actividad, esa gente recobra ánimo para salir en busca de empleo, pero en estas circunstancias es muy difícil cuantificar su magnitud.
El otro componente del mercado de trabajo expuesto por Toledo es el salario, recogido en el Índice Medio de Salarios, que es un promedio de cómo ha evolucionado esta variable en todos los sectores, tanto en el sector privado como en el público. En la gráfica se expone como se ha comportado el salario nominal en el último año, es decir, desde mayo de 2019 a mayo de 2020. La gráfica indica que de mayo de 2018 a mayo de 2019 se aumentó un 8,5% y de mayo de 2019 a mayo de 2020 se incrementó en un 7,57% .
Pero la tercera gráfica altera esa linealidad progresiva, ya que incorpora el precio creciente de los precios al consumo, teniendo en cuenta lo que se considera la canasta básica. Esos precios venían creciendo ligeramente, pero a partir de marzo se disparan. Es lo que se considera el índice de inflación, pasando la cifra del 10% de abril a la inflación del 11% de mayo. La incidencia de ese aumento vertiginoso de los precios, si se la compara con el salario nominal, nos da lo que se llama el salario real.
La última gráfica está referida precisamente al salario real, que en el año pasado tuvo un leve tendencia a la caída pero que consolida esta tendencia en 2020 y a partir de abril y mayo llega al mínimo histórico en quince años, que asciende a un 2,94% y que constatamos que sigue cayendo.
Para terminar la columna, Toledo se focaliza en dos elementos: el primero está referido al nivel de vida de la gente y su bienestar. Por un lado hay pérdida de empleo y por otro lado se da una caída del ingreso real, que genera que quienes todavía mantienen el empleo puedan comprar cada vez menos y un escenario de futuro en el que el presidente ya ha anunciado que públicos y privados van a tener que asumir una caída del salario real para el año que viene, lo que configura una inestabilidad, con signos de que el salario real va a seguir cayendo y la situación va a seguir empeorando.
El segundo elemento está asociado con el tema de los recortes que se están realizando, tomando como excusa la reducción del costo del Estado. Esto también tiene un correlato directo y es que la principal fuente de ingresos del Estado para poder financiar todas sus políticas son las recaudaciones de impuestos. Si se consume menos, porque los hogares tienen menos para consumir, se paga menos IVA, porque el IVA está sujeto a la recaudación por cada objeto consumido, por lo que la recaudación del Estado es menor. Si hay menos trabajadores formales y menos trabajo, se paga menos IRPF y hay menos aportes al BPS, que empieza a generar déficit y más costos al Estado.
En definitiva, la estabilidad económica no solamente está poniéndose en jaque por el flanco del bienestar de las personas, sino también por el lado de la recaudación del Estado, que son los signos distintivos de una estrategia del Estado que, vamos a ver que pasa, pero que en principio va a tener un signo negativo.