El desempeño del Producto Interno Bruto (PIB) durante el segundo trimestre del 2023 fue peor a lo previsto, pero también se revisaron al alza las cifras del primer semestre. En la medición interanual, la caída que reporta el Banco Central del Uruguay (BCU) es de 2,5%. En términos desestacionalizados la actividad económica se contrajo un 1,4% respecto al primer trimestre del 2022.
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Es importante el análisis por rubros y hacer foco en los factores determinantes de cada evolución. Pero la realidad es que la actividad del país está comprometida y que las proyecciones oficiales siguen siendo cuestionadas, sumado a una realidad fiscal que suma complicaciones.
Los mismos datos que presenta el BCU en los informes de Cuentas Nacionales son irrefutables desde los planteos a nivel oficial. Tenemos dificultades en muchos planos de la realidad económica que podemos analizar en diferentes niveles la dificultad para apuntalar el crecimiento económico fundamental y necesario.
Sin dudas la sequía sigue afectando a la actividad económica a nivel del sector agropecuario, ya que si bien el déficit hídrico se viene terminando la falta de lluvias en el verano no sólo ha comprometido la actividad de los cultivos de verano y la ganadería y lechería. Sino que además trae aparejados los efectos sobre las praderas y ganado en general en estos meses de invierno, sumado a algunas dificultades de implantación de los propios cultivos de invierno. En un contexto, de baja en los precios internacionales, que si bien no son uniformes, se suma al deterioro de la competitividad que se viene generando vía tipo de cambio.
Por otra parte, se encuentra el fin de las obras asociadas al proyecto UPM 2, que fueron determinantes clave de la caída, pero dentro de los temas que ya estaban dentro de las opciones.
En este caso, y por lo impactos a nivel local, lo más preocupante es cuáles son las opciones para adelante. Sin embargo, preocupa además que la baja no está sólo acotada a los commodities y al rubro agro sino que se dio una baja en varios rubros de servicios que tuvieron un pobre desempeño en el último trimestre.
La actividad agropecuaria cae tanto en la agricultura por la afectación de los cultivos de verano y por la caída en la faena a nivel de la ganadería.
La industria manufacturera también tiene una baja de -1,5%, donde los alimentos fueron los principales en caer.
La industria frigorífica desciende y hay una leve suba en la láctea. La energía eléctrica, gas y agua cae 11,8% donde uno de los componentes a destacar es la baja en la producción hidroeléctrica que se compenso con importaciones de energía de Brasil.
Por su parte, el sector de la construcción bajó 6,6%. Finalmente, entre los que tuvieron caídas esta comercio, alojamiento y suministros de comidas y bebidas que se redujo un 1,8%.
Desde el punto de vista de la producción la caída se dio en casi todos los rubros con variaciones negativas muy superiores al primer trimestre. Los pocos que tienen variación positiva no logran compensar la caída. Si vemos los componentes del gasto hay un aumento el Gasto en Consumo Final con un aumento de los Hogares pero también en el Gobierno mientras que la Formación Bruta de Capital cae 8,7% y las exportaciones -6,3% con incremento de las importaciones de 7,5%.