Uruguay no estuvo ajeno a las tendencias internacionales. El contexto ha sido de un fuerte boom de los commodities, que ha sido la explicación de las tasas de crecimiento, suba de la inflación casi llegando a 10% en el mes de setiembre, pero bastante por fuera del rango meta que fija el BCU, habiendo cedido algo en estos meses.
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Pero las perspectivas para 2023 siguen colmadas de incertidumbre y con un contexto bastante complejo producto de un escenario económico internacional de recesión con medidas a nivel internacional que pueden complicar. Más que coyuntura nos interesa resumir algunas de las luces rojas que se prenden para este 2023 en un escenario internacional más de complejidades e incertidumbres que de proyecciones
Las luces rojas. De los datos de coyuntura a las proyecciones 2023
Hacemos un repaso de algunos de los principales indicadores y vemos cómo se estarían comportando para adelante.
Inflación alta y fuera de la meta. El IPC de noviembre 2022 registró una variación mensual de -0,28%, acumulada en el año de 8,57% y en los últimos 12 meses de 8,46%, mientras el rango meta se mantiene entre 3-6%, por lo que se espera un cierre del año también por fuera y con las presiones sobre los precios, más que en enero se comienza con un aumento ya anunciado de algunas tarifas.
Dos preocupaciones que se pueden destacar con relación a la inflación son por un lado la existencia de un rango que no se cumple y que genera una falta de credibilidad en la herramienta. Y, por otro lado, la relación con los salarios donde, a pesar de los niveles de crecimiento de la economía, nunca ha habido una traslación a los salarios reales.
Ahora que la inflación hubiera cedido necesita una observación especial. La inflación en el pasado mes de noviembre cedió respecto a los meses anteriores y estuvo por debajo de la esperada. Esto se explicó fundamentalmente por la baja en el precio del dólar. El IPC cayó 0,3% en noviembre, ubicándose por debajo de la mediana de la encuesta de expectativas del BCU. De esta manera, la inflación se moderó fuertemente en los últimos dos meses, ubicándose en el entorno de 8,5% en noviembre habiendo sido 9% en octubre y 9,9% en setiembre.
Crecimiento se estanca. De acuerdo con el último informe trimestral presentado a mediados de este mes de diciembre de Cuentas Nacionales del Banco Central del Uruguay (BCU), el PIB tuvo en el tercer trimestre de 2022 un crecimiento de 3,7% con respecto a igual período del año anterior. De esta forma se constata la expansión más baja desde que se había retomado la senda luego de la covid. Esto de alguna forma es una alerta si se analizan los diferentes componentes, más en el contexto internacional que afrontamos y en las perspectivas tanto desde el punto de vista del origen como del destino.
Las subas se dieron del lado un aumento de 10,8% e incidencia (1,4 pp) en el rubro Comercio, Alojamiento y Suministro de comidas y bebidas. Para el BCU esto se puede explicar en buena parte por la apertura de fronteras y el consiguiente aumento de gasto de turistas no residentes. Otros aumentos se dieron en el rubro actividades profesionales y de arrendamiento (9,3%), Construcción (8,4) y Transporte, Almacenamiento y Comunicaciones (7,2%).
Del otro lado las bajas se registraron en Agropecuario, Pesca y Minería (-7,4%), Industria Manufacturera (-2,8%) y Actividades de la Administración Pública (-1,3%). Los primeros dos grupos fueron afectados por bajas del tercer trimestre de 2021, fundamentalmente del sector cárnico (ganadero en el caso agropecuario y de los frigoríficos en el caso de la industria manufacturera).
El año 2022 fue un año récord para las exportaciones de bienes en Uruguay, pero en el segundo semestre la realidad viene cambiando y el entorno de los precios internacionales empezó a jugar. Desde el punto de vista de la oferta, todos los sectores acumularon crecimiento en enero-setiembre, aunque el agro y la industria se retrajeron en el tercer trimestre y parecen mantener la tendencia para el cuarto.
Los datos de actividad que provee el Sistemas de Cuentas Nacionales tienen un rezago y por tanto siempre los vamos a ver con una demora. Pero las perspectivas no son buenas si proyectamos a Uruguay en este contexto internacional. Algunos datos que podemos observar son las encuestas de expectativas que se publican oficialmente. El BCU publica la encuesta de expectativas económicas con el objetivo de hacer seguimiento de la evolución de las expectativas de mercado respecto de las principales variables macroeconómicas a través de encuestas a instituciones empresariales, bancarias y profesionales. Para la encuesta, la mediana de crecimiento de 2022 será de 5,40 y pasará a 2,60 para 2023 y 2,50 para 2024. Por otra parte, esperan una mediana de resultado fiscal que se mantenga y un dólar que seguirá bajo.
La venta de servicios al exterior asociada al turismo es la que se ha visto con mejoras en el segundo semestre, pero la misma tiene la dificultad de lo caro que está Uruguay y que viene de un tiempo muy complejo de baja dada la situación de pandemia y sus efectos, siendo uno de los sectores más afectados.
Crecimiento con importante deterioro de los indicadores sociales. La peor noticia de 2022 y sin medidas concretas para 2023 ha sido el deterioro de los indicadores sociales. Al respecto podemos destacar el aumento de la pobreza y en particular de la pobreza infantil que fue largamente discutido y se trató de buscar explicaciones alternativas sobre los números.
Pero, a su vez, fue publicado el informe de inseguridad alimentaria. Y en un país que produce y exporta alimentos para más de 10 veces su población debería alertar que “la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave se estimó en un 15% de los hogares. Esto significa que de cada 1.000 hogares, 150 habían reducido la cantidad de alimentos que consumen por falta de dinero u otros recursos alguna vez en los últimos 12 meses. La estimación de inseguridad alimentaria moderada o grave en personas correspondió a 16,5%. Esto implica que de cada 1.000 personas, 165 viven en hogares con inseguridad alimentaria moderada o grave”.
Política monetaria restrictiva con efectos poco relevantes de la suba de la tasa de interés. El BCU ha venido estableciendo una política de control de la tasa de interés llegando en el mes de noviembre con la última reunión del Comité de Política Monetaria a 11,25% y teniendo una posible suba para la próxima reunión anunciada para este viernes 30 de diciembre.
Tipo de cambio desalineado de la tendencia. A diferencia de lo que pasa en el mundo, Uruguay viene con un dólar en baja. 2022 fue un año de fortalecimiento de la moneda estadounidense en relación con el mundo. Este desajuste nos plantea muchas problemáticas y en estos momentos ya ha venido el planteo más fuerte de parte de los sectores exportadores que demandan por pérdida de competitividad, pero que en términos generales (porque existen realidades diferentes) vienen planteando sus preocupaciones por su encarecimiento relativo, más cuando se afianza la tendencia en el mundo. Mientras que en el mes de abril el dólar empezó la suba en el mundo, en Uruguay se mantuvo bajo y en los últimos cuatro días con baja pisando los 40 pesos, mientras que las estimaciones de analistas es que debería ya ir generando un ajuste.
Como resultado del año nos encarecimos y perdimos competitividad. La relación de precios en dólares a nivel de la región y extrarregión se deterioró.
Nos tiene que preocupar un ajuste abrupto del tipo de cambio ya que nos va a afectar enormemente la inflación.
Falta de rumbo económico y lectura de los indicadores. Dos temas no menores que nos deberían explicar y que son foco de varios análisis en sí mismos. En primer lugar, la falta de rumbo económico para el gobierno. Más allá de la deformación profesional, el análisis que se realiza de la economía y las medidas de política económica son un tema de suma importancia. Hoy ya no hay pandemia, la reactivación pospandemia se agotó y los precios altos de los commodities y las posibilidades de mejorar los niveles de exportación vienen ya con unos meses de dificultades.
Pero en esta realidad de un Uruguay incierto en el mundo se ha visto una falta de claridad estratégica de parte del gobierno de cuál es el rumbo real de la política económica en un mundo que ha cambiado notablemente y que entra en una etapa de fuerte recesión y dificultades varias. Uruguay mantuvo un crecimiento que ya mostró a través de los números que se viene acabando y en este período no solo no se generaron medidas, sino que no se viene teniendo una estrategia clara productiva que atienda la diversidad de sectores que en su conjunto son motores de la economía.
Si para muchos 2022 fue un año de complejidades, con las perspectivas que tenemos, parece que mucho más complejo va a ser 2023.
Otro tema que nos preocupa es que más que el esfuerzo por entender los indicadores y los escenarios y proyecciones hay un esfuerzo desmedido por buscar justificar los indicadores y resultados económicos como positivos. Los números son los números y no mienten y podemos discrepar en algunos análisis. Pero la mayoría de los sistemas de descripción económica son modelos internacionales que se pueden adoptar con diferente nivel de rigurosidad, pero si se compromete el crecimiento, o sube el IPC o aumenta la pobreza, difícilmente hay posibilidad de discusión o doble interpretación. A su vez, los indicadores son referencias para que los diferentes actores y muy especialmente el gobierno pueda tomar medidas de política.
Nuestro resumen de 2022
Inflación alta y fuera de la meta.
Crecimiento se estanca en un contexto internacional de suma complejidad e incertidumbre.
Crecimiento con importante deterioro de los indicadores sociales.
Política monetaria restrictiva con efectos poco relevantes de la suba de la tasa de interés.
Tipo de cambio desalineado de la tendencia que viene afectando las fuentes de crecimiento.
Falta de rumbo económico.
Lectura de los indicadores.