Los temas laborales son de los que más afectan a las economías, especialmente en la región que requiere de un enfoque abarcativo y completo de la realidad del mercado de trabajo, con políticas activas enfocadas en los diferentes grupos, pero también con políticas macro y productivas que los acompañen. El COVID 19 y la realidad internacional compleja refuerzan parte de las dificultades que estructuralmente tiene la región en la materia y los pendientes necesarios.
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Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en 2022, entender el mercado de trabajo regional y su desempeño requiere de tener claridad de su contexto y de las debilidades estructurales. El panorama que se puede tener a nivel regional amerita extrapolarlo para cada uno de los países que integran el continente.
Este organismo, en su estudio sobre Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe, publicado en junio pasado, destaca la importancia de la creación de mejor empleo en la post pandemia. Al respecto se destaca que las economías de América Latina y el Caribe enfrentan un complejo escenario externo con marcadas repercusiones en el desempeño de la región. Los grandes problemas para el mundo impactaron en la región: desaceleración de la actividad económica y del comercio mundial, aumentó en la inflación mundial, política monetaria de suba de tasas de interés, con el correspondiente aumento en la volatilidad financiera y la disminución de los flujos de capital hacia economías en desarrollo. Con todas estas dificultades las economías en América Latina y el Caribe crecieron un 3,8% en 2022 en promedio con una variedad de situaciones frente a una recuperación que habían tenido luego del impacto de la pandemia en 2021, con un crecimiento de 6,7%. Pero pueden verse importantes diferencias entre el primer semestre 2022 y el segundo porque hubo un efecto rebote que se mantuvo en los primeros meses que se agotó para el segundo.
La Cepal destaca en lo laboral que en una realidad compleja de las economías y con políticas que no fueron las más deseables a nivel global macro, los mercados de trabajo de la región mostraron una recuperación en sus principales indicadores a nivel de actividad, ocupación y desempleo. Si bien hay una recuperación que llega a niveles pre pandemia, ya existían debilidades que atender. Son cada vez más evidentes las fragilidades, las debilidades y la necesidad de políticas de inversión.
Algunos aspectos que se pueden destacar es que el informe alerta que el rezago en la recuperación de la participación laboral puede sesgar a la baja las tasas de desocupación y, por consiguiente, sesgar al alza las tasas de ocupación. Para la Cepal, volver a los niveles anteriores a la pandemia dista de ser un resultado deseado, pues pese a las mejoras registradas en 2022, la recuperación de los países y de las actividades ha sido heterogénea, con elevados niveles de informalidad y persistentes desigualdades de género y etarias. Al respecto, en el año 2022 se registraron “caídas en la productividad y un estancamiento en los salarios medios reales”. Esto se da en un escenario poco optimista ya que tenemos menor crecimiento futuro y tasas de inflación relativamente altas. Un menor crecimiento de la actividad económica redundará en una desaceleración del crecimiento del empleo.
Las estimaciones para 2023 de la Cepal (2022) y la OIT (2023) son que el empleo crecerá entre un 1,0% y un 1,9%. Otro problema igualmente grave y con raíces muy profundas es la calidad del empleo, donde la realidad puede provocar que los trabajadores sean más vulnerables, tendrán menores niveles de protección social y se ubicarán en sectores menos productivos, lo que aumentará los niveles de pobreza y desigualdad en la región.