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Mundo

Ecuador avanza hacia las elecciones de 2021

En 2021 se definirá el futuro del poder ejecutivo en Ecuador, la tendencia muestra que el progresismo volverá a dirigir ese país, sin embargo, primero debe sortear toda una serie de obstáculos en el camino a la presidencia. Las operaciones de lawfare y de matoneo mediático que impidieron el retorno de Rafael Correa como candidato a la vicepresidencia, han hecho hasta lo imposible para que Fuerza Compromiso Social, partido que logró juntar el progresismo ecuatoriano, pueda llegar a las elecciones del próximo 7 de febrero.

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Es importante recordar que, en Ecuador a diferencia de Argentina o Uruguay, los votos le dieron la victoria al candidato propuesto desde el mismo partido del entonces presidente Rafael Correa. El compromiso de Lenín Moreno era darle continuidad al proyecto desarrollado durante 10 años por su predecesor, y fue esta la propuesta programática que lo llevó a la presidencia.

El cambio de signo llegó después. Una vez en posesión empezaron a notarse una serie de cambios que, inicialmente se vieron como la normal variación en el estilo de gobierno entre un presidente y otro, pero no se temió por un giro en la orientación ideológica y política en la presidencia.

Los gobiernos de Correa, aunque fueron estables en términos generales, no estuvieron ajenos al conflicto desde lo social. Las principales contradicciones se presentaron con representantes de diferentes fuerzas sociales y el gobierno central, principalmente por decisiones de tipo administrativo que varias organizaciones no compartieron, y que distanciaron al gobierno de Correa de importantes sectores como una parte de la dirección de la Conaie (Confederación Nacional de Autoridades Indígenas del Ecuador).

La llegada de Moreno al palacio Carondelet pareció buscar el acercamiento entre el gobierno central y las fuerzas que se habían alejado del progresismo en el ejecutivo, por medio del anuncio de una política más amplia e incluyente. Sin embargo, a pocas semanas del nuevo gobierno, Moreno inició con los anuncios que marcarían su agenda de gobierno en los cuatro años siguientes. Se sumó a las voces de los gobiernos de derecha que usaron el discurso de la “herencia maldita” para mutilar las políticas sociales y abrir la cancha a los beneficios fiscales empresariales.

Los anuncios de recortes, desinversión y cambios en el centro de atención del gobierno ecuatoriano, fueron tomados con descontento en general, pero la capacidad de reacción de los sectores sociales en principio fue muy baja. Las fuerzas vivas del Ecuador estaban debilitadas y divididas, por lo que cada reforma que se dio, pasó casi sin reacciones sensibles, lo que permitió que Moreno fuera cada vez más lejos.

Las razones de este giro de 180º seguramente solo las sabrá Moreno y su círculo más cercano, lo cierto es que el gobierno de Ecuador terminó alineado a la derecha más rancia en el continente, junto con Colombia o Chile, desde el inicio se sumó a las voces de los países que reconocieron el “gobierno” de Juan Guaidó, respaldaron el embargo y pidieron intervención armada en Venezuela, algo que en la orientación política del gobierno predecesor no estaría contemplado.

Una vez jugadas las cartas por parte del gobierno de Moreno, que fue elegido y gobierna por el partido Alianza País, mismo con el que había sido elegido también en las dos ocasiones anteriores Rafael Correa, el primer debate que se dio al interior de dicho sector fue quiénes iban a quedarse junto a Lenín Moreno y quiénes se iban, ya que es importante resaltar que hubo algunas figuras del antiguo correismo que se la jugaron por el cambio en su signo ideológico y se quedaron junto a Moreno.

Los que se fueron, buscaron crear un espacio propio que permitiera el reagrupamiento de las fuerzas del progresismo, recuperando, primero la unidad, y luego se creara una perspectiva política para el escenario electoral que se avecinaba, que fueron inicialmente las elecciones locales

Luego de varias situaciones que debieron sortear, fue Compromiso Social el partido donde llegó la mayoría significativa del progresismo que había acompañado a Rafael Correa durante su recorrido por la presidencia. 

Para las fuerzas de la derecha que gracias a Lenín Moreno, ahora estaban de regreso en la administración del Estado, el primer reto era sacar del juego a Rafael Correa como contradictor político en la arena local y luego de algunos meses de haber dejado la presidencia y con el precedente del encarcelamiento de quien fue elegido como vicepresidente de Moreno, Jorge Glas. Correa fue condenado a ocho años de prisión en un juicio express, lo que le impedía regresar a Ecuador para ponerse al frente de la oposición.

Mientras lo anterior ocurría, las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano se vieron cada vez más deterioradas. Luego de ser uno de los países de Latinoamérica con mejor ingreso salarial, pasó nuevamente a la cola del ranking y el impulso que traía con un crecimiento sostenido, basado en la inversión en infraestructura, se frenó y el empleo se dejó de generar.

La gota que derramó el vaso fue el alza del combustible, lo que generó un levantamiento popular a finales de 2019. Este movimiento ocurrido entre el 2 y el 13 de octubre y que arrinconó a Moreno en Guayaquil, vió un nivel de represión que hace décadas no se veía en Ecuador. Las acciones, principalmente de la policía, fueron desbordadas y sangrientas, lo que también caldeó más los ánimos hasta el punto de que la multitud llegó a tomarse el palacio de gobierno en Quito, por lo que Moreno debió trasladar la sede de gobierno a la sureña ciudad de Guayaquil.

  El movimiento estuvo a punto de lograr la renuncia de Lenín Moreno, sin embargo, una parte importante del movimiento indígena continúa prefiriendo la derecha del presidente que un acercamiento con Rafael Correa, por lo que orientaron levantar las protestas con unas victorias muy débiles, lo que también les ha costado políticamente al interior de sus bases.

A fuerza de represión, persecución política y operaciones judiciales, el sector alternativo de Ecuador se ha ido afianzando, en las elecciones locales de 2019 lograron la victoria en varias provincias importantes, dentro de las que está la de Pichincha, que es donde se encuentra Quito, la capital del país.

Compromiso Social ha logrado llegar hasta esta etapa luego de haber sido proscrito como partido político y lograr revertir esa decisión, sin embargo nada está dicho, la presión de la derecha va en aumento, pues al no lograr la prohibición del correismo, el sector del empresario Álvaro Noboa, quien va segundo en las encuestas, ha interpuesto demandas contra varios miembros del consejo nacional electoral y el tribunal contencioso electoral, con el fin de presionar que Compromiso Social sea declarado ilegal para las elecciones.

Por ahora, las encuestas dan un margen importante a Compromiso Social, según la encuesta adelantada por la Celag en Ecuador, el equipo Andrés Arauz para presidente y Carlos Rabascall para vicepresidente, tienen el 36,5% de los votos válidos en primera vuelta, sobre el 22,9% de Noboa y el 21% de Yaku Pérez, quien fue postulado por la organización Pachakutik, tradicionalmente aliada de la izquierda, pero que ahora se ha decidido por proponer un candidato propio.

Si el curso de los acontecimientos continúa como va, el presidente de Ecuador será Arauz, sin embargo, el ambiente va tornándose más denso a la hora de acercarse la fecha de la elección, la presión sobre el consejo y el tribunal electorales se hará cada vez más fuerte, por lo que es importante establecer canales de veeduría internacional para un proceso que está sufriendo presiones externas del empresariado ecuatoriano.

“Álvaro Noboa, quien va segundo en las encuestas, ha interpuesto demandas contra varios miembros del Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral, con el fin de presionar que Compromiso Social, sea declarado ilegal para las elecciones.”

“Yaku Pérez fue postulado por la organización Pachakutik, tradicionalmente aliada de la izquierda, pero que ahora se ha decidido por proponer un candidato propio.”

 

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