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Editorial Blanca Rodríguez | renuncia | futuro

Blanca de Tabaré

La inesperada renuncia de Blanca Rodríguez

La renuncia de Blanca Rodríguez fue para la inmensa mayoría de los uruguayos, una noticia inesperada, y no tengo dudas de que su presencia diaria se extrañará.

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La renuncia fue para nosotros, y la inmensa mayoría de los uruguayos, una noticia inesperada, y no tengo dudas de que su presencia diaria se extrañará.

Es curioso, pero tal vez haya que recordar el poema de Zorrilla de San Martín para justificar la seducción que para los uruguayos tiene esta mujer que apareció en la televisión poco después de reencontrarnos con la democracia y que significó para todos una imagen y una voz creíble, serena, valiente e independiente, procurando escapar con su personalidad a la realidad de un sistema de medios hegemónico y concentrado que se afana en controlar la agenda informativa y lo que se ha dado en llamar la batalla cultural.

En todas las casas

Blanca, así la llamamos todos, es un familiar más en todas las casas de los uruguayos que, junto a la radio o a la televisión, serán acompañados hasta el próximo viernes por su presencia insoslayable.

Su simpatía, su carisma, su seriedad, su credibilidad y, por qué no, su belleza, la vuelven irrepetible y será muy difícil de sustituir, aún por el encanto de Carolina García, quien la reemplazará a partir de mañana.

Apuestas a su futuro

Hoy todos los medios especulan acerca de su renuncia y hacen apuestas sobre su futuro.

Blanca prometió seguir adelante con su vida y todos nos resistimos a perder a quien sus conocidos destacan por su honestidad intelectual, su talento, su generosidad, tenacidad, coraje, compañerismo, laboriosidad, creatividad, y su don de gente.

Tal vez nunca he vertido por nadie tantos elogios y, aunque la veo y escucho todos los días desde hace décadas, yo casi no la conozco, salvo algún encuentro más que casual y muy esporádico en el que apenas intercambiamos sonrisas y saludos.

Eso sí, aunque no miro nunca informativos de televisión, la escucho diariamente en la radio y me sorprende su sentido del humor, su picardía y su gracia tan distante de su austera imágen televisiva.

Si su futuro es la actividad política, como parlamentaria, como ministra o como candidata a la Intendencia, y tal vez intendenta de Montevideo, la política ganará muchísimo, porque a Blanca todos la respetamos, porque parece un referente para las mujeres y un ícono si se habla de sensatez, tolerancia y firmeza de ideas.

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