Álvaro Ahunchain es un intelectual liberal muy talentoso y culto que escribe editoriales en El País, el diario de la dictadura. Paradójicamente, utiliza esa tribuna para sermonearnos desde sus legítimas y auténticas convicciones liberales y curiosamente atribuye a sus adversarios la condición de ser deshonestos intelectualmente y malintencionados. La afirmación que es expresada por la oposición y que incomoda al nervioso editorialista atribuye al gobierno la voluntad explícita de gobernar para los “malla oro”.
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Las descalificaciones para los que afirman esta hipótesis no pueden ocultar que los hechos comprueban todos los días y confirman hasta la saciedad que este gobierno integrado por blancos, colorados, cabildantes e “independientes” gobierna para los más poderosos.
Este gobierno efectivamente gobierna para los malla oro como lo ha expresado sin subterfugios el mismísimo presidente de la República.
Este gobierno no gobierna para los trabajadores, ni para los comerciantes pequeños, ni para los jubilados, ni para los cuentapropistas, ni para los empresarios de las pequeñas y medianas empresas ni para los pequeños productores rurales.
Tampoco es de centroizquierda, como afirma Pablo Mieres.
Gobierna para los malla oro y no lo hace por maldad sino por convicción.
Evidentemente este gobierno herrerista cree que son los malla oro los que tiran del carro de la economía mientras el pelotón de los más humildes al final recogerá los frutos que sembrarán los otros.
Es lo que el papa Francisco define como la “teoría del derrame”, la que supondría que “todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar mayor igualdad e inclusión social”.
Esta idea, que según Francisco es “burda e ingenua”, “confía en los que detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del capitalismo… (el sistema económico imperante, dice Francisco).
La teoría es que los de arriba son los que generan la riqueza, los que invierten, los que arriesgan, los que producen y pagan impuestos y los de abajo son los que recogerán lo que se derrame y con estos mendrugos vivirán mejor.
A los de arriba todo y a los de abajo nada
No es necesario negarlo porque esa es la teoría. Tampoco es necesario imaginar a los malla oro como entidades malignas de dientes afilados. Ni tampoco suponer, como lo hace Ahunchain, que los malla oro son fuerzas seráficas que solo aportan desinteresadamente su creatividad, su imaginación, su creatividad y sus sueños al bien común.
Deshonestidad intelectual es pretender hacer creer que cuando Luis Lacalle Pou se refirió a los “malla oro” se quiso referir al almacenero, al pintor, al sanitario, al cuiadacoches o al microempresario que, por otra parte se fundieron por miles en estos veintitantos meses de su patético gobierno.
Si Ahunchain quiere saber por qué se dice que gobierna para los malla oro, debería preguntarse por qué este gobierno se propone aumentar la edad jubilatoria, porque los jubilaciones han perdido poder adquisitivo, porque ha bajado el salario real, porque los agroexportadores han ganado fortunas a paladas mientras aumentan los pobres, los asentamientos y los indigentes.
¿Por qué los supermercados triunfan mientras se funden los almacenes de barrio y de cercanía? ¿Por qué les pagan a los canales de televisión millones de dólares para pasar la señal en los celulares cuando antes se podían ver gratis? ¿Por qué le quitan a Antel el monopolio de la trasmisión de datos para que el servicio también lo puedan prestar los canales privados? ¿Por qué hay miles de personas durmiendo en la calle mientras los malla oro depositan miles de millones de dólares en paraísos fiscales?
Este gobierno no solo gobierna para lo malla oro, sino que este es el gobierno de los malla oro. Por eso tantos ministros son estancieros y empresarios y gobiernan para los que más tienen.
Mucha gente ya se dio cuenta de todas las mentiras que repitieron en la campaña electoral. Ya vio que los combustibles suben casi todos los meses, que las tarifas suben, que los alimentos están cada día más caros y que los impuestos también suben.
Pero no solo gobiernan para los ricos porque son ricos y porque creen que los ricos son los que producen la riqueza. Gobiernan para los poderosos porque los herreristas son conservadores y reaccionarios como lo destaca en un reciente libro nada menos que Julio María Sanguinetti.
Por eso quieren poner en prisión domiciliaria a los torturadores, por eso atacan a los profesores, por eso retacean los recursos de la Universidad o los destinados a la ciencia y la tecnología, por eso impulsan una ley regresiva de tenencia compartida, por eso ahogan a la Junta Nacional de Drogas.
Se vienen tiempos duros porque desde esos mismos editoriales de El País hay plumas que reclaman al gobierno apurar el paso.
Hay poco tiempo por delante si se quieren cumplir promesas aún más retrogradas y hay demasiadas promesas que cumplir y compromisos que satisfacer entre los otros integrantes de la coalición y entre variados apoyos que se muestran aún insatisfechos.
Pero el gobierno perdió el centro del ring y le costará recuperarlo. Me temo que el presidente y su imagen están muy golpeados y cuatro días de luna de miel en Cartagena de Indias son poco para recuperar energía.