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EEUU: Muertes olvidadas en tiroteos masivos

Por Rafael Bayce.

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Una de las tantas consecuencias negativas no biológicas de la pandemia, de las muchas que volverán a esas consecuencias peores que los efectos propios de la mera infección viral, es la invisibilización de cualquier otra noticia que no esté directa o indirectamente relacionada a la pandemia. Lo que resulta, al menos, en una enorme desinformación sobre la mayoría de los asuntos que normalmente atraen la atención masiva. Que son muchas veces más importantes que el aumento de los contagios en Tailandia o de los fallecidos en Vanuatu. O sea que la tasa normal de imbecilización pública que inducen los medios y las redes sociales se acelera sensiblemente.

La población mundial está en estado de shock permanente, casi hipnótico, acosada e invadida mediáticamente por una catarata de información y evaluación del desarrollo de la pandemia que magnifica, dramatiza, reitera y redunda una sesgada, dogmática e inquisitorial información y opinión evaluativa. Ese acoso mediático selectivo impide que muchos temas que conformaban el universo simbólico de interés sobre el mundo desaparezcan de la información jerarquizada en titulares, y también del menú de temas que demandan los receptores de esa información-opinión.

Ese mismo acoso mediático sesgado impide pensar en otras cosas y, ni que hablar, ocupa con ese acoso obsesivo y una cobertura aterrorizante, casi todo el campo de atención y de demanda temáticas, e impone su agenda comercial e ideológicamente guiada, mucho más que desde la realidad ocurrente y desde la verdad dialogalmente debatida; y ni hablemos del destrato medieval para quienes tengan una visión alternativa, no importa lo calificados, formados e informados que sean.

 

Pandemia, sueño americano y tiroteos masivos

Uno de los temas que ocupaban, antes de la pandemia, buena parte de una opinión pública menos manipulada que desde entonces, es la violencia por armas de fuego en Estados Unidos, tan superior a la del resto del mundo; lo que abre la posibilidad de cuestionamientos inteligentes e inquietantes sobre la tan celebrada american way of life (el modo americano de vivir) y sobre el ideal utópico del american dream (sueño americano). A esos importantes temas les hemos dedicado muchas columnas de Caras y Caretas, que supongo podrán consultar online, pese a que algunas se remontan varios años atrás ( i.e. los casos más letales, en Las Vegas 2017 con 58 muertos y 850 heridos, y en Orlando 2016, con 49 muertos y 53 heridos, fueron comentados por mí en Caras y Caretas).

En efecto, en medio de la pandemia, por ejemplo el 22/3/2021, hubo un tiroteo masivo en Boulder, Colorado, con 10 muertos -uno de los 35 peores saldos mortuorios por tiroteos masivos en Estados Unidos desde 1949-; peor que muchos que fueron periodísticamente cubiertos allí y por todo el mundo, hasta por nosotros. Pero la pandemia es casi monopólica, y psíquicamente imperial. No solo se ignoró la tan importante noticia, sino que tampoco se dijo otra cosa muy importante: que en la semana anterior a la referida matanza masiva de Boulder, hubo 5 tiroteos masivos más con 10 fallecidos, en un caso 8 asiáticos, con el condimento de odio étnico que incluye. Y esta semana, un policía blanco mató a un infractor de tránsito negro a pocos kilómetros de donde están juzgando al autor principal del asesinado negro George Floyd; si la pandemia se lo permite, quizás sepa algo de eso. Suerte, porque probablemente ese espacio-tiempo lo ocupen entrevistas que nos digan por millonésima vez que usemos tapabocas, gel y distancia.

Hay varios recuentos de tiroteos masivos en Estados Unidos: algunos arrancan en 1949; otros en 1966; el que nos basaremos, desde 1986 a 2012, para caracterizar algunos elementos importantes del tema.

Desde 1986 a 2012, en un conteo no solo norteamericano sino mundial comparado, el 31% de los tiroteos masivos letales fue made in USA; el 5% de la población mundial producía el 31% de los tiroteos masivos (agradable modo de vivir, de ensueño, comandado por la estatua de la libertad). Además, la mayoría se produce en lugares laborales o educativos, alterando más la vida cotidiana que en el resto del mundo, donde se producen cerca de lugares militares. El promedio de las víctimas, incluidos victimarios, es de casi 8 en USA, casi 9 en el mundo. Y los casos aumentan: antes de 1983 se registraban cada 200 días; desde entonces suceden cada 64, se triplicó la frecuencia. ¿Por qué todo eso? Veamos lo más común en la literatura sobre el asunto; yo he establecido algunos elementos causales más.

Hipótesis 1. Se trata de enfermos mentales mal medicados. Negativo: las enfermedades mentales han crecido mucho menos que los tiroteos masivos. Los que tiran son básica y técnicamente cuerdos, y crecientemente (¿!).

Hipótesis 2. Son venganzas tardías de revancha por bullying recibido en diversas épocas de la vida, que son mucho más ubicuos ahora mediante los teléfonos móviles con audiovisuales. Los bullying infantiles y adolescentes son quizás los más marcantes y con ulterioridades mayores. En algunos casos puede serlo claramente, en otros es más dudoso el hilo causal hacia un pasado suficientemente denso para ello.

Hipótesis 3. Búsqueda de fama. El creciente prestigio, ubicuidad e influencia de los medios de comunicación de masas haría tan grande la necesidad de la publicidad que sustituya el anonimato y la intrascendencia que hasta actos que acarrearían cárcel son cometidos para intentar al menos ser primus inter pares o evitar el ninguneo; hay testimonios explícitos de tiradores masivos que abonan la hipótesis, al menos parcialmente.

Hipótesis 4. Imitación o contagio, especialmente cuando se ve la repercusión mediática y en redes sociales de los tiroteos y de sus actores. La hipótesis tiene asidero con la creciente identificación de la autoestima personal, con la presencia o popularidad en medios públicos o privados. En cuanto a la imitación o contagio, la polémica ya es del siglo XIX, entre Gabriel Tarde, que postulaba la imitación como proceso social general y como inductor criminal, y Émile Durkheim, que decía que la propensión criminal era lo decisivo, y que la imitación lo era solo del modus operandi para ejecutar la propensión y la decisión. El triunfo fue de Durkheim en ese entonces, pero el mundo varió y hay investigadores que están viendo si ese resultado durkheimiano se mantiene hoy.

Hipótesis 5. Habría un mal seguimiento de sospechosos y de personas con antecedentes, así como también se dice que los enfermos mentales no serían tantos, pero sí mal seguidos. No es atractiva la hipótesis, por lo demás muy engorrosa de testear, más aún en un contexto comparado.

Hipótesis 6. El terrorismo islámico. Solo una minoría de los tiroteos masivos es de su autoría. Ni de la izquierda, que tuvo radicales en los siglos XIX y XX, pero casi no los tiene más. La mayoría es de adherentes a la nueva derecha de supremacistas blancos, según los recuentos de violencia en EEUU.

Hipótesis 7. El acceso y abundancia de la tenencia de armas de fuego, con legislación y prácticas permisivas, en EEUU, y un fuerte lobby de fabricantes y comerciantes de armas de fuego, más antecedentes constitucionales favorables enraizados en la necesidad de protección de hogares y vía pública de las guerras civiles. Esta hipótesis es de las más convincentes para explicar la dominancia norteamericana en los tiroteos masivos. En EEUU, el país con mayor tenencia de armas per cápita del mundo, hay 120 armas por habitante; duplica al segundo mayor país, Yemen, con solo 53, y en plena guerra civil etno-religiosa.

Hipótesis 8. La clásica y deslumbrante observación de Durkheim, de 1894 y 1897, afirma que si la civilización continúa elevando el umbral de satisfacción en un paquete de bienes y servicios creciente, y los modelos identificatorios, pero sin dar los medios para alcanzar esos ideales y modelos, y sin fortalecer una moralidad que refrene la ambición, el resultado será una constante y creciente frustración por no poder acceder a ideales y modelos; esa frustración, si es exógena, si se atribuye a obstáculos puestos por otros para su consecución, podrá producir criminalidad para obtenerlos, contra la propiedad o contra las personas, por venganza y resentimiento. Pero si esa frustración se autoatribuye a incapacidad o carencia de preparación o habilidad propia, si es endógena, provocará problemas psíquicos en el límite suicida.

En anteriores coberturas de tiroteos masivos en EEUU, en línea con Durkheim, hemos señalado que, tanto el american way of life como el american dream, son ideales utópicos en los que cree la inmensa mayoría de los inmigrantes para hacerlo. El problema, también estudiado en Francia, es el de la segunda generación y posteriores, que no encuentran materialización de los ideales de sus padres en su vida, deben renunciar a su ascendencia, no consiguen su lugar en la nueva sociedad, se frustran y odian a la sociedad que les hizo renunciar a su tradición y pelearse con sus padres para privilegiar su sociedad adoptiva por sobre la nativa.

Hipótesis 9. Estoy recibiendo material informativo de la abundante investigación que se está realizando sobre la influencia concreta de los medios en diversas conductas públicas. Respecto a los tiroteos masivos, parece ser que la cobertura privilegiada de los tiroteos es uno de los mejores predictores de posteriores tiroteos masivos plurales. Ante una intensa cobertura, son esperables 3 tiroteos más, entre los 4 y los 14 días posteriores a ella. Un R0 de 3, en jerga pandémica de moda. Y esa cobertura privilegiada se da cuando no hay noticias suficientemente atractivas sobre desastres naturales. Ya ampliaremos cuando los estudios se completen, pero los carroñeros, se sigue confirmando, precisan malas y cruentas noticias, y que su intervención las multiplica, lo que recibirán con cara de inocente espanto, pero de bolsillos llenos.

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