La canciller Angela Merkel se vio obligada a imponer un confinamiento duro de cara a la Navidad.
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En mayo de 2020, el Instituto Coordenadas (una institución española de Gobernanza y Economía Aplicada) afirmaba que la fortaleza alemana se basaba en que aproximadamente el 70% de los centros sanitarios de Alemania están gestionados por compañías privadas, fundaciones, organizaciones mutuales benéficas o grupos religiosos y el 30% restante queda bajo gestión pública. “Esta estructura incorpora un alto grado de elementos de gestión empresarial al manejo de los centros sanitarios, lo que les aporta altas dosis de flexibilidad para adaptarse a todo tipo de circunstancias”, decía el Instituto Coordenadas.
“La organización de los centros sanitarios alemanes obedece en la mayoría de los casos a criterios habituales en la gestión corporativa, sin ataduras estatutarias contrarias a los valores de eficacia y transparencia, lo que facilita la reorganización de los servicios en cualquier momento y la disponibilidad del personal y material especializado”, agregaba.
Cinco grandes errores
Cinco grandes errores se señalan como causas de este cambio: el rastreo fracasó por completo y la aplicación Corona-Alarm, en la que se habían invertido 69 millones de euros también.
La protección a la ciudadanía no ha sido la acertada y los grupos de riesgo han quedado desprotegidos.
La división absoluta en la toma de decisiones entre la Conferencia de presidentes de los Bundesländer (gobiernos regionales) quedan cada vez más enfrentadas frente a las opiniones desde el Ejecutivo de Merkel.
Otro de los grandes problemas ha sido siempre el déficit de personal médico y sanitario.
Y, por último, el confinamiento duro ha provocado un daño colateral más grave aún. Muchos enfermos de covid no están acudiendo a los centros médicos y el control de los contagiados se está haciendo cada vez más difícil.
El Drostengate
El 23 de enero de 2020, en la revista científica Eurosurveillance, del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, el Dr. Christian Drosten, así como varios colegas del Instituto de Virología de Berlín en el Hospital Charité, y el jefe de una pequeña empresa de biotecnología con sede en Berlín, TIB Molbiol Syntheselabor GmbH, publicó un estudio que afirmaba haber desarrollado la primera prueba eficaz para detectar si una persona está infectada con el nuevo coronavirus identificado en los primeros días en Wuhan. El artículo de Drosten se tituló “Detección del nuevo coronavirus de 2019 (2019-nCoV) mediante RT-PCR en tiempo real”.
Drosten se convirtió en el virólogo más influyente sobre el gobierno de Merkel.
La noticia fue respaldada de inmediato por el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom. Desde entonces, la prueba respaldada por Drosten para el virus, llamada prueba en tiempo real o RT-PCR, se ha extendido a través de la OMS en todo el mundo, como el protocolo de prueba más utilizado para determinar si una persona podría tener la enfermedad covid-19.
El 27 de noviembre, un respetado grupo de 23 virólogos, microbiólogos y científicos de todo el mundo hizo un llamado a Eurosurveillance para eliminar el artículo de Drosten del 23 de enero de 2020. Su cuidadoso análisis de la pieza original es condenatorio. La suya es una verdadera “revisión por pares”. Acusan a Drosten de incompetencia científica “fatal” y lagunas en la promoción de su prueba. El informe está encabezado por el biólogo y doctor en ciencias médicas Pieter Borger, quien trabajó para varios institutos de investigación, incluida la Universidad de Groningen (Holanda), la Universidad de Sídney (Australia) y las universidades de Basilea y Zúrich (Suiza). Experto en biología molecular de la expresión génica y redes de transducción de señales, publicó más de 70 artículos en las principales revistas internacionales.
Aún más increíble, el protocolo de prueba Drosten, que ya había enviado a la OMS en Ginebra el 17 de enero, fue recomendado oficialmente por la OMS como prueba global para determinar la presencia del coronavirus de Wuhan, incluso antes que se publicara el artículo.
Diez problemas mortales
El informe Borger identifica lo que ellos llaman “diez problemas mortales” en el artículo de Drosten del pasado mes de enero.
La descripción confusa e inespecífica en el artículo de Corman-Drosten no es adecuada como protocolo operativo estándar. Estas posiciones no especificadas deberían haberse diseñado de manera inequívoca, dicen Borger y otros.
Pero lo que es aún más condenatorio para Drosten es el hecho de que en ninguna parte mencionó que una prueba fuera positiva o negativa, o lo que define un resultado positivo o negativo, se critica.
El informe Borger señala: “Estos tipos de pruebas de diagnóstico virológico deben basarse en un Protocolo operativo estándar (SOP), que comprende un número fijo y validado de ciclos de PCR (valor Ct) después de los cuales una muestra se considera positiva o negativa.
El valor Ct máximo razonablemente confiable es de 30 ciclos. Por encima de un Ct de 35 ciclos, se puede esperar un número rápidamente creciente de falsos positivos. Los estudios científicos muestran que sólo se detectan virus no infecciosos (muertos) con valores de Ct de 35 ”.
La OMS y Drosten recomiendan un Ct de 45 ciclos y, al parecer, actualmente los funcionarios de salud alemanes también lo están haciendo. No es de extrañar que, a medida que aumenta el número de pruebas al comienzo de la temporada de gripe invernal, los “positivos” de la PCR en Alemania y en otros lugares están aumentando enormemente. Como señalan los autores críticos, si las autoridades sanitarias especificaran un máximo de 35 ciclos, solo quedaría el 3% de los verdaderos positivos. Agregan que “un resultado analítico con un valor Ct de 45 carece de significado científico (un valor Ct razonable no debe exceder 30). Todo esto debe comunicarse con mucha claridad.
Es un error significativo que el artículo de Corman-Drosten no mencione el valor máximo de Ct en el que una muestra puede considerarse inequívocamente como un resultado de prueba positivo o negativo. Este límite de umbral de ciclo significativo tampoco se especifica en las presentaciones de seguimiento hasta la fecha. Los autores agregan: “El hecho de que estos productos de PCR no hayan sido validados a nivel molecular es otro error sorprendente del protocolo, que hace que cualquier prueba basada en él sea innecesaria como herramienta de diagnóstico específica para identificar el virus SARS-CoV 2”.
¿Drosten tiene doctorado?
La devastadora revisión realizada por 23 científicos líderes, incluidos científicos con patentes relacionadas con la PCR, el aislamiento y la secuenciación del ADN, y un excientífico jefe de Pfizer, es condenatoria, pero este no es el único problema al que se enfrenta el profesor Christian Drosten en la actualidad. Él y los funcionarios de la Universidad Goethe de Fráncfort, donde afirma haber obtenido su título de médico en 2003, están acusados de fraude de títulos. Según el Dr. Markus Kühbacher, especialista que investiga el fraude científico como el plagio de tesis, la tesis doctoral del Dr. Drosten debía presentarse en una fecha determinada ante las autoridades académicas de su universidad, quienes luego firmaban un formulario legal, con firma auténtica, sello de la universidad y la fecha, con el título de la tesis y el autor, para su envío a los archivos de la casa de estudios. Allí deberán depositarse tres copias originales de la tesis.
Kühbacher acusa a la Universidad Goethe de encubrimiento al afirmar erróneamente que la Revisionsschein (forma legal) de Drosten estaba archivada. El portavoz de la universidad se vio obligado a admitir que no se había presentado, al menos no se podía rastrear. Además de las tres copias obligatorias del expediente de su tesis doctoral, de gran relevancia dada la trascendencia global del papel de Drosten en la gestión de la crisis del coronavirus, dos copias han «desaparecido» y la única copia restante está dañada por el agua. Kühbacher dice que es probable que Drosten enfrente acciones legales por un título de doctorado fraudulento.
Revisión necesaria
Los defensores del pensamiento crítico en la ciencia exigen que se debe ejercer con rigor.
La crítica sobre el trabajo de Borger y otros es que aún no ha sido revisado por sus pares.
El virólogo uruguayo Álvaro Fajardo fue consultado por Montevideo Portal sobre si “en Uruguay se están dando como positivos casos que no son infectivos”.
Fajardo sostuvo que si a alguien le detectan el virus entre el ciclo 30 y 35, especialmente cerca de 35, es muy baja la posibilidad de que sea infectivo. “El problema es que para demostrar si infecta o no, se requieren ensayos que hoy no se pueden hacer en Uruguay. Eso implica tomar una muestra, inocularla en un cultivo celular y esperar que el virus infecte las células y genere más virus. Para eso se requieren instalaciones de bioseguridad de nivel 3 que por ahora no hay en funcionamiento en Uruguay (aunque recientemente se inauguró la primera de este tipo en Salto)”, dijo.
Fajardo señaló que el estudio de Borger se trata de un trabajo no arbitrado aún (no fue revisado por pares, es lo que se llama pre-print) y que además contiene múltiples errores de concepto (aunque reconoció la validez de algún punto, como el de dar importancia al valor de Ct). “Discuten permanentemente que da lugar a falsos positivos y van a lo dicho, al ejemplo de que en el ciclo 35 solo el 3% presenta virus infectivos, pero la técnica no sirve para discriminar quién es infectivo y quién no. La PCR detecta secuencias genéticas que únicamente se encuentran en el organismo en cuestión, como una ‘firma molecular’. Que en algunos casos tenga baja probabilidad de tener el virus infectivo no significa que esté arrojando falsos positivos”, apuntó.
Aclaró además que el protocolo de Charité fue solo uno de los siete sugeridos por la OMS y que las técnicas que desarrollaron en su laboratorio (aquí en Uruguay) están basadas en el protocolo de Hong Kong y en el del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, no en el que fue criticado.