-Ay, Álvarez. Estoy compungido.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
-¿Mal de amores, Borges?
-Para nada. ¿Se acuerda de la historia que le conté la semana pasada del flamante presidente del Instituto Nacional de Cooperativismo (Inacoop), Martín Fernández, el pichón de Jorge Larrañaga?
-Sí, que había caído allí por un fuerte pedido del Guapo, su tutor. Y que estaba como perro en cancha de bochas en su nuevo puesto.
-¡Exactamont!
-¿Que le pachó al hombre? ¿Empezó a sufrir ataques de pánico?
-Le cuento la historia.
-Métale que son pasteles.
-La anterior administración, encabezada por el exdiputado frenteamplista Gustavo Bernini, instrumentó con el Instituto Nacional de Empleo y Formación (Inefop) el denominado Plan de Formación Cooperativa (Procoop).
-Repase de que se trata, si’l vous plait.
-Cómo no. A sus plantas rendido un león. El Procoop era un programa destinado a capacitar a los cooperativistas en áreas como la agraria, el ahorro y el crédito, el consumo, cuestiones relacionadas con el vínculo con las políticas sociales y la vivienda.
-Notable.
-Se hizo una inversión de US$ 2 millones entre los organismos que le mencioné por dos años. Bernini, durante la transición, y viendo que la coalición multicolor iba a buscar cangrejos bajo las piedras, encomendó a la consultora KPMG que realizara una auditoría sobre los gastos y resultados del programa para despejar cualquier tipo de dudas.
-Digno de un buen gestor.
-Fernández se restregaba las manos. En sus cavilaciones, aguardaba irregularidades. Pero al pichón de Larrañaga se le cayó la estantería cuando vinieron los resultados de la consultora privada. KPMG dictaminó que todo se había desarrollado con total transparencia. El hombre soñaba con hacer una conferencia de prensa para denostar a la anterior administración y quedar como un alumno que hace bien los deberes ante el docente. Es decir, el presidente Luis Lacalle Pou.
-¡A la pipetuá!
-Viendo que no tenía estiércol para ensuciar al Frente Amplio, decidió convertirse en un gentilhombre y ganarse la simpatía de los funcionarios de la Inacoop. Era su caballito de batalla porque “el joven manos de tijera”, el verdadero ministro de Economía de este gobierno, Isaac Alfie, le va a sacar una buena tajada del presupuesto.
-¿Sabe nadar?
-Sí claro, fui diez años a mi querido Club Bohemios. ¿Por qué me lo pregunta?
-Porque en estos años vamos a meter brazos como loco para no hundirnos.
-Ah, pero yo no llego ni a 50 metros.
-Consiga un salvavidas.