Han pasado seis elecciones presidenciales seguidas disputadas por el PSDB de Fernando Henrique Cardoso y el PT de Lula. La polarización se ha deshecho a partir el golpe contra Dilma Rousseff y el gobierno de Michel Temer.
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El PSDB, habiendo cuestionado la victoria electoral de Dilma, respaldando el golpe en contra de ella y apoyando y participando en el gobierno de Temer, ha perdido su lugar como representante tradicional de la derecha en Brasil. Un expresidente del partido, el senador Tasso Jereissatti, ha hecho recientemente una autocrítica por esos errores. Pero ya sin tiempo para su corrección y para salvar al partido.
Representación del PSDB
El PSDB cedió el lugar de representación de la derecha a una corriente de extrema derecha. Esta representada por la candidatura de Bolsonaro. Aun en primera vuelta, las encuestas demostraban que la gran mayoría de los electores del PSDB en San Pablo, su núcleo tradicionalmente más fuerte, no apoyaban al gobernador de la provincia, líder de es partido, Geraldo Alckmin. Estaban con Bolsonaro. Esto expresa el proceso de radicalización a la derecha que las bases del PSDB habían sufrido.
Ese proceso no ha ocurrido en la izquierda. A pesar de los pronósticos de que el PT sufriría un proceso similar, el partido ha resistido muy bien bajo el liderazgo de Lula. Ocupa el lugar central de la izquierda en la polarización política nacional. Se mantiene como el partido con la mayor bancada en la Cámara de Diputados. Ha elegido o reelegido sus gobernadores en el nordeste de Brasil, región donde el PT, en alianzas con otros partidos, ha elegido o va a elegir a los nueve gobernadores. El PT sigue liderando la izquierda, con alianzas con algunos partidos en primera vuelta, con todos en segunda vuelta.
No se ha dado el proceso que el PSDB ha sufrido en la derecha. El partido que pudiera ocupar el lugar del PT, el PSOL, ha aumentado su número de diputados, pero sigue sin tener el gobierno municipal o de provincias. Asimismo su candidato a presidente de Brasil, un político de mucha calidad, Guiherme Boulos, líder del Movimiento de los Trabajadores sin Techo, ha tenido apenas 4% de los votos, el peor desempeño de un candidato del PSOL a la presidencia.
El PT y el fortalecimiento de la derecha
¿Qué relación tiene el PT con ese fortalecimiento brutal de la extrema derecha? Este fenómeno es claramente la reacción rabiosa de las elites brasileñas. También de amplios sectores de las capas medias a las inmensas conquistas de las clases populares durante los gobiernos del PT. Aunque no se trata de una revolución. Es el mismo mecanismo de surgimiento de procesos contrarrevolucionarios como reacción a los procesos revolucionarios.
Si los gobiernos del PT no hubieran logrado introducir transformaciones importantes en las relaciones de poder, la derecha no tendría necesidad de una reacción tal radical. No movilizaría todos los recursos de los que dispone, legales e ilegales, para enfrentarse a la posibilidad de retorno del PT al gobierno.
La campaña del PT se basa en el objetivo de convencer a la mayoría de la sociedad brasileña de que se trata no de tener armas en la mano, sino un libro en una mano y un bolso de trabajo en la otra. La de Bolsonaro se apoya en el planteamiento de que habría que resolver los problemas de Brasil por la fuerza, por la discriminación y por el recorte todavía mas grande de los derechos de los trabajadores.
Lo que ha sido decisivo es la monstruosa campaña de la extrema derecha. Basada en las iglesias evangélicas y alimentada por una máquina gigantesca de fake news y de robots. Esta ha logrado imponerse haciendo que la campaña adversaria se quede en la defensiva. De esa manera tiene que volcarse para contestar e intentar desenmascarar la serie de acusaciones y versiones falsas que se diseminan a cada hora. Una actividad que el Superior Tribunal Electoral ha afirmado que es incapaz de impedir. Es una nueva modalidad de campaña. Pasa a ser parte integrante de la guerra híbrida, como nueva estrategia internacional de la derecha.
Aun con toda esa monstruosa campaña, una encuesta hecha ahora, en segunda vuelta, confirma todo lo que se sabía antes. Si pudiera ser candidato, Lula ganaría con tranquilidad a Bolsonaro. Esto hace que la elección brasileña sin Lula se vuelva un fraude.