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Sociedad

El valor del agua

Este año el Día Mundial del Agua se conmemoró bajo la consigna «el valor del agua» con el objetivo de generar una reflexión colectiva sobre su significado y su importancia para el planeta, así como repensar estrategias para su protección. El agua es concebida como un recurso vital para la vida, pero todavía hay 2.200 millones de personas en el mundo sin acceso a este recurso.

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El pasado 22 de marzo se conmemoró el Día Mundial del Agua, fecha reconocida por la Asamblea General de Naciones Unidas en el año 1992, a partir de una Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo.

El agua es concebida como un elemento imprescindible para el ser humano por lo cual ha sido reconocida como un derecho fundamental en diversos tratados internacionales de derechos humanos. De acuerdo a lo establecido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU (Cdesc) en su Observación General 15: «Toda persona tiene derecho al agua» porque «es imprescindible para una vida digna y es vital para la realización de muchos otros derechos, tales como los derechos a la salud, a la vida y a un nivel de vida adecuado».

El Cdesc también sostiene que los Estados deben garantizar el suministro de agua para sus diferentes usos, poniendo especial énfasis en el acceso al recurso por parte de las personas que viven en situación de vulnerabilidad. «Todas las personas deben tener acceso a una cantidad suficiente de agua potable para prevenir la deshidratación y mantener la salud básica, con especial atención a los más vulnerables de la sociedad. Si bien los Estados deben dar prioridad a garantizar el suministro de agua para uso personal y doméstico, también se deben tomar medidas para garantizar la disponibilidad y la sostenibilidad del agua para la producción de alimentos, la higiene ambiental, la seguridad de los medios de subsistencia y el disfrute de las prácticas culturales pertinentes».

«La adecuación del agua dependerá de la prevalencia de las condiciones sociales, económicas, culturales, climáticas y ecológicas, ya que el agua debe ser entendida como un bien social y cultural más que fundamentalmente como un bien económico», agrega el documento.

Por otro lado, en la mencionada observación el organismo internacional detalla las obligaciones de los Estados en relación a respetar, proteger y garantizar el derecho al agua, y destaca las características esenciales e interrelacionadas a ese derecho. Esto es, garantizar la disponibilidad, calidad y accesibilidad del recurso.

La disponibilidad hace referencia al acceso a la cantidad de agua necesaria para satisfacer las necesidades básicas de las personas. En tal sentido, explican que «la cantidad mínima de agua requerida variará dependiendo del contexto (incluyendo el estado de salud, el clima y las condiciones de trabajo); los usos personales y domésticos ordinarios del agua generalmente incluirán el consumo, el saneamiento, el lavado de la ropa, la preparación de alimentos y la higiene personal y del hogar».

La calidad es otra garantía que debe asegurar el Estado. Esto significa que el agua para uso personal y doméstico «debe estar libre de sustancias nocivas tales como microorganismos, sustancias químicas o radiactivas. Su olor, color y sabor deben ser aceptables para el consumo humano».

Con respecto a la accesibilidad, se deben tener en cuenta cuatro elementos claves: la accesibilidad física, la accesibilidad económica, la no discriminación y el acceso a la información. «El agua, así como las instalaciones y los servicios relacionados deberán estar al alcance geográfico de todas las personas, sin discriminación ni prohibición de ningún tipo. Deberá ser posible tener acceso al agua dentro o cerca de cada hogar, centro educativo y lugar de trabajo. Los Estados deben garantizar que las instalaciones y servicios de agua sean seguros para el acceso, y atender las necesidades de género, cultura, ciclo de la vida y privacidad. Los costos y cargos directos e indirectos asociados con el consumo del agua o su uso deben estar al alcance de todas las personas, y no deben poner en peligro la consecución de otros derechos humanos».

Según cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud y Unicef en el año 2019, dos de cada cinco personas en el mundo no cuentan con instalaciones básicas para lavarse las manos. Asimismo, señalan que una de cada tres personas en el mundo no tiene acceso a agua segura.

Cabe recordar que, actualmente, el acceso al agua y a al saneamiento para todas las personas del mundo es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la Organización de las Naciones Unidas espera cumplir antes de 2030.

 

Reflexión y concientización

Este año el Día Mundial del Agua se conmemoró bajo la consigna «el valor del agua», que busca generar una reflexión colectiva sobre el significado y la importancia de este recurso para el planeta. Con este objetivo, las Naciones Unidas lanzó la campaña #Water2me para conocer el significado que tiene el agua para el planeta, así como para tomar conciencia sobre la necesidad de su conservación y protección.

Con respecto a la situación actual del agua en el mundo, la ONU advirtió que se encuentra «muy amenazada por el crecimiento de la población, las crecientes demandas de la agricultura y la industria, y el empeoramiento de los impactos del cambio climático. Mientras las sociedades equilibran las demandas de recursos hídricos, los intereses de muchas personas no se tienen en cuenta».

De acuerdo a un informe publicado por el organismo internacional en el marco de la jornada dedicada al Día Mundial del Agua, este valioso recurso es «cada vez más escaso en un mundo que lo precisa para encarar sus grandes desafíos demográficos y climáticos. La falta de reconocimiento de su valor es la principal causa de su mal uso y desperdicio.

El líder del organismo internacional, António Guterres, explicó que “un ciclo del agua bien gestionado significa una defensa contra la enfermedad y la indignidad”.

Por otro lado, el informe problematiza sobre la situación en la que viven millones de personas que no tienen agua potable en sus vidas. «El agua es un recurso único e insustituible, es base de la vida, las sociedades y las economías. El acceso a ella es también un derecho humano; sin embargo, 2.200 millones de personas carecen de este acceso», expresa el escrito.

En tal sentido, el secretario de la ONU aludió a “la falta crónica de inversión en agua y saneamiento» y opinó que «si no se cuadruplican los esfuerzos e inversiones, no se podrá cumplir con la meta de lograr el acceso universal al agua para 2030, como lo marca la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible».

 

El agua en Uruguay

En Uruguay, el agua es reconocida por la Constitución Nacional «como esencial para la vida» y el acceso al agua potable y al saneamiento es concebido como un “derecho humano fundamental».

Este año, en el marco de la conmemoración del Día Mundial del Agua, la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh) emitió una declaración en la cual recordó que «el acceso al agua potable es indispensable para vivir dignamente y es condición previa para la realización de todos los derechos humanos (derechos a la vida, a la salud, al trabajo, educación, vivienda, etc.)».

Además, la Inddhh revalorizó el recurso haciendo referencia a la actual situación de emergencia sanitaria en la que la higiene corporal se transformó en la principal medida preventiva para combatir el avance del coronavirus, «por lo cual garantizar el acceso al agua potable resulta fundamental».

El organismo también recordó que «los Estados deben vigilar y proteger las fuentes de agua potable, garantizar que los proyectos de desarrollo no obstaculicen el acceso al agua para abastecimiento a poblaciones, monitorear las actividades que puedan afectar la disponibilidad del agua y la pérdida de biodiversidad, así como establecer mecanismos efectivos de respuesta para las situaciones de emergencia».

«En particular, es fundamental que el Estado tenga un rol activo en garantizar el acceso a agua potable de la población más vulnerable. En especial, las personas que se encuentran en situación de calle, que viven en asentamientos o en viviendas precarias y las personas que han perdido sus fuentes de ingresos para solventar los servicios esenciales», agregó la Inddhh.

En la misma línea, citando el Art. 47 de la Constitución Nacional, recordaron que “los usuarios y la sociedad civil participarán en todas las instancias de planificación, gestión y control de recursos hídricos; estableciéndose las cuencas hidrográficas como unidades básicas”.

La Inddhh rememoró las recomendaciones que viene realizando para que se garantice «el fortalecimiento de los Consejos Regionales de Recursos Hídricos y las Comisiones de Cuenca, de acuerdo a la normativa vigente, así como las evaluaciones ambientales en etapas tempranas de los proyectos de desarrollo y el impulso de la investigación científica interdisciplinaria para la protección del agua».

Otro de los planteos que realizó la institución es que los espacios de participación pública para temas referidos al agua han sido socavados ante la necesidad de distanciamiento social. «En la medida que estos espacios resultan de especial relevancia, la Inddhh apuesta a que se continúen proyectando, potencializando las herramientas normativas que coexisten, a la vez que reitera su compromiso para colaborar con los organismos del Estado en la gestión de la emergencia sanitaria existente desde una perspectiva de derechos humanos».

 

Un país privilegiado

La Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) fue una de las instituciones estatales uruguayas que este año se adhirió a la consigna de «valorar el agua» propuesta por la ONU. Se trata de un organismo creado en el año 2002 con la finalidad de regular, fiscalizar y asesorar en materia de agua, saneamiento, energía y combustibles.

En diálogo con Caras y Caretas, su directora, la ingeniera química Silvana Romero, reflexionó sobre el Día Mundial del Agua, este año conmemorado en plena pandemia, y opinó que «más que nunca debemos llamar a la reflexión sobre el valor ambiental, social y cultural que la población del planeta debe darle a este recurso vital y su importancia para todos los seres vivos».

«El agua potable tiene un papel fundamental en el combate de la pandemia que afecta al mundo entero, por lo que cada vez se torna más imperioso que todos los países logren el acceso universal a agua segura», agregó

De acuerdo a la jerarca, valorar el agua implica «comenzar desde los más simples y pequeños actos cotidianos que realizamos en el hogar, en el trabajo, en los centros de enseñanza».

Es necesario, a su entender, evitar la pérdida innecesaria de miles de litros de agua y de esa forma contribuir al logro de una mejor distribución y preservación.

«Todavía resta mucho trabajo e inversiones a nivel mundial para el logro del acceso universal al agua potable. Desde Ursea, así como desde otros organismos de nuestro país, se trabaja a través de cooperaciones internacionales aportando nuestro conocimiento y experiencia en la materia, y en ocasiones otro tipo de apoyo (como por ejemplo la instalación de plantas potabilizadoras portátiles en países en emergencia sanitaria)».

Consultada sobre la problemática mundial del acceso al agua y el impacto que genera en este asunto la cotización del recurso en la bolsa de valores, Romero expreso: «La cotización del agua en bolsa por ahora es un indicador de que se está observando a nivel mundial. Entendemos que el agua es un bien público que no debe considerarse en el mercado simplemente como un bien más y que el uso para consumo humano debe ser prioritario en todos los países».

Con respecto a la accesibilidad al agua segura en Uruguay, Romero expresó que «nos podemos considerar privilegiados, ya que fruto de las políticas definidas para el sector y ejecutadas por la empresa prestadora OSE, 99% de la población nucleada cuenta con acceso a agua potable».

«La cobertura del servicio de agua potable a nivel país es muy elevada. De acuerdo con lo relevado en las Encuestas Continuas de Hogares del Instituto Nacional de Estadística, el porcentaje de hogares abastecidos a través de redes a nivel país es de 95% y de 99% en las zonas urbanas», detalló.

Sobre la posible influencia de la suba de tarifas en la cuestión del acceso al recurso, Romero explicó: «Uruguay cuenta con tarifas bonificadas de acuerdo con lo establecido en los decretos tarifarios correspondientes, aplicables, entre otros, a beneficiarios de planes sociales del Mides. Consiste en un subsidio sobre el consumo básico de agua potable, en la facturación por cargo fijo y variable de agua y saneamiento».

Con respecto al estado del recurso hídrico en nuestro país, valoró que Uruguay cuenta con una red hidrográfica extensa, así como fuentes subterráneas, lo cual lo transforma en un país privilegiado en cuanto a disponibilidad de agua. No obstante, reconoció que si bien para una gran mayoría de la población, abrir el grifo y que salga agua potable es parte de su realidad cotidiana, todavía hay muchas personas sin acceso.

«La extensa red de OSE lleva agua potable a todo el país; algo tan natural para unos es un gran anhelo de otros. A veces ocurre que la disponibilidad de agua no se encuentra en las zonas de mayor demanda, pero en todos los casos, la prioridad para su uso es el abastecimiento de agua potable a poblaciones».

Otro aspecto importante que destacó Romero es la calidad del agua que tiene Uruguay. «OSE suministra agua segura a la población pues lleva adelante los procesos de potabilización necesarios y también realiza controles de calidad y, a su vez, Ursea realiza la fiscalización correspondiente para verificar el cumplimiento de los valores de los diferentes parámetros establecidos en la normativa».

 

La calidad como objetivo

Ursea contribuye de varias formas en el acceso de la población uruguaya al agua. Una de estas, explicó Romero, es mediante el Programa de Vigilancia de la Calidad del Agua Potable distribuida por redes en distintas localidades del país. «De acuerdo a este programa, se fija dónde y cuándo se deben extraer muestras del agua distribuida para consumo humano. Para realizar los muestreos y análisis se cuenta con la participación de la Unidad de Análisis de Agua de la Facultad de Química de la Udelar.

Por otro lado, siguió Romero, Ursea analiza y procesa los datos e informes que recibe de OSE, ya sea de forma periódica o si se identifican determinadas situaciones, de acuerdo con lo establecido en los protocolos correspondientes.

Los mencionados informes a los que refiere la entrevistada surgen de los controles operativos y de verificación de la calidad del agua que realiza OSE sobre todos sus sistemas de abastecimiento.

Romero valoró que, actualmente, se ha verificado un adecuado nivel de cumplimiento de los valores máximos permitidos establecidos en la normativa para los distintos parámetros. «En el caso que se obtengan resultados no conformes de parámetros que eventualmente podrían afectar la salud, se comunica a OSE a los efectos de que se tomen las acciones correspondientes para corregir el incumplimiento, lo que es verificado por Ursea posteriormente. A su vez, cuando corresponde, se da aviso al Ministerio de Salud Pública y al Ministerio de Ambiente».

La experta también recordó que desde 2018 se ha definido la obligatoriedad de que OSE implante Planes de Seguridad del Agua (PSA) en todos los sistemas de abastecimiento del país, lo cual se condice con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud: “La forma más eficaz de garantizar sistemáticamente la seguridad de un sistema de abastecimiento de agua de consumo humano es aplicando un planteamiento integral de evaluación y gestión de los riesgos, que abarque todas las etapas del sistema de abastecimiento, desde la cuenca de captación hasta su distribución al consumidor”.

La presidenta de Ursea también adelantó que la institución se encuentra desarrollando un proyecto de reglamento de calidad de los servicios de agua potable y saneamiento que busca contribuir en la mejora.

En relación a los proyectos o estrategias existentes para la protección de este recurso, Romero explicó que si bien la competencia relativa a los recursos hídricos se encuentra en la órbita del Ministerio de Ambiente, desde Ursea «observamos permanentemente y nos mantenemos atentos a las acciones que se tomen relativas a la protección de cuencas». Asimismo, agregó, la institución aporta su opinión técnica cada vez que son convocados a reuniones o comisiones interinstitucionales que abordan proyectos para la protección. «El conocimiento de las fuentes de agua resulta fundamental para los procesos posteriores de potabilización».

Al mencionar los desafíos de Ursea, Romero recordó que la institución tiene un ámbito de acción muy amplio, ya que no solo regula y fiscaliza en materia de agua y saneamiento, sino que tiene a su cargo las regulaciones relacionadas a la energía eléctrica, hidrocarburos, generadores de vapor, eficiencia energética y energía solar térmica.

En tal sentido, manifestó que el objetivo planteado es «la coordinación interinstitucional con los distintos organismos del sector, la cual resulta fundamental para trabajar de forma alineada y sin superposición de esfuerzos para lograr una meta en común que es la mejora de la calidad de los servicios».

 

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